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Como ya no sé qué hacer en este encierro forzoso (“la cárcel del virus comunista”) hoy no he tenido paciencia para esperar el prólogo que le había pedido a un amigo para uno de mis libros que sacaré en breve y he tenido la osadía de escribírmelo yo mismo. Es mi prólogo. Este:
¿Puede existir un pueblo sin tabernas o bares o cafés?
¿Podría haberse conquistado el Oeste americano sin un «Saloon»?
¿Podría haber sido «Casablanca» lo que fue sin el «Café de Rick»?
¿Se puede hablar de Galdós sin «La Fontana de Oro», de Unamuno, Valle Inclán, «Azorín», sin el «Café Gijón», de Hemingway sin el «Bar del Palace», de Ramón Gómez de la Serna sin El Pombo», de Lorca, Aleixandre, Foxá, José Antonio, Ridruejo, Dámaso, sin «La Ballena Alegre»?… en resumen, puede hablarse de Madrid sin mencionar las tabernas de Ángel Sierra y la Dolores, la Casa del Abuelo, Labra, Lhardy, San Ginés, Barbieri, el Comercial, Embassy, los Cafés de Levante, el Teide, las cafeterías Californias, Manilas, Valera… o de las Marisquerías Rafa, O´Pazo, la Triana, el Pescador, los Barriles, Santa Bárbara, Sanxenxo, la Casa Gallega, la Barraca…
¡Dios, que habría sido Madrid, o de Madrid, sin tabernas, sin bares, sin cafés o cafeterías, sin «Casas de», sin bodegas, sin chocolaterías!.
¿Y dónde quedaban los amotinados del Motín de Esquilache, y los que se cargaron a Godoy, y los que se lanzaron contra los mamelucos del francés y los estudiantes de la Noche de San Daniel…? ¿Y dónde quedaban los milicianos antes de irse a luchar al Guadarrama? ¡En el bar de la esquina!…En Madrid siempre hay un bar de la esquina, un bar de la calle, donde quedar o verse, o reunirse… o jugar al dominó, al tute, al póker e incluso al ajedrez (que ya es decir).
Una taberna, bar o cafetería es lugar de reunión, de tertulia, de ver a los amigos, de charlar con el vecino, de copear, de murmurar, de rumorear, de alternar, de quedar, de olvidar, de ligar… en resumen: de vida. Porque por los bares pasa la vida de los pueblos y de las ciudades. Al menos mi vida ha estado unida siempre a un bar o taberna o cafetería. En mi pueblo de Nueva Carteya (Córdoba), «Casa Pepe», en la que escribí mi primera obrita de Teatro; en Córdoba capital, antaño «El Gallo» y la Sociedad de Plateros, de María Auxiliadora, y hogaño, «Casa Emilio», de María de Cristina, en la que he escrito mi Trilogía erótica y «Mi vida en versos».
¡Y ahí ha estado el éxito arrollador de Doña Isabel Díaz Ayuso en las pasadas elecciones del 4-M de Madrid!… Porque eso han sido, el motín de la hostelería. LA REBELIÓN DE LOS TABERNEROS. La señora Ayuso, y su «Oráculo de Delfos», se dieron cuenta enseguida que lo de la pandemia, el confinamiento, los toques de queda, los cierres por horas y los virus comunistas de los Pedro y Pablo, a quienes más perjudicaban era al mundo de la hostelería y sobre todo a los bares, cafeterías o cafés y enfrentándose incluso al comunismo emitido desde la Moncloa se esforzaron en ayudar al sector y evitar en lo posible el cierre definitivo de muchos locales (incluso viejos e históricos locales, que resistieron hasta la Guerra Civil y no han podido resistir la persecución sanchista) y, en justa reciprocidad, le devolvieron en las urnas su apoyo. Quien siembra vientos, recoge tempestades y quien siembra buena simiente buen grano recoge.
Pero, demostrando algo que los políticos tal vez habían olvidado: que el gremio de la hostelería, los taberneros, los camareros, los «maitres», es muy especial, son muy especiales… tanto que es el único sector para el que no existe el espacio. Al lado de un bar puede haber otro bar, o diez más…al lado de una iglesia, de una notaría, de una farmacia, de la Casa del Pueblo no puede haber, al menos en 100, 200 0 500 metros, otra iglesia, otra notaría, etc.
El 4-M ha demostrado que cuando se ataca al sector desaparecen las ideologías y los partidismos. Dejan de haber rojos, azules, rositas, caquis o morados, Derechas o izquierdas o mediopensionistas…, y como los cuatro mosqueteros van todos a una. Y en este caso fue «todos con Isabel».
En esta «Rebelión de los taberneros» recojo las 45 croniquillas que fui publicando en «El Correo de España» durante la precampaña y la campaña de las elecciones del 4-M de Madrid… y digo «croniquillas» porque así las bauticé «En Medio Folio», entre 15 y 20 líneas diarias, para no aburrir. Suficientes, en mi criterio, para saber, cuando pasen los años, lo que fueron las elecciones que descubrieron y plataformaron a la «Tacher» española.
Y para que sepan de qué va esto les adelanto una, concretamente la que le dediqué al «asalto violento» de un mitin de VOX por parte de un grupo de matones contratados por el candidato Pablo Iglesias:
¡Un muerto!¡Necesitan un muerto!
“Lo que pasó ayer en Vallecas ha sorprendido a muchos de los votantes del PP de Don Casado y Don Teo, el compra-votos de Murcia…¡A mi no!. Como no me sorprendería que antes del 4-M haya un muerto (o varios), porque el radical comunista Staliniano, el marqués de Galapagar, necesita que haya un muerto (o varios) para que su campaña comunista tenga éxito, dado que su objetivo número 1 es que el 4-M sea un Plebiscito, un César o nada, un cambio de Régimen, una República soviética, una Dictadura del Partido (que aquello del proletariado ya no cuela).. ¿Se imaginan ustedes el partido propagandístico que el «coletas» le sacaría a ese muerto? ¡Porque, naturalmente, ese muerto habría sido la obra de los «nazis»-radicales de ultraderecha-criminales y dignos de Paracuellos de VOX!… (¿No fue eso lo que los «liberados» de UP cantaban ayer en Vallecas: «¡A por ellos, como en Paracuellos».
Lo que está ya claro (y no hay peor ciego que el que no quiere ver, Señor Don Casado) es que al PSOE del Eteocles-Sánchez (el bisnieto del general franquista Castejón), al comunista Staliniano, marqués de Galapagar, Iglesias y al «granschi» Errejón les importa un bledo la gestión, el paro, la vivienda, la familia, la juventud, España….que todo eso, para ellos, sólo es la pantalla engañabobos moderados-centristas y peperos, porque ellos no buscan eso en las urnas, ellos solo buscan el Poder, el cambio de Régimen, pues bien saben ellos (Lénin, Stalin, Mao, Largo Caballero, Negrín, la Pasionaria, Fidel, Chaves, Maduro) lo que hay que hacer con todo eso y con todos esos moderaditos en cuanto se instalan en Moscú, en Pekín, en Madrid en La Habana o en Caracas.
Dije el primer día que inicié esta «columnita» («En Medio Folio») que estas elecciones, las del 4-M, no iban a ser unas elecciones normales, porque los socialistas, marxistas, comunistas, independentistas- nacionalistas, LTBI y demás ralea las iban a transformar, a toda costa, en un Plebiscito, como hicieron con aquellas elecciones municipales del 12 de abril de 1931…con las que se cargaron la Monarquía e impusieron su República. ,
Por eso, en mi criterio, el 4-M, habrá que votar a VOX, porque por lo que vienen diciendo los señoritos de este viejo Frente Popular y lo que ayer ya se vio en Vallecas, el PP de la nefasta parejita (Don Casado y Don Teo, el compra-votos de Murcia) no van a tener los cataplines que va a haber que poner sobre la mesa para detener lo que ya parece inevitable, que alcancen el Poder Total y resuciten Siberia, la plaza de Tianamen o Paracuellos… (si en cuanto le muestran la «foto de Colón» se cagan y salen corriendo).
Por tanto, lo que dije ayer digo hoy: aquí y ahora para los «nacionales» sólo hay un «Voto útil»: el de VOX.”
Pero, el libro que usted tiene ya en sus manos es algo más que la Rebelión de los Taberneros, porque, como en esas ofertas que hacen los grandes almacenes, 2 x 1, 3 x 1, compre 2 y le regalamos 4, yo les vendo 3×1. O sea, que a la Rebelión, le he añadido «El baúl de MIS RECUERDOS», una especie de fotografías de mi vida, un tráiler de la España vieja, la que yo viví antes, en y después. Son relatos cortos de mi infancia, mi juventud y mi vida periodística, literaria y política. No son unas «Memorias» al uso tradicional. Esas vendrán más tarde, cuando me quede sin ilusiones y ya no tenga ni ganas de escribir… y con «Mis Recuerdos» les regalo también «Mis Borbones». O sea, las minibiografías que escribí para «El Cierre Digital» sobre los 10 Reyes de la Casa de Borbón española: Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII y Juan Carlos I.
(Y a ustedes y llegados aquí les digo por lo bajini que a este libro le quise llamar, copiando aquel original título de Don Pío Baroja: «Socialistas, Judíos y demás ralea», ¡la que armó en su momento!, «La Rebelión de los taberneros, Mis Recuerdos …y demás ralea» , en el que «la demás ralea» eran los Borbones, ya que por sus Reinados y sus desastres personales bien merecido se lo tienen. Quizás por eso no incluyo a Felipe VI, el actual Rey, porque en realidad está empezando y es al final, más o menos, cuando se vuelven locos o se descubren sus fechorías o ¡¡felonías!!).
Lean como adelanto uno de «Mis Recuerdos»
La «Zarzamora» de Lola Flores
“No tendría yo ni 8 años cuando un día llegó al pueblo una «Compañía de cómicos» (para mis paisanos todo el que cantara, bailara, recitara o tocara la guitarra eran «cómicos») en la que figuraban como «estrellas», según decían los carteles que pegaron en algunas calles, entre ellas la mía, la calle Montilla, una jovencísima y guapísima Lola Flores y un «cantaor» ya conocido en Nueva Carteya, llamado Manolo Caracol… y allí que estuve yo con mi padre, que era un forofo aficionado del flamenco.
Pero, si recuerdo aquella visita de Lola Flores es por su «Zarzamora», la copla que conquistó a mi padre hasta los tuétanos del alma. De tal manera que «La Zarzamora» llegó a ser como el himno de mi casa y naturalmente la tuve que aprender. «En el café de Levante/ entre palmas y alegrías/ cantaba la Zarzamora/ Se lo pusieron de mote/ porque dicen que tenía/ los ojos como las moras….Decía la gente que si era de hielo/ que si de los hombres se andaba burlando/ hasta que una noche con rabia de celos/, a la Zarzamora pillaron llorando/. Qué tiene la Zarzamora que a todas horas/ llora que llora por los rincones»…
Y no quedó ahí la «Zarzamora», porque mi padre no dejó de cantarla mientras vivió…y algo más curioso. Pasaron los años (más de 30), murió mi madre, yo me casé y mi padre se fue a Madrid a vivir con mi hermana, hasta que un día que fui a verle me pidió un favor increíble:
— Oye, Julio, estoy escuchando el programa ese que hacéis en Radio Intercontinental y he visto que tenéis con vosotros a Lola Flores… ¿sería mucho pedirte que un día me lleves a verla y saludarla? ¡Me encantaría!.
— Eso está hecho, cuando tú quieras… Si quieres mañana mismo.
Y así lo hicimos. Pero, la cosa resultó sorprendente, pues cuando le dije a Lola que mi padre quería verla y saludarla y le recordé aquella vez que estuvo en mi pueblo y cómo se había enamorado de «La Zarzamora» aceptó encantada… y fue sorprendente porque aquella tarde cuando Lola terminó la entrevista que hacía cada día (en aquella ocasión entrevistaba nada menos y nada más que a Don Manuel Fraga) cogió el micro y dijo:
— Y ahora, señores, queridos radioyentes, me van a permitir que en honor de un viejo amigo que tengo sentado a mi lado le cante «la Zarzamora», la copla que me vio nacer como cantante en su pueblo de Nueva Carteya, de Córdoba, y que a él le ha acompañado toda su vida. ¡Va por usted, Don Francisco!
Y Lola, con toda la fe que pudo, cantó una «Zarzamora» que nos hizo llorar a todos, pero más que a ninguno a mi padre… que acabó cantando con ella el estribillo: ¿Qué tiene la Zarzamora que a todas horas llora que llora?
¡Dios, qué cosas esconde este baúl de MIS RECUERDOS!”
Y ahora, por último, lean una página simpática y reveladora del joven y Efímero Luis I de Borbón:
“La verdad es que no sé cómo empezar su resumida biografía, porque lo primero que surgió ante mí fueron las Cartas que le escribe a su padre el Rey (Felipe V) cuando con 15 años acaba de contraer matrimonio con la joven Luisa Isabel de Orleans (que sólo tiene 12 años) y se enfrenta a su noche de bodas. Lean, por favor. «Papá -le escribe el mismo día de su boda, el 22 de enero de 1722- me gustaría saber cómo se hacen los bebés». A lo que el padre le responde, también por escrito: «Hijo, eso pregúntaselo a tu esposa, ella debe saberlo». «Pues, Padre, ayer por la noche le dije a la Princesa lo que V.M. me dijo y ella me respondió que tampoco sabía lo que había que hacer puesto que no le habían informado. Me puse sobre ella un rato, pero como no salía nada lo dejamos. Quiero que Usted me responda primero cómo tenemos que hacer los dos y también cuánto tiempo tengo que permanecer sobre la Princesa»…¡Ay, pero el hecho es que dos años más tarde murió el joven Rey y la Princesa, ya Reina, no se había quedado embarazada!”
Y nada más. Espero que no se aburran.
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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