21/11/2024 11:49
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Hablo de Comunidad Hispánica en el sentido expresado en mi libro «la Comunidad hispánica y su lengua», publicado con la editorial Aranzadi el año pasado. Lo decisivo no es ya la clave nacional, ni por supuesto ninguna supremacía de España, sino los posibles iconos generales de la referida Comunidad. Una vez, precisamente, hay paridad entre todos, tenemos la ocasión de aprovechar las potencialidades de esa Comunidad como espacio de intercambio de ideas, cultura y relaciones económicas o de otro tipo.

            En coherencia con dicha idea de Comunidad hispánica, se me ha ocurrido proponer iconos a nivel hispánico general. Hace falta crear iconos del hispanismo. Seguramente, el Archivo de Indias de Sevilla podría ser uno de ellos. Lo que está claro es que Santo Domingo lo es, al que me voy a referir algo más, sin perjuicio de otros posibles. Santo Domingo en República Dominicana debería ser visita obligada del hispanismo o, si no se desea esto, al menos del americanisno. Tiene un valor claramente transnacional como icono de esa Comunidad referida. Al margen de valoraciones, están los hechos. Es decir, hechos con valor cultural que, como tales, deben conocerse.

La visita a los edificios y museos de Santo Domingo proporciona conocimiento. Igual que es obligado acudir a Egipto, para conocer las pirámides, Santo Domingo es clave para aquello otro, porque aquí está el punto simbólico del descubrimiento de América y donde encontramos el campo temático de la llegada de Colón. Pese a poder ser esto obvio, falta aún su consideración como icono y creo que merece una mayor consideración. Todo ciudadano de Estados Unidos o Chile o España debería venir una vez en su vida a esta ciudad para saber lo que es su propio ser. Debemos todos valorar lo que se encuentra caminando por la ciudad colonial o el Alcázar y demás edificios históricos evocando hechos del siglo XV a XIX en esa ciudad dominicana.  Es milagroso que todo esto se haya conservado. Haciendo posible su consideración como icono.

Todo este patrimonio tiene valor cultural en sí mismo y merece ser divulgado y protegido adecuadamente. Igual que París es un icono para el hecho cultural histórico la Revolución Francesa, Santo Domingo lo es respecto del descubrimiento de América. Se adquiere una dimensión viva de la historia. Un rasgo distintivo que aporta a la Comunidad hispánica una visita a Santo Domingo, es la vocación temprana del mundo hispánico hacia lo cultural. Los fundadores crearon bellos edificios, muchos de piedra, universidades, hospitales, catedrales, iglesias, palacios… Al igual que los griegos y los romanos, pero a diferencia de los ingleses o de los holandeses y portugueses, el rasgo identitario de la comunidad hispánica es la cultura. Lo corrobora también el hecho de la literatura reciente de los distintos países hispanoamericanos.

Lo que los de la leyenda negra no pueden obviar son los muros de piedra que hay, o que han quedado, de hospitales, universidades, catedrales, Iglesias… Como me decía un buen amigo arquitecto, «lo positivo de la arquitectura es que es innegable ante los ojos. Lo vuestro en cambio del derecho siempre es interpretativo».

Cuando se desarrollen estos países, acaso surja una oportunidad de fomentar lazos y de realizar con paridad proyectos empresariales cuyos socios societarios puedan ser un colombiano, un argentino, un español, un mexicano conjuntamente. Falta una mayor unidad entre todos los hispanos para que se nos oigan el mundo. Falta crear una universidad de referencia como pueda ser Harvard en Estados Unidos. Falta crear un punto común cinematográfico equivalente a Hollywood… No veo en qué perdemos si todos los hispanos dejamos de ser mediocres y pasamos a ser protagonistas en el mundo igual que los chinos o los norteamericanos o los rusos… Aisladamente no se nos oye. Hay que dejar al margen las valoraciones sobre la historia y mirar lo que hay en el presente en cuanto a oportunidades y en el pasado en cuanto cultura. La incipiente generalización del mundo editorial hispanoamericano proporciona un posible enorme enriquecimiento de cultura. ¿Hasta qué punto nos hará falta incluso aprender el inglés?

Autor

Santiago González-Varas Ibáñez
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Ramiro

Totalmente de acuerdo.
Hay que luchar, que seguir luchando, por la Hispanidad, y el español como segunda o tercera lengua del mundo, detrás del chino y el inglés, por ese orden…
No queda otra.

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