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Con la creación del Protectorado Español de Marruecos se plantea de inmediato la necesidad de emplear grandes contingentes de tropas a fin de ocupar y guarnecer dicho territorio, lo que provocará el aumento de la oposición social al servicio militar en África, ya que en España un gran sector de la población no asumía la «Guerra de Marruecos». Políticamente se consideraba, por lo tanto, necesario replantear el tipo de ejército que se precisaba para tal misión, máxime después de la experiencia de la Semana Trágica de Barcelona, en el año 1909, so pretexto del embarque de tropas para la entonces llamada «Guerra de Melilla».       
                                 
A tal fin, el General Ángel Aznar, en 1910, ya había propuesto la creación de un ejército colonial, al uso de los existentes en otros países. 
 
El deseo gubernamental era el de sustituir los soldados de reemplazo por tropas indígenas o voluntarias, lo que en buena medida se materializará en la Real Orden Circular de 30 de Junio de 1911 por la que se crean las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, al mando del Teniente Coronel Dámaso Berenguer, y al año siguiente, la Ley de Voluntariado de 5 de Junio de 1912, en su artículo 1º, refleja claramente la intención a la que responde; 
Los cuerpos y Unidades que constituyen las guarniciones de África se nutrirán preferentemente con individuos voluntarios. 
Sin embargo, estos deseos no llegan a materializarse en su plenitud, teniéndose que enfrentar sistemáticamente los gobiernos de turno con la resistencia social al envío de tropas a África, cuyas bajas, debidas en buena medida a las penosas condiciones de la vida del soldado allí destacado, constituían un permanente motivo de impopularidad, protesta y agitación. 
Para paliar en lo posible tales circunstancias, desde el punto de vista combativo, se seguía la idea de no utilizar las Unidades Peninsulares en la primera línea de los enfrentamientos, ocupando esta vanguardia las fuerzas integradas por nativos Regulares, Policía Indígena y harcas amigas, procedimiento que, sin embargo, implicaba graves inconvenientes;
 
A) Al utilizar a la policía como fuerza de choque se la alejaba de su cometido propio con el consiguiente detrimento de su capacidad informativa y de control de las cabilas.
 
B) Al cargar permanentemente el mayor peso de la lucha sobre las unidades de policía y regulares, estas sufrían tan elevado número de bajas que las llevaba con frecuencia a su total agotamiento.
C) en caso de flaquear la lealtad de las Idalas, nombre que se daba a las harcas amigas, no solo se perdía su apoyo, sino que aumentaba el número de los enemigos inmediatos, como ocurrió durante el «desastre» de 1921 cuando se produjo la defección de la policía y de ciertas unidades de Regulares de Melilla
D) Al permanecer los soldados Españoles sin el indispensable adiestramiento de fuego y carentes, por lo tanto, de la necesaria seguridad en sí mismos y en sus armas, el enemigo los menospreciará y considerará incapaces para el combate, con los consiguientes efectos propagandísticos y de exaltación bélica entre las cabilas. 
 
El proyecto de establecer un ejército voluntario, no obstante el voluminoso corpus legislativo con diversas modificaciones a que dio lugar, no llegó a alcanzar sus objetivos, por lo que el general Luque, en 1916, apunta la posibilidad de reclutar para el ejército de África personal extranjero, idea mantenida por sus sucesores en el Ministerio, La Cierva y Berenguer, y que recibirá definitivo impulso con la llegada al Ministerio de la Guerra del general Tovar, quien a la vez que solicita informe al Estado Mayor Central sobre dicho proyecto, en septiembre de 1919 comisiona al comandante José Millán Terreros para viajar a Argelia y estudiar las características de la Legión Extranjera Francesa, lo que lleva a efecto en Sidi Bel Abbés, sede del Primer Regimiento de Marcha y del Depósito de Recluta. 
 
Mientras tanto, en cumplimiento de la orden del general Tovar, el comandante diplomado de Estado Mayor, José Doménech, elabora un Proyecto de creación de una Legión Extranjera en África, en el que se propone como requisito fundamental para el alistamiento la forma física del recluta, ocupando una importancia secundaria lo relativo a la identificación. 
 
Así pues, observamos que se trataba de una idea latente en determinados círculos ministeriales, y que fue asimilada por Millán, profundo conocedor de la guerra en Marruecos, pues no en vano ya había estado destinado, como Capitán y Comandante, en las Tropas de Policía Indígena y en las Tropas Regulares Indígenas.
 
La Solución es la Legión.
 
Fundación Entre el 15 de Diciembre de 1919 y el 5 de Mayo de 1920 ocupará la cartera de Guerra en el fugaz gobierno Allendesalazar el general José Villalba Riquelme, figura de primer orden en el campo de la milicia. 
 
Contaba con sobrada experiencia africanista, pues como coronel del regimiento África N.º 68 participó en la campaña de 1912 y, ascendido a General, desempeñó la subinspección de tropas en la Comandancia Militar de Melilla y la jefatura de la 1ª Brigada de Melilla, presidiendo la Junta de Arbitrios de dicha ciudad, cargo equivalente al de Alcalde, hasta que en 1915 es nombrado Comandante General de Larache, preconizó la introducción de la educación física en la enseñanza militar, poseedor de la Legión de Honor Francesa y de la Cruz de Comendador de la Orden de San Miguel y San Jorge del Reino Unido, fue profundo conocedor de los diversos ejércitos europeos, principalmente del Británico con el que mantuvo estrecho contacto como Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, e impulsó la regularización de compra de moderno material de guerra para evitar los turbios asuntos que había destapado sobre ventas irregulares de armas en el ejército, cuya reestructuración constituyó uno de sus principales objetivos. 
 
Consecuencia de tal afán reformista será la creación del Tercio de Extranjeros, pues a Villalba se deberá el conjunto de disposiciones que regularán la fundación y organización de la nueva Unidad, aunque en el mes de Abril se vio obligado a suspender el expediente por problemas presupuestarios. 
 
Por eso, la fecha escogida para la celebración del día de la Legión no es la del decreto fundacional, sino la del alistamiento del primer Legionario (20 de Septiembre) pues solo a partir de ese momento consideró Millán que ya tenía Legión.
 
En cualquier caso, en 1920 había tenido lugar un acontecimiento que pronto se revelaría como trascendental, no solo en el campo de la milicia, sino en todo el ámbito social Español, como fue la creación del Tercio de Extranjeros, denominación oficial que se dio al Cuerpo de Ejército establecido por Real Decreto de 28 de Enero de 1920, y en cuyo texto el rey Alfonso XIII disponía; 
 
Con la denominación de Tercio de Extranjeros se creará una Unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por el que ha de regirse serán fijados por el ministro de la Guerra. 
 
Por Real Orden de 31 de Enero se encomendaba la comisión de organizar el recién creado Tercio de Extranjeros, conservando su destino en plantilla, al Teniente Coronel D. José Millán Astray, quien, desde el 7 de Enero, fecha en la que ascendió a dicho empleo, se encontraba destinado en el regimiento de Infantería Príncipe N.º 3, de guarnición en Oviedo, por lo que el ministro lo comunicará telegráficamente al gobernador militar de la plaza el 7 de febrero. Desde Ceuta, Millán Astray ejercerá la organización y mando de la unidad, aunque será en sus inmediaciones, en Dar Riffien, en donde se instruirán los Legionarios. 
 
Una nueva crisis gubernamental sitúa el 5 de Mayo de 1920 en el Ministerio de la Guerra a Luis de Marichalar, vizconde de Eza, quien asumirá y defenderá con decisión el proyecto momentáneamente paralizado y que el Teniente Coronel Millán expuso en su conocida conferencia del Centro del Ejército y de la Armada en Madrid el 14 de Mayo de 1920, La Legión Extranjera en Argelia y el Tercio de Extranjeros Español, a la que asistió el propio ministro y toda la cúpula del Generalato. 
 
El Gobierno, por su parte, no contemplaba con excesiva fe la propuesta de Eza, cuyo coste no superaría los dos o tres millones de pesetas, (Eza: 1923, 177). 
 
Se concibió simplemente como un ensayo que era necesario llevar a cabo para intentar paliar los efectos sociales de la sangría entre los soldados que cumplían el servicio militar en Marruecos. 
 
Y sin embargo, está claro que se convertiría en la inversión más rentable de cuantas se realizaron por los distintos gobiernos en África.
 
Denominación como ya hemos señalado, el General Villalba, en el Decreto fundacional de 28 de Enero, emplea la denominación de Tercio de Extranjeroscomo nombre para la unidad. 
 
Por su parte, en la Nota que como Borrador, del Real Decreto para su puesta en funcionamiento lleva el vizconde de Eza al Consejo de Ministros alternan las denominaciones de;
 
Legión Extranjera, con las de Tercio Extranjero, y Tercio de Extranjeros(Eza: 1923, 421 y ss.), que en definitiva será el nombre con el que aparecerá en el Diario Oficial de 4 de Septiembre de 1920. 
 
No obstante, sus integrantes serán denominados siempre Legionarios 
 
Esta alternancia de denominaciones se observa todavía en el cementerio de Melilla en las tumbas de algunos Oficiales caídos en los combates de 1921, cuyas lápidas encabezan las expresiones;
 
Legión Extranjera/ Tercio de Extranjero. 
 
Pero a pesar de tan inestable apelativo, desde un principio comienza a predominar su designación como Tercio, término cuyo acierto permitirá su perpetuación, como ya intuyó Félix Lorenzo;
 
El Tercio se apellidará, al fin, como quiera la gente. 
 
Lo que sí se llamará eternamente es Tercio. 
 
Pocos años después, una disposición de 16 de Febrero de 1925 establecería la denominación de Tercio de Marruecos, aunque se mantendría poco tiempo, ya que el 2 de Mayo del mismo año se modificará la estructura de la Unidad, poniéndola a las órdenes de un Coronel y estableciendo la existencia de dos agrupaciones, mandadas cada una de ellas por un Teniente Coronel, con el nombre de Primera Legión, que agrupaba las cuatro primeras Banderas, destinada en la zona oriental y Segunda Legión para la integrada por las banderas 5ª, 6ª y 7ª y, tras su creación, la 8ª, con destino en la zona occidental. 
 
El conjunto recibiría la denominación de, El Tercio. 
 
Como reflejo de la imprecisión del nombre de la Unidad, estando ya está completamente consagrada, no deja de ser anecdótico que cuando en 1931 acuden fuerzas Legionarias a Madrid para asistir a la toma de posesión del Presidente de la República, sobre el escudo de su improvisada Bandera tricolor figura la palabra;
 
«Legión» 
 
Siendo la denominación oficial, sin embargo, entonces la de «Tercio». 
 
No obstante, Millán Astray empleó siempre el nombre de Legión, pues consideraba que atraía fácilmente a los extranjeros, que facilitaba la propaganda y porque los vecinos llaman a la suya Legión y nosotros queríamos tener la nuestra
(Millán Astray: 1923, 3).
 
Composición En un principio integrarán el Tercio una Plana Mayor de Mando, una Plana Mayor Administrativa y tres Banderas, constituidas cada una por dos compañías de fusiles y una de ametralladoras, lo que venía a totalizar unos mil ochocientos hombres. 
 
Más tarde, a medida que las necesidades de la campaña vayan reclamando más intervenciones de la Legión, probada ya su eficacia, se irán creando nuevas banderas, la 4ª, en octubre del 21, la 5ª, en noviembre del mismo año, la 6ª en Septiembre del 22, la 7ª en Junio del 25 y la 8ª en 1926. 
 
Se pretendía la creación de una unidad de Infantería integrada por voluntarios, españoles y extranjeros, rigurosamente entrenados para constituir una permanente fuerza de choque para actuar en vanguardia y con una caracterización que la diferenciase del resto de las tropas, concebida como un cuerpo de profesionales de la Milicia, según queda reflejado en los carteles de reclutamiento:
 
Los que sean buenos soldados, disciplinados y valientes, pueden hacer muy honrosamente la carrera de las armas. 
 
Pero aparte de todo ello, la nueva unidad constituirá también un revulsivo contra las deficiencias existentes en el ejército. 
 
Millán Astray se convierte en cierto modo en un reformador que pretende volver a las esencias y espíritu primitivo de esa religión de hombres honrados, que según el verso Calderoniano era la Milicia, por lo que muy pronto la eficacia y funcionamiento del Tercio constituirán un inexcusable referente para todas las unidades militares. 
 
La Legión se caracterizará por la exigencia de una férrea disciplina, sus miembros se enorgullecerán de pertenecer a ella, harán gala de una preparación y entrenamiento excelentes, amarán el riesgo del combate y despreciarán el temor a la muerte, reflejando la idea cervantina de que, el soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga.
 
Del Facebook del Teniente Coronel José Pérez Recena.

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REDACCIÓN
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