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No se asusten. Yo soy fascista, facha, radical, “piolín”, extrema derecha, hijo de puta y otras lindeces que ya me son familiares. Y, por tanto, puedo hablar de Franco o de lo que me salga de los cataplines, como a mis admiradísimas Isabel, Macarena y Cayetana. O reproducir un artículo que escribí hace 47 años (20 de noviembre de 1975) y que me he encontrado estos días revolviendo entre mis papeles, mis carpetas y mis libros. Se titula, o tituló, según tengo anotado se leyó por “Radio Intercontinental de Madrid” el día 21 de noviembre de 1975, o sea, cuando todavía estaba en el Palacio Real de cuerpo presente el Caudillo, y todavía no había sido coronado Juan Carlos. En la misma carpetilla azul donde guardaba el artículo, me encontré con algunos recortes y teletipos que hoy ya no figurarán en ninguna parte (salvo en los archivos de otro loco como yo).

Fue este artículo:

Franco ha muerto

Sí, pero algo queda

Buenas tardes, amigos de la “Inter”, aunque no demasiado buenos, ni siquiera buenos, estando, hoy viernes 21 de noviembre de 1975, el cadáver del Caudillo de España de cuerpo presente en el Palacio Real.

Pues sí, Franco ha muerto y eso es, ya, un hecho irreversible. Aquí no hay milagros que valgan. Lo podréis llorar, lo podremos. Lo podréis echar de menos, lo podremos. Lo podréis recordar, lo recordaremos… pero, amigos míos, la vida es la vida y la muerte es la muerte.

Y Franco ha muerto y muerto está y estará ya para siempre. Porque la muerte es irreversible.

Como irreversible será que mañana mismo sea Coronado el nuevo Rey, que, como está “atado y bien atado”, será el Príncipe heredero, don Juan Carlos de Borbón y Borbón.

Aunque yo, en mi criterio personal, habría sugerido al Consejo de Regencia (que en este caso lo formaban don Alejandro Rodríguez de Valcárcel, Presidente de las Cortes y del Consejo del Rey; don Pedro Cantero Cuadrado, Arzobispo más antiguo y don Ángel Salas Larrazábal, General con mayor graduación y más antiguo.) una agenda diferente. Yo no habría fijado el acto de Coronación tan pronto y habría ganado un tiempo de reflexión (en política el ritmo es fundamental). Entre otras cosas para considerar dos hechos fundamentales:

La elección de la Monarquía como forma de Estado
El nombramiento de un nuevo Gobierno independiente, libre y sin militancia partidista reconocida

Lo primero para meditar y debatir si proseguía seguir al pie de la letra la Ley de Franco o sería más razonable que esa decisión la tomase el pueblo español en un Referéndum Nacional, ya que de lo contrario el Rey sería siempre “el Rey de Franco” y no tendría el apoyo de los republicanos marxistas o de Izquierdas. Lo segundo. Un Gobierno independiente.

 

El Gobierno Arias no debe ser, no puede ser, ese Gobierno, porque de entrada es el “Gobierno de Franco”,  e incluso más franquista que Franco.

No, en mi criterio, ese Gobierno tendría como misión única: analizar la obra entera del Régimen de Franco y dividirlo en tres apartados: uno, el de lo sostenible, otro, el de lo dudoso y otro, el de lo insostenible.

Entre el primero debían figurar las:

Universidades Laborales
Los pantanos
La Seguridad Social
El INI
La Sanidad Pública
Los paradores nacionales
Las centrales nucleares
El concordato con la Santa Sede

(Naturalmente, entre los insostenibles estarían los Sindicatos verticales, el Ministerio de la Secretaria General del Movimiento y todas sus Delegaciones, los Símbolos y los Himnos actuales y etc.)

 Bueno, pues no se hizo así.

El Consejo de Regencia acordó y así se publicó en el BOE que el acto de la Coronación fuese el sábado 22 de noviembre y ese mismo día comenzó el Reinado de don Juan Carlos I.

Por tanto, y una vez más, el pueblo español se quedó sin poder opinar si quería Monarquía o quería República, y el Rey siguió siendo “el Rey de Franco”, al menos hasta la aprobación de la Constitución del 78, aunque tampoco aquí se acordó un Referéndum específico sobre la forma de Estado y la Monarquía se coló de rondón agazapada entre la Libertad y la Democracia.

LEER MÁS:  La hipocresía política nunca acaba. Por Javier García Isac

Está claro ¿y quién se acuerda de estas cosas hoy cuando España está al borde del abismo, la Monarquía está en entredicho, la Constitución es papel mojado y en la Moncloa hay un Presidente que está vendiendo España sin que aquí pase nada?

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.