17/05/2024 10:39
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España es país de picaresca, herederos del Lazarillo de Tormes han modificado el anonimato para pergeñar el engaño con firma de autor o empresa. Mientras se extermina al autónomo, las grandes corporaciones se imponen como monopolios deshumanizados. A menudo se observa la facilidad y la falta de escrúpulos en el engaño y la mentira, se extiende una carencia de moral, caldo de cultivo del extravío de valores antes considerados y hoy denostados bajo la etiqueta de fascismo o facherío. El máximo exponente de la entronización del pícaro, con tendencia criminal, es este desgobierno Frankenstein que ha usado la estafa continuada para erigirse en el poder más corrupto desde la Transición, con permiso de Felipe González , orquestador del expolio delictivo e impune de Rumasa, y del embajador de narcos Zapatero, orquestador oscurantista de los viajes a Marruecos y de las conversaciones con ETA antes de llegar a La Moncloa beneficiado por el 11-M.

Si a estos derroteros de corrupción política, delictiva e impune, se añaden los últimos años de caos plandémico, con sendos decretos de alarma inconstitucionales y la programación de la disolución identitaria como ciudadanos con derechos del Estado español en esta conformación miscelánica de la igualdad rasada en el más bajo respeto contra la ciudadanía: restados los derechos y multiplicadas las imposiciones con un recorte estricto de libertades, colegimos que han sido factores aprovechados por desaprensivas empresas que han convertido sus departamentos de Atención al Cliente en prepotentes e intransigentes gestores de trato ensoberbecido contra el consumidor; proliferan oficinas de desatención con el objetivo de lavar los trapos sucios de los servicios mal prestados o los productos defectuosos, quisquillosos en el pretexto de la letra pequeña y la suposición de que quien paga se queja en falso, al contrario que en otros tiempos más decentes de lo que fue nuestro Estado de Derecho cuando se estilaba aquello de que » el cliente siempre tiene la razón «.
Es lo que trae la globalización y la multiculturalidad: con la mezcolanza de un pueblo variopinto, desvalorizado, vulgarizado y masificado, un totum revolutum de un proyecto de rebaño social desprestigiado y controlado, el español se ha convertido en «ciudadano del mundo» para degradarlo como mediocre y masificado ente al que se le ha perdido el respeto , convertido en consumidor bajo sospecha. Las publicidades continúan captando potenciales compradores que luego son desasistidos una vez las empresas se han embolsado el dinero; la política interna contempla como objetivo no cubrir ninguna garantía. La chulería campa a sus anchas por empleados de la desatención, contratados para bregar con las reclamaciones sin ningún interés de apuntalar la calidad de un servicio, más bien con la estafadora intención de silenciar la protesta con la taxativa y continuada sentencia para eximirse de toda responsabilidad por mayor que sea el estropicio causado.
Si los segmentos del mercado se investigan, aflora un descontento generalizado. Payasos del circo de la chapuza  en función continua tras los teléfonos, previa espera hasta que un gestor esté desocupado, se encargan de excusar, pretextar, eximir y exculpar los atropellos que los empleados cometen contra el consumidor, en algunos casos considerables como atentados en execrables situaciones que ponen en riesgo la vida de las personas, caso de talleres de automóviles, verbigracia. Hoy en día la letra pequeña,  minúscula, imperceptible, se ha convertido en el comodín de las justificaciones para dejar tirado al cliente en sus justas reivindicaciones.
Un tema frecuente de las conversaciones a pie de  calle es la queja no satisfecha por un bien con deficiencias o un nefasto servicio ya pagado. No es casualidad que despunte  el descontento porque sí existe una transformación empresarial contra el pagador. Cláusulas de contratos ambiguos, pretextos y desconsideraciones se han delineado para perjudicar las garantías.
Internet está plagado de reclamaciones insatisfechas. Así pues, ante la avalancha de denuncias por la prepotencia de las denominadas oficinas de Atención al Cliente, paripé escaparatista, abogados del Diablo que estilan un chulesco matonismo que deja en absoluta indefensión al  desconcertado y perjudicado consumidor, abrimos sección en ÑTV ESPAÑA para convertirnos en altavoz de casos de corrupción empresarial y desatención flagrante contra el cliente, quien a menudo se estrella contra el muro malintencionado de la reclamación por muy sangrante que sea la evidencia de un perjuicio. Consideramos que el masivo calvario frente a las oficinas de reclamaciones se ha convertido en problema común,  ya sea por experiencia propia o de allegados. Seguro que cada cuál conoce un caso de abuso y desatención cuasidelictiva.
 Denunciaremos como atentado al consumidor cuanta intransigencia con visos de estafa sea motivo de escándalo público, dejando en entredicho la fingida calidad de un servicio y poniendo en evidencia las mañas y malas artes de corporaciones que facturan ingentes cantidades de dinero sin importarles los cadáveres que la chapuza o la falta de calidad y la indefensión del cliente dejan por el camino del » éxito». Denuncia pública ante la maquinaria intransigente de la inhibición de garantías,  estragos de indefensión en indignados adquirientes de servicios y productos defectuosos.
Cualquier denuncia considerada singular por evidente, e indignante por desatendida, tiene cabida en la queja pública, así retratar los parásitos que aprovechan la crisis para desentenderse de la calidad y las garantías a la que los consumidores tenemos implícito derecho, a pesar del miserable socialcomunismo que vive ostentosamente, putas y drogas incluidas, con nuestros saqueados impuestos.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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