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En la Cataluña que Pau Claris había entregado a Francia durante el periodo de 1640- 1652, los virreyes franceses de ocupación y las autoridades catalanas colaboracionistas, ejercieron una fuerte represión contra los catalanes pro hispánicos. Se trata de un capítulo poco conocido de la historia de Cataluña en la Edad Moderna y que vale la pena recordar

En el libro de Pere Cristofol i Escorsa, recientemente publicado, que incluye la crónica del sitio de Barcelona de Josep de Margarit i de Biure, gobernador de Cataluña al servicio de Francia, se incluyen interesantes datos al respecto.

En él se afirma que en los últimos años de la Cataluña francesa de este periodo Cataluña era gobernada de forma dictatorial con una mera apariencia de legalidad y la represión era fuerte teniendo en cuenta además las numerosas revueltas antifrancesas que tenían lugar en Cataluña .

Consta documentalmente en el catalán arcaico de la época, la condena a muerte o a galeras de numerosas personas por el hecho de haber realizado comentarios pro hispánicos y antifranceses . Por ejemplo un hombre llamado Pere Mártir Costa, natural de Ceret, fue condenado a morir estrangulado en 1650 por haber dicho en Ceret » Visca Espanya», en 1643 y también por haber dicho en una ocasión estando en Llivia,» Visca lo rey de Castella y mori lo rey de Fransa» y también por haber dicho «que volia morir per lo rey de Castella y que mai seré daltri que del rey de Castella».

Era un entusiasta pro  hispánico dado que en 1645 este mismo hombre había dicho en Santa María de Nuria » que li anessin a buscar un músic que volia que tots ballessin en alegría per la mort del rey», durante un sermón por la muerte del rey de Francia, Luis XIII. También fue acusado de mantener correspondencia con las tropas españolas.

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En septiembre de 1650 otro hombre llamado Jeroni de Miquel fue condenado al exilio dentro de Francia por haber brindado públicamente » a la salut del rey d Espanya». De momento fue encarcelado en Perpiñan. Otro hombre llamado Marc Colomer, natural de Barcelona, fue condenado a 5 años de galeras por haber dicho públicamente 4 años antes, en 1646 que » tenía moltes amistats a Castella y que tenía molta afició al rey de Castella y no en tenia cap pel rey cristianíssim» ( o sea el rey de Francia). Todas estas personas y muchas más fueron condenadas por delito de » lesa majestad»( contra el rey de Francia), dado que los catalanes eran considerados súbditos franceses a todos los efectos.

Especialmente odioso en este tipo de casos fue el juez de la Audiencia catalana profrancesa Francesc de Segarra, natural de Lérida un hombre con fama de psicópata, lujurioso y sádico. Reprimió la revuelta pro hispánica de Puigcerdá y castigó duramente a los Terrassenses que habían colaborado con las tropas españolas . También tenía fama de corrupto. Hasta las autoridades francesas le acusaron formalmente más tarde de haber aceptado sobornos por los que fueron liberados 25 acusados de ser desafectos a Francia.

En estos últimos años de la guerra los franceses a duras penas conseguían mantener el control militar de Cataluña ya que las revueltas antifrancesas eran constantes. Hubo muchos casos. Ya en octubre de 1641 Palamós se había negado a recibir a la guarnición militar francesa. En los años siguientes los habitantes de esta población se sublevaron varias veces y los franceses tuvieron que desarmar a los habitantes. En 1645, sin embargo los habitantes de Palamós expulsaron por la fuerza a un batallón francés de su localidad

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En 1647 tuvieron lugar importantes choques entre tropas francesas y la población de Barcelona. Un teniente y varios soldados franceses murieron en ellas. La gente se sublevaba  porque no estaba dispuesta a sufragar los gastos de estos soldados de ocupación, a lo que en teoría estaban obligados, o al menos eso pretendían los franceses. En Piera la población se sublevó también en 1648 y causó 50 heridos y un muerto a los franceses.

A partir del verano de 1648, ante la falta de pagas, se generalizaron los enfrentamientos, entre ocupantes y la población catalana ( que parecen un antecedente de lo que ocurriría a partir de 1808). 10 soldados  franceses murieron en diversos puntos de Cataluña el 23 de septiembre de 1648 y poco después en Bellpuig se alzó el Somaten y atacó a los franceses. Otros dos soldados galos morirían en Calafell y otros dos en Sant Llorenc y a partir del invierno los enfrentamientos comtinuaron por toda Cataluña.

En definitiva, se demostró que la Cataluña  hispánica seguía muy viva.

Autor

Rafael María Molina