17/05/2024 20:41
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Los izquierdistas frustrados, los manipuladores o simplemente los ignorantes tienden a atribuir la bonanza de las clases trabajadoras erigidas en clase media durante el régimen franquista a supuestos efectos “caídos del cielo” como “el buen clima de nuestras costas atractivo para el turismo”; que “dos millones de españoles” emigraron a otros países europeos y aportaban “divisas” a la España “autárquica” de Franco; o que el INI –Instituto Nacional de Industria- estaba en la ruina en 1975 aunque crease abundante empleo.

Semejantes asertos se han repetido hasta la saciedad para desvincular a Francisco Franco de la increíble revolución social, industrial y económica que para 1975 había convertido a España en décima potencia económica mundial y en la octava potencia industrial, con la clase media propietaria de viviendas más abundante de Europa.

También se ha empleado otro mantra para blanquear a Adolfo Suárez y la “Transición” y atribuir a Francisco Franco la responsabilidad en la horrible crisis de inflación y desempleo sufrida en España en 1977 y que puso el nivel de desempleo en un 12 por ciento para 1980.
Se ha cargado sobre Franco la culpa por un proceso inflacionista estallado con fuerza en 1977, que supuestamente habría comenzado en 1969, alegando que los Planes de desarrollo ya no funcionaban y que la subida de precios era “ocultada” a una ciudadanía sufridora de “incultura financiera”.

Estos mantras del antifranquismo más manipulador pueden leerse estos días en cualquier diario de tirada nacional de los llamados “constitucionalistas” o “demócratas de toda la vida”.

En nuestros días presentes, ante una crisis inflacionista no conocida desde hace 40 años, la ministra Yolanda Díaz impulsa medidas para “topar” precios de alimentos o moldear una “cesta de la compra asequible a 30 euros”. La pregonada intencionalidad de la medida es “combatir” la horrenda inflación que vivimos. Se evita usar el término “intervención” –término tan sano, como necesario en Economía- y se utiliza ese eufemismo mamarracho llamado “topar”. 
Convendría recordar algunas cosas del pasado….franquista.

Lo que va a hacer la ministra Yolanda Díaz arruinará a pequeños y medianos negocios y, ya lo adelanto, no servirá para nada relacionado con atenuar la pobreza o beneficiar a la clase trabajadora. Es una cortina de humo, un anzuelo, un marketing propio de rojilla de saldo que quiere ir de “justicia social” por la vida de cara a unas elecciones generales próximas. Pero nada más. Y de justicia social, nada.

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Quién sí impartió justicia social y quién sí CONTUVO una inflación que florecía para que no machacase a la clase media consiguiendo, para 1975, que España tuviese pleno empleo, cifras de natalidad jamás después superadas, y un paro juvenil sólo del 3 por cien, fueron los gobiernos de Francisco Franco.

En 1973, a dos años del fallecimiento del jefe del Estado y Generalísimo, la Crisis del petróleo que azotó a todo Occidente también tuvo repercusión en España. Subió el precio del barril de crudo a nivel internacional, lo cual en un país como el nuestro y como en el resto de países desarrollados dependientes de esta fuente de energía, generó convulsiones y encarecimiento de productos esenciales. ¿Qué hizo el régimen para evitar que no fueran ahogados los trabajadores?

Se mantuvo una presión fiscal que era la más baja de Europa y que no grababa las rentas medias y bajas de forma directa; no existía el Impuesto de Valor Añadido que se impondría en 1986 para incorporarnos a la Unión Europea; se optó por intervenir sobre la actividad de comerciantes y empresas llevando a cabo sobre determinados productos en ascenso como el azúcar una actuación gubernamental muy lógica: si el precio de la unidad subió a cinco pesetas valiendo antes de la crisis a tres, el régimen optó por compensar al comerciante pagándole las dos de diferencia, pero manteniendo para el consumidor el precio de tres pesetas.
España, aunque pagase más caro el petróleo como el resto de naciones, poseía un elemento de política exterior fundamental: la amistad hispano-árabe que Francisco Franco hilvanó y que garantizaba suministro de crudo en mejores condiciones que otros países.

Otro elemento hacía que la economía española y sus industrias –no quebradas, ni hundidas, ni fracasadas como afirman los detractores del INI- se vieran beneficiadas: el Acuerdo Económico Preferencial con la Comunidad Económica Europea acordado por Alberto Ullastres y López Bravo en 1970 y en virtud del cual los países de Europa bajaban sus aranceles a nuestros productos un 40 por cien, situación que resultaría más beneficiosa que la incorporación de pleno derecho a la Unión Europea suscrita por Felipe González y que llevó al desmantelamiento industrial de España y a crear millones de parados.

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Un desastroso presidente llamado Adolfo Suárez  impulsó una Transición –que no democracia- viciada, plagada de atentados terroristas, que decretó una Amnistía para criminales sanguinarios de ultraizquierda en 1977, que legalizó el Partido Comunista, que dio barra libre para instaurar “regímenes preautonómicos” y luego “Autonomías” disparatadas. Con una burocracia en ascenso, con impuestos al alza, y con un mapa político de inseguridad y caos como el descrito, Suárez llevó a España en 1977 a la peor crisis económica, de inflación, desempleo y pérdida de prestigio internacional desde la II República. Tal fue el fracaso de Adolfo Suárez que éste hubo de convocar unos “Pactos de la Moncloa” para embridar el entuerto…

Yolanda Díaz quiere ahora “topar” precios y lucir palmito de “justicia social” en nombre de los pobres… Ella no llegará jamás a rozar el verdadero espíritu de justicia social del Caudillo que dio cinco millones de viviendas sociales, precios justos interviniendo – “interviniendo”, repito, nada de eufemismos- la economía ante las crisis y garantizando trabajo estable y magistraturas laborales proteccionistas para el obrero.

Estos rojos de hoy no llaman siquiera “intervenir” a lo que perpetran; pero tampoco llaman “fracaso” o “humo” a sus medidas inútiles que no llegan al tuétano del bolsillo y a la vida de la clase media como sí lo hacían las que aplicó con acierto y paternalismo el régimen de Franco hasta la muerte del Caudillo.