06/07/2024 23:54
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Yo lo tengo claro (aunque se me tache de pesimista) y el que quiera autoengañarse que se engañe: lo de ayer de Cataluña, el resultado de las elecciones, ha sido una condena  a muerte para España, que desde hoy ya está en «el corredor de la muerte» (ya saben, está en el corredor de la muerte el condenado a la última pena que espera el día «D» y la hora «H» para su ejecución,  que en algunos casos llega pronto y en otros tarda hasta años, eso va según los recursos o los «milagros» de la política).

                         

 Miren ustedes, lo que ocurrió ayer en Cataluña (con algunas diferencias) es lo que sucedió en España tal día como hoy de 1936. Entonces, aquel 16 de febrero, tras una campaña electoral de enfrentamientos radicales, de palabra y de obra (41 muertos y 80 heridos graves en 20 días) ganó el Frente Popular y comenzó la cuenta atrás de la Revolución marxista y el calvario de las Derechas, es decir de aquellas gentes que prefirieron quedarse en casa y no acudir a votar (hombre, no es para tanto, aquí no pasa nada)

                         

Tampoco entonces hubo acuerdo para formar un «Frente Nacional» que hiciera frente «a lo que se venía encima» y el soberbio y orgulloso Gil Robles no aceptó el pacto electoral que le proponían los minoritarios de Calvo Sotelo ni mucho ir de la mano con los patriotas de José Antonio (¡a la Falange ni agua!) porque él solo iba «a por los 300» y se bastaba a si mismo.

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Por eso, el «sorpaso» de VOX al PP y al Cs es, más que una victoria de Abascal, una esperanza de cara al futuro inmediato y una demostración palpable de que la única política válida para evitar lo que ya parece inevitable (la desintegración de España como nación) es la que ha seguido VOX  en Cataluña y la que, contra viento y marea, viene sosteniendo en todo el territorio nacional.

                       

(Si ya tenemos a la vista, según el mercenario Ian Gidson, la «República Federal Ibérica», o sea la madre Iberia, o la Nación de Naciones del Estado Federal, del ínclito y viperino Iceta). 

                     

 Y termino con lo que ya está a la vista. La única posibilidad de subsistencia de la España inmortal, la de Ysabel y Fernando, la de Carlos V y su hijo Felipe, la de Lope y Calderón, la de Ignacio y Francisco Javier, la de Cervantes y Quevedo, la de Larra y el 2 de Mayo, la de Unamuno y Ortega, la de Lorca y Maeztu, la de Cortés y Pizarro, la de José Antonio y Franco y la de aquel almirante que prefería honra sin barcos que barcos sin honra o la de aquel otro para quien vale más morir con honra que vivir con vilipendio… la única posibilidad, insisto, es que todos los españoles de bien se unan bajo la bandera de VOX, que como se ha demostrado es la bandera de España. Al menos para que el tsunami marxista-comunista-chavista-independentista que ya nos amenaza podamos hacerle frente con posibilidades de victoria. Acordaos de lo que ya cantan los cachorros del Marqués de Galapagar: “ARDEREIS COMO EN EL 36”.

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 Españoles    -y que conste que no soy el alcalde  de Móstoles– despertad y abrid los ojos, porque los niños no vienen de Paris y Franco murió hace 85 años. España está de luto.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.