05/07/2024 03:01
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El Congreso ha aprobado la «ley de protección de la infancia y la adolescencia», que pasará al Senado. Es una monstruosidad legislativa de inspiración podemita cuya lectura produce preocupación, tristeza y náuseas. Un bodrio femirojo de consecuencias perversas para las familias normales y decentes.

Por lo pronto, la infancia se convierte en una mercachiflería; manoseada por la ideología de género que será impuesta no sólo en las aulas sino en los hogares. Se implantará un ‘Estado espía’: en una familia los padres serán presumidos criminales, machistas y heteropatriarcales si no adiestran a sus hijos en ‘diversidad sexual y de género ‘ y, por tanto, podrán ver arrancados a sus hijos del hogar. No enseñar a los niños la educación «afectivo- sexual» convertirá a los padres en delincuentes potenciales y transmisores de comportamientos violentos.

Si a un trabajador social o a un funcionario público habilitado al efecto se le pasa por la cabeza sustraerle a su hijo menor, lo hará; no importa que usted esté pasando por un mal bache económico pasajero o que haga valer los muros de su hogar frente a los dogmas asquerosos de la izquierda sexualista; si al funcionario se le antoja hacerlo porque le ha visto al niño un botón descosido, le arrebatará al menor.

Los servicios sociales, determinados en muchas ocasiones por el enchufismo, por la no existencia de protocolos nacionales sobre su acción y por su carácter «todopoderoso», podrán sustraer niños a placer. Si hasta ahora fue arduo, para miles de familias, denunciar el arrebatamiento injusto y arbitrario de sus hijos por los servicios sociales, con la nueva ley de infancia lo será todavía más, pues la carga de la prueba se invierte contra los padres, el funcionario siempre tiene razón y el interés del menor desaparece.

Objetivo de este cuadro siniestro: arrebatar niños, meterlos bajo tutela del Estado socialista, colectivizar sus mentes, arruinar y romper familias. El fondo de todo ello: grabar a fuego la expropiación de las almas, incrustarles la autodeterminación sexual, la ideología de género y la atomización social.

El corrupto moral llamado Partido Popular se ha sumado al resto de partidos del Congreso y ha votado a favor de esta ley a la que sólo se opuso Vox. El mismo PP que hace unas semanas votaba junto a Podemos por la implementación de las ‘unidades de género’ en las Universidades. El mismo PP que prepara, en Castilla y León, una Ley LGTB para sufragar con dinero público el proceso quirúrgico y hormonal de cambio de sexo para todas las edades que lo deseen.

Leyes LGTB, de género, protección de la infancia o la ley Celaa no es que sean inmorales sólo; además, abonan nuestro futuro a la perversión de menores, la violación de la inocencia y el robo de nuestras generaciones de niños. Si a ello le sumamos que España posee la peor tasa de fecundidad de Europa (1,1 hijos por mujer española) y la masiva penetración de ‘menas’ e ilegales no deportados, el futuro cultural y demográfico de nuestra nación es desalentador.
En nuestras manos está truncar esta lacra y salvar a España de este suicidio definitivo.

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Jose Miguel Pérez
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