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Y no le llamo señor, pues no lo es. Bárcenas es el típico pillo, listo, sinvergüenza, posiblemente ladrón, de los que tanto abundan en España. Más chulo que un ocho, no sé si por su residencia en Madrid o por la seguridad que da tener los riñones bien cubiertos.
¿Qué ha pasado realmente? Eso nos gustaría saber a los ciudadanos de a pie, los que pagamos impuestos, parte de los cuales seguramente nutren sus generosas cuentas bancarias en el extranjero.
¿El dinero es suyo o del PP? ¿Ha sido obtenido “robando” donativos al PP –jurídicamente, apropiaciones indebidas-, como se dice en círculos normalmente bien informados, o es fruto de la extorsión, pura y simple, a empresarios contratistas, por el PP en sus diversos ámbitos de poder: gobierno central, en su día, y gobiernos autonómicos y locales? O ambas cosas.
En el primer supuesto, simples donativos de grandes empresas, banca, etc., nada que objetar. Cada uno hace las caridades que quiere, sobre todo si es con su propio dinero. Pero la cuestión es bien distinta si se trata del cobro de comisiones por la adjudicación de obras públicas, contratas del Estado –la concesión de los depósitos judiciales a un determinado banco, por ejemplo-, etc.
En ese caso estaríamos ante la presencia de varios delitos: cohecho, negociaciones prohibidas a los funcionarios públicos, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, etc.
Dudo mucho de la magnanimidad de los grandes empresarios. Normalmente no han llegado a donde están precisamente por su generosidad, sino más bien por lo contrario. Son personas que no dan puntada sin hilo, y todo lo que hacen es para obtener contraprestaciones a cambio, por lo que parece evidente que habrá que llamar a declarar a los “donantes” para que ratifiquen las mismas, expliquen las razones de sus donativos, etc. Y, en su caso, se les impute igualmente, pues tan delito es cobrar sobornos como pagarlos.
De ser cierto que Bárcenas se ha apropiado indebidamente de decenas de millones de euros propiedad del PP, y aunque quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón, ese será dese el punto de vista religioso, pero no civil.
Hace falta ser verdaderamente imbéciles para dejarse robar por el “recaudador” del propio partido, por mucha confianza que se tenga en sus gestiones. Parece obvio que hay un gerente, un tesorero nacional del PP y supongo que unas personas ante quienes ambos tendrían que rendir cuentas, llámese comité de finanzas –mejor sería decir comité de sobornos- o comisión ejecutiva nacional.
No obstante, dada la tradicional estulticia de la mayoría de los dirigentes del PP, y la incompetencia de una buena parte de ellos, no me extrañaría nada que sea verdad que el tal Bárcenas ha ido pidiendo dinero en nombre del PP, cuando en realidad actuaba en nombre propio, y se iba quedando con el “fruto” de su trabajo como recaudador del partido.
Sea lo que fuere, el PP tiene que dar explicaciones, claras y convincentes a la sociedad española. Bárcenas, en cambio, y dada su imputación judicial, tiene el derecho constitucional a no declarar contra sí mismo, a la presunción de inocencia…, y a reírse de todos nosotros.
El PP tiene miedo; mucho miedo. Hay que ver que reacciones tan timoratas, que amagos de perseguirle judicialmente, que a la hora de la verdad se han quedado en nada, que interés en seguir teniéndole contento, pagándole un sueldo millonario y la cotización correspondiente a la seguridad social, todo para evitar que hable y les hunda el chiringuito…
Es cierto que al PSOE más le valdría callarse, pues no solamente han cometido robos mientras ocupaban el poder, sino también asesinatos: casos Lasa y Zabala, etc., pero ello no exime al PP de dar cuentas a la sociedad de lo sucedido y de pedir perdón por lo sucedido, con un firme propósito de enmienda.
La sociedad civil lo exige, y tiene derecho a ello. Yo por de pronto voy a dejar de ayudar económicamente al PP, como en algunas ocasiones he hecho, tonto de mí. Resulta que están forrados, y les sobra el dinero que a mí me falta. Si veo a Bárcenas le pido una ayuda de un millón de euros, como el que pide un bocadillo de chorizo. Al fin y al cabo estaré tratando con un chorizo.
Pero el PP es, o debería ser, mucho más que Bárcenas. El PP es –debe ser- la defensa de la vida, de la familia, de la seguridad ciudadana, de la propiedad… De España, en definitiva. O de lo que queda de ella, Rey incluido.
En otras palabras: el PP debería ser todo lo que no es ahora mismo.
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