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Entonces, en el 2008, Zapatero ocultó los efectos de una brutal crisis económica provocada por su ineptitud que arrasó también al sector del transporte, cuando miles de autónomos se arruinaron por el cierre del grifo crediticio que los bancos ejecutaron colocando entre la espada y la pared a cuantos realizaron costosas inversiones sin poder asumir los cuantiosos gastos que conllevaba mantener un camión o una flota. El efecto dominó del engaño de los brotes verdes supuso un desconcierto generalizado, con los clientes imposibilitados para pagar los servicios del transporte de mercancias. Miles de embargos sobre efectos personales y empresariales se gestionaron sin piedad, sacrificando a cuantos profesionales se dedicaron durante años a una dura labor de por sí muy sacrificada por sus exigentes condicionamientos.
En consecuencia, los asalariados fueron víctimas también de aquella criba que más de una década después influye en la falta de vocación, con carencia de personal por las duras condiciones de un trabajo que además está pagado de modo precario. Aunque siempre habrá diferencia de criterios sobre la responsabilidad de las circunstancias actuales de la crisis, lo cierto es que el paro concertado del 19 al 22 de diciembre, en su intento de presionar al gobierno central, repercute para mejorar el estado de las cosas tanto para los trabajadores por cuenta propia como ajena.
El objetivo de la huelga es reclamar la atención sobre los básicos derechos que podrían mejorar las deficitarias características de una industria agobiada, críticamente, ante las nuevas amenazas, a corto y medio plazo, que se vislumbran por la escalada imparable del precio del combustible y la implantación de la demagógicamente llamada Euroviñeta, pues no hay ninguna obligación de la Unión Europea para imponer el peaje en las autovías. Asimismo, otra reivindicación compete a la seguridad de los propios conductores, autónomos y asalariados, acerca de puntos de seguridad controlada para no sufrir el pillaje que se ha incrementado sin control policial y a la modificación de la responsabilidad sobre la carga y descarga. La conciliación laboral es exigua y las expectativas de contratación inexistentes. Es de perogrullo que si la patronal consigue mejores condiciones, también podrán mejorar los salarios de los contratados, disquisiciones ideológicas aparte.
Las reivindicaciones atienden a una perentoria necesidad para salvar los obstáculos administrativos y de gastos excesivos que vulneran a un sector básico del que puede depender la marcha de la economía española. Como referencia de los perjuicios que conlleva descuidar los intereses del Transporte por carretera están los efectos del «brexit» de un Reino Unido desabastecido y crítico por el desfondamiento del sector y la falta de profesionales al volante de los camiones.
En realidad, esta advertencia de convocatoria de huelga es un llamamiento no solo a las autoridades competentes sino también a la sociedad civil que se vería afectada de no sanearse un sector muy castigado y que está al límite de las resistencias, si no se afrontan problemáticas y se alivian las presiones que amenazan con ser otra criba parecida a la padecida hace más de diez años.
Esta huelga de un sector básico para nuestra economía busca mejoras para el conjunto social. Son muchos los sectores afectados por la nefasta gestión de este desgobierno de la mentira que amanceba con los recursos del Estado a cuantos callan las verdaderas circunstancias que afectan al usuario no abonado al gregarismo socialcomunista del favoritismo y la corrupción. En el horizonte se otean otras huelgas por segmentos ante el hartazgo que provoca la inutilidad de Sánchez que en el colmo del cinismo más destructivo anuncia a bombo y platillo una recuperación económica tal cual mintió el miserable Zapatero que supuso una quiebra de España al borde del rescate. La huelga convocada por la patronal podría convertirse en la vanguardia de una protesta incipiente y generalizada.
En un próximo artículo referiré las adversidades que en concreto influyen sobre cuantos autónomos poseen un camión o una flota y las dificultades que afrontan y que se verían agravadas si se sostienen la escalada de precios y la obligación de nuevos impuestos.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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