La ya de por sí poca o incluso nula memoria que tiene hoy la gente, se convierte en arma de destrucción masiva de esa misma gente en manos de no pocos que la aprovechan para, llegado el momento, intentar lavar la cara sucia de personajes vivos o recién fallecidos; irritante labor en la que los medios de desinformación y manipulación también masiva colaboran de manera entusiasta, cómo no. Dos ejemplos notables, uno nacional y otro internacional, hemos tenido esta semana que conviene no sólo dejar en evidencia, sino hacer notar como ejemplos paradigmáticos de lo que decimos.
Con ocasión de la presentación de su libro, Espinosa de los Monteros ha dicho que “El PSOE es criminal desde su origen. Felipe fue la excepción, no la norma” y se ha quedado tan pancho. Pues bien, que el PSOE es una organización, que no partido político, históricamente criminal, lo sabemos –o deberían saberlo– todos los españoles, de ahí que por sus comprobados antecedentes criminales no se le tendría que haber legalizado tras el fallecimiento del Caudillo.
Lo que no es de recibo es que Espinosa intente lavarle la cara sucia a Felipe González excluyéndole de esa criminalidad. Recordemos sólo alguno de sus crímenes: empeñoso destructor del régimen que tantos beneficios trajo a España; sin escrúpulos para perjurar hipócritamente la bandera con el escudo del águila hasta su modificación por Calvo Sotelo; creador del lema “100 años de honradez” con el que se hizo públicamente solidario y orgulloso de la historia criminal del PSOE, incluida su máxima responsabilidad en las revoluciones que llevaron a España a una guerra civil, así como de los horrorosos crímenes por él cometidos durante ella de los cuales nunca ha renegado; amparador de Alfonso Guerra cuando dijo, como hoy vemos, que iban a dejar a España que no la iba a conocer ni la madre que la parió; implicado, como otros políticos de entonces, en el autogolpe del 23-F por el cual Juan Carlos I pretendió darle el poder por la puerta de atrás; expropiador cual tirano bananero de RUMASA; primer responsable en España del aborto, el mayor genocidio de la Historia y crimen de lesa Humanidad; primer y principal responsable de la politización del sistema judicial con su ley de 1985 de modificación de la elección de los miembros del Consejo del Poder Judicial; primer responsable de la corrupción que hoy sufrimos, uno de los motivos de perder el poder, con asuntos, entre otros muchos, como Filesa, Malesa y Time Export; responsable de nuestra perjudicial entrada en la hoy Unión Europea entregando sin beneficio real alguno nuestros sectores industrial y primario haciéndonos dependientes de terceros, convirtiendo a España en una nación de servicios; tolerante con ETA, cuando no connivente, batiendo récord de acercamiento de presos a Vascongadas con 569, sólo superado por muy poco por Aznar con 574; primero en iniciar la infame desmemoria antihistórica con aquel “votar al PP es como votar a Franco” cuando vio peligrar su reelección; amasador de una fortuna poco clara parte de la cual está en un paraíso como es República Dominicana cuya nacionalidad posee para su mejor protección.
Y casi lo peor, que ya es decir, porque fue quien sembró todo lo que después Rodríguez Zapatero y ahora Sánchez pueden recoger, es decir, los apestosos frutos del criminal PSOE de siempre, pues tuvo la oportunidad de renegar pública y realmente del mismo y no lo hizo, no le dio forma de partido socialdemócrata, nacional, patriótico, democrático, parlamentario, sino como hoy vemos todo lo contrario, o sea, el de siempre.
En el plano internacional, al fallecimiento de José Mujica, quien fuera presidente de Uruguay, muchos se han desecho en loas, olvidando que tal personaje fue cofundador de los Tupamaros, terrible grupo terrorista que asoló dicho país con sus crímenes, varios de los cuales fueron cometidos personalmente por Mujica, como entre otros el asesinato de un policía por la espalda, y que amparó a ETA en la persona de Otegui, que gritó su lema y que bajo su capa de humildad se escondía otro más de esos iluminados marxistas destructores del ser humano.
Resulta de verdad irritante que se intente lavar la cara, sucia para siempre, a personajes infames poniéndoles como ejemplo de lo que nunca fueron, haciendo un daño terrible a las nuevas generaciones al ofrecérselos como referencias que no son, en detrimento y agravio comparativo de sus opuestos que sí deberían serlo.
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