08/05/2024 18:02
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Cuando ayer, 17 de febrero, me encontré con la colaboración de Don Pedro Pablo Peña, “Todos somos Pedro Varela”, creí que el sr. Peña hablaba de un asunto pasado a modo de reflejar el peligro que supone hoy opinar en España. Esto es, ejercer lo que tanto pregona el sistema que defiende, la libertad de expresión. Libertad de expresión que sí pueden ejercer otros, que está sería la segunda parte de la cuestión: las distintas varas de medir de la Justicia por el control que sobre ella ejercer la política a través de la injerencia en el Consejo del Poder Judicial.    

    Pere hete aquí que el sr. Peña no hablaba del pasado, sino del presente, caso que desconocía. Así, nuevamente, el sr. Varela y cinco personas más se ven encausadas en un escrito de acusación. Acusación por la que la Fiscalía Provincial de Barcelona pide 12 años de prisión para el sr. Varela -la misma pena, como nos señala el sr. Peña, para los delitos de homicidio- y 8 años para el resto de los cinco encausados. La cosa es grave y deberíamos medirla con esa gravedad. Con esa gravedad, porque afecta de pleno al Estado de derecho, cuestión prioritaria en la vida de las naciones.

    Correctísimo en modos, formas y maneras, elegante en el vestir, gentil, serio y riguroso, a Don Pedro Varela, al que he escuchado con gusto y atención algunas conferencias, jamás le he oído una desproporción contra esto o lo otro, y mucho menos he apreciado en sus intervenciones ni una sola palabra de incitación al “odio” contra ninguna raza, pueblo o colectivo. Más aún, todo lo contrario. Algo que no podría decir de algunos de los asistentes a sus conferencias, al hilo que de lo que podía escuchar durante o después de sus intervenciones del sr. Varela.

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    Como la desproporción jurídica de la Fiscalía de Barcelona es insostenible, centrémonos en que Don Pedro Varela es historiador, y como historiador tiene todo el derecho del mundo a expresar su visión de los hechos de los que se ocupa, como hacen todos los historiadores para interpretar la Historia. Como hacen quienes siguen defendiendo el Comunismo por las especiales circunstancias históricas. Como hace Ángel Viñas, que ese sí que respira odio y suelta baba, bien es cierto que contra los franquistas, a quienes se nos puede no solo poner un “cordón sanitario” (como hacían los nazis y los comunistas), sino procesarnos y condenarnos a muchos años de cárcel. Lo que se debería hacer ver el sistema, porque ¡ojo! con el odio y los agravios comparativos que se están enquistando en la sociedad española.  

    Termina el sr. Peña con el consabido poema de Martin Niemoller, que a tenor de lo que está ocurriendo puede ser más que una suposición…  “Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.

¡Todo mi apoyo al señor Don Pedro Varela y al resto de los encausados!

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Pablo Gasco de la Rocha
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