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La tomadura de pelo sobre el Estado de derecho está servida y el prófugo Puigdemont podrá volver a España, aunque le pese es España, como un héroe merced a la fechoría del ejecutivo de Sánchez por la que los golpes de Estado salen gratis, creando un peligroso precedente para el futuro.
La patética fuga de Carles Puigdemont tiene las horas contadas. Tras la vergonzosa reforma del Código Penal que suprime el delito de sedición y deja en nada las de malversación de fondos públicos, el ex presidente fugado se está planteando entregarse a las autoridades españolas, para salir de rositas del asunto y poder seguir viviendo en Gerona del dinero de todos los españoles. No es de descartar que se multipliquen los homenajes en honor del que huyó en el maletero de un coche.
Ni siquiera tendrá que esperar ya a que los tribunales europeo resuelvan sobre la orden de extradición que continúa en punto muerto. Puigdemont, que descarta ya desplazarse a un tercer país si el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) da la razón al Tribunal Supremo, sopesa dejarse detener en su entrada a España o personarse ante el alto tribunal.
El líder de Junts per Catalunya, que actualmente tiene plaza de parlamentario europeo por esta misma formación, va a optar por seguir la estela de Meritxell Serret y Anna Gabriel, que quedaron en liberta provisional. La vicesecretaria general de ERC, Marta Rovira, también está a la espera de la reforma del Código Penal para tomar una decisión similar. De hecho, su partido en el Congreso ha negociado este cambio legislativo pensando principalmente en ella y en el retorno a la política de Oriol Junqueras.
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