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3º).- Una vez Jurada la Enseña Nacional y conseguido ser Caballero Legionario, entramos en las compañías, yo, en la 9ª Cía. de mi Bandera Xª.

.- Dentro de las Compañías, tenías que soportar, las bromas pesadas, pagando las novatadas, que los veteranos te hacían.

.- Luego instrucción e instrucción, en Régimen Cerrado en la gran explanada del Acuartelamiento y en Régimen Abierto por el desierto, con marchas continuas e interminables.

.-  Todos los sábados, el desfile legionario, previo a la revista de arriba abajo, por un Cabo o un Suboficial, observando que cada legionario estuviera perfectamente uniformado: Pelo bien cortado, barba arreglada, botas con mucho betún y  relucientes, camisas y pantalones sin arrugas, botones bien cosidos y fuertes, cinturón brillante y correajes bien embetunados, hebillas  y placas resplandecientes, deslumbrantes.

Cualquier botón  que no estuvieran perfectamente cosido, botas o correajes sin brillo, ….,  significaba un arresto, que podría ser de días, dependiendo de la gravedad en la uniformidad.

Año 1971 – Semana Santa en Villa Cisneros, en representación de mi Xª Bandera:  Yo soy el del  centro con barba, llevando a nuestro Santo Cristo de la Buena Muerte, a hombros y a mano alzada.

.-Esa instrucción diaria por la pista de obstáculos,  pista de aplicación militar

.- Esas salidas al interior del desierto,  de maniobras, con tácticas de lucha dura, con artillería incluida y  soportando hasta 60º de calor, por su interior, cercano a las fronteras de Mauritania y Argelia, con tácticas de combate y tiro.

.- Esas Imaginarias en cada compañía, siendo las peores la 2ª y la 3ª, que te partían el sueño, en dos periodos.

.- Esos refuerzos armados  por el cuartel, vigilando y cuidando del sueño de nuestros compañeros.

.- Esos refuerzos de Policía Militar patrullando por Villa Cisneros.

.- Ese patrullaje, por el desierto, pasando por  cuarteles de la “Policía Territorial” y  conexionando con patrullas saharauis (Tropas Nómadas),  que en parejas y a camello, patrullaban por el desierto, … y fronteras con Mauritania, Argelia y Marruecos.

Año 1971 – Semana Santa en Villa Cisneros, en representación de mi Xª Bandera: Yo soy el del  centro con barba. Haciendo Guardia de Honor a nuestro Santo Cristo, junto a mis  amigos de la Escuadra de Gastadores.

.- Los apoyos a la Policía Militar, para controlar a propios y extraños, yendo por las cafeterías o bares de Villa Cisneros, con el fin de pedir papeles, al militar que estuviera allí y ver si tenía permiso o pase “pernocta” y de no ser así, llevarlo detenido.

.- Esas  vigilancias de centinelas, sobre todo en los puestos  más peligrosos, como era el del Campamento de Reclutas, por el que desde arriba se divisaba la playa de noche y debías de enfocar, para ver si alguien pasaba por allí abajo, le pedías por 3 veces el “Santo y Seña” y si no te contestaba, le lanzabas una ráfaga, sin saber si era un legionario o un posible enemigo. Algunos legionarios,  decidían jugarse la vida, entrando por allí, porque iban borrachos. Hubo un Cabo, que pasó “bebido”, procedente del bar del “Barra Americana”, con guapas camareras y que estaba a algo más de dos kilómetro del cuartel, pegado a la costa, entre nuestro acuartelamiento y Villa Cisneros. Este Cabo recibió una ráfaga, que le acribilló su brazo, que hubo que amputarle en el Hospital de Las Palmas, al desconocer el centinela de quién se trataba, al no contestar al “ Santo y Seña”

.- Esas marchas a paso ligero, que eran extenuantes, por el desierto con un sol intenso y el aire del Siroco, que arrastraba mucha arena y tenías que ir con las gafas y el pañuelo tapando la boca y la nariz.

.- Las alarmas  de “Generala”, a mitad de la noche, a las 3 de la madrugada, se oía el cornetín: “Legionarios a luchar, Legionarios a morir” y nos levantábamos  rápidamente de la cama y sobresaltados,  deprisa y corriendo, vestirnos e ir al Cabo Furriel, para que nos facilitara el arma reglamentaria  y la munición, y una vez preparados en unos pocos minutos, salir corriendo y formar en el Patio de Armas o la gran explanada, con todas las Compañías legionarias, firmes y los Land Rover “Santana”,  con camiones Pegasos y Reos, en marcha, para recibir la orden de subirse a los camiones o todo terrenos, para salir del acuartelamiento a toda “pastilla”, con el fin de repeler un posible ataque enemigo.

.- Otras veces, cuando se oía algún movimiento marroquí, dormíamos totalmente vestido, con el arma en la cabecera, para a la orden del cornetín, salir corriendo y formar en la explanada.

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Soy el de la derecha, en el centro Paul Tracta, como Jefe de equipo de Judo.

.- Esos  servicios nocturnos, por los que aparecíamos, por las Compañías de Ingenieros y Zapadores, a los que llamábamos despectivamente “Pistolos”,  que estaban dentro de nuestro cuartel y que vivían  a nuestra costa, sin hacer servicio alguno de armas, al margen de nuestras instrucciones, controles de vigilancia y servicios. Ellos solo tenían que hacer las imaginarias propias de sus Compañías.

En una ocasión, Patrullando por el interior del Acuartelamiento, el Cabo y dos Legionarios,  sacamos mantas, botas y otros enseres, de una de las Compañías de los “Pistolos”,  demostrando que el imaginaria, estaba durmiendo a pierna suelta, presentarlas en el Puesto de Guardia, que justo se encuentra debajo del arco de entrada al Cuartel, denunciando al Suboficial de Guardia, el gravísimo delito, por el que de haber sido un enemigo, hubiera cortado cuellos. Sin embargo; a ellos, no les pasaba nada, por el contrario si eso hubiera ocurrido a un Legionario, le tocaría pasar meses preso, en el Torreón Norte. Incluso un juicio militar en Las Palmas de Gran Canaria.

Los delitos de uniformidad, falta respeto o incidencia de un legionario, significaba, que eran sancionados durante 6 meses al Torreón sur, en dónde se les cortaba  la borla del “chapiri”, si era Cabo o Cabo 1º, se le quitaban los galones, las botas, solo con sandalias (Nailas) y de dos en dos, seguidos por un Cabo armado con el cetme, iban recogiendo y limpiando todo el recinto. Limpiaban las letrinas, que era el peor servicio. Se levantaban a las 5 de la madrugada, comían de pie y siempre con vigilantes armados de tropa (Cabos). Y en caso de huida, los vigilantes tenían órdenes de disparar a una pierna, en el caso de que al tercer aviso no se pararan.

.- Paul Tracta, un rumano que huyó de su País por el asesinato de alguien, se apuntó a La Legión y se le ocurrió firmar por 10 años, al segundo día ya estaba arrepentido, sufrió encarcelamiento en el Torreón Norte, por pegar un puñetazo a un cabo, que le costó un año de prisión. Era una mala bestia, muy agresivo, pues dominaba todas las artes marciales y no aguantaba bromas. Su único amigo fui yo, cuando entré en La Legión y él ya llevaba 7 años. Como siempre estaba solo y en el Mesón del Legionario, se leía el Diccionario de la Lengua Española y casi se lo sabía de memoria. Fue el tío más inteligente que jamás he conocido. Luego como era 3º Dan, fue el jefe de equipo de judo, en el que yo era el 2º, por ser cinturón negro. Al final y después de mucho entrenamiento, no pudimos acudir a los juegos deportivos militares de Toledo. Todo porque Pablo (Paul),  se enfrentó a dos legionarios, que estaban observando nuestras prácticas. al hablar y reírse, le molestó, saltó del cuadrilátero y les dio de hostias hasta en el carnet. Conclusión,  de nuevo arresto y prisión en el Torreón Sur (solo 6 meses).

.- Cuando se licenció y en vista de que su cartilla, estaba llena de borrones, me pidió  que como estaba en “Mando Bandera”,  hablara con mi sargento Felices y con el teniente Villa, para que lo presentara a mi comandante Pato y pudiera limpiarle la cartilla militar y así poder coger la nacionalidad española y no ponerle de patitas en la frontera. Gracias a mi petición y la consideración que tenían sobre mí, se accedió a su limpieza, pudiendo coger la nacionalidad española, además de casarse con una profesora de Madrid, que yo le busqué a través de los anuncios del Diario Pueblo.

.- Hicimos servicios de armas seguidos, cosa que no era habitual, pero necesaria, por la mucha vigilancia que había dentro y fuera de nuestro cuartel

.- Tanto es así, que sufrimos y pasamos momentos difíciles, pero luego con un botellín de cerveza la Tropical de Canarias y unas charlas con amigos en nuestro asueto, todo se solucionaba entre chistes y comentarios.

.- Mucho, sudamos nuestra emblemática camisa, pero siempre con orgullo, honor y lealtad

.- Debo dejar constancia, que recibimos muchas delegaciones militares con altos mandos militares, a la cabeza, de: Estados Unidos, Francia, Alemania, Canadá, Inglaterra, ….,  todos quedándose anonadados y sorprendidos por el altísimo nivel de nuestras tropas allí acuarteladas, recibiendo todo tipo de alabanzas orales y escritas.

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En toda mi estancia en tan emblemático Cuerpo hay un hecho sublime que me colma de orgullo y amor a mi querida Legión y ese fue, cuando me nombraron como representante de mi Xª Bandera, para rendir honores a mi Santo Cristo y llevarle a hombros y a brazo alzado, por toda la ciudad de Villa Cisneros, en la Semana Santa del año 1971. En la Revista Legionaria de ese mes sale un artículo muy elogioso, hacia todos los Caballeros legionarios que tuvimos el honor de llevar a nuestro Santísimo Cristo.

 Era la época del Honor y la Dignidad, era la época de nuestro Caballero Legionario más importante, Jefe Supremo y Generalísimo de los Ejércitos, Caudillo de España, por la gracia de Dios, sus heridas de guerra, sus méritos de guerra y su eficacia como Jefe de Estado de la España católica e inmortal.

Todos, cualquiera, pueden hablar de La Legión, pero los que hemos llevado ese insigne uniforme y lo hemos sudado, cada día, cada hora, cada minuto, somos acreedores de tan insigne Legado  y tenemos preferencia, por derecho propio de hablar, sobre todos los demás.

Por eso digo y reitero, que para amar con verdadero cariño a la Legión, hay que estar en ella, dentro de ella y sufrir y recibir los sin sabores, que se padecen y que se llevan sobre las costillas, para servir a nuestro glorioso Cuerpo con sufrimiento, pero con orgullo y dignidad sin renunciar a ningún servicio, haciendo de ella nuestra familia, el compañerismo,  el compromiso, la disciplina  a tus mandos, el amor a Cristo, el reconocimiento a nuestros héroes y estar siempre dispuestos para dar la sangre por la Patria, si fuese necesario.

Con el inmenso recuerdo de aquellos años de preparación intensa  e instrucción extenuante, con nuestro insigne Coronel D. Gerardo Mariñas Romero (q.e.p.d),  preparados para luchar contra cualquier ejército del mundo y vencerles, para que luego, al final, viniera un masón, un traidor, un perjuro y entregara nuestro Sahara Occidental Español, a nuestros enemigos marroquís, por conservar una puta corona, y encubrir su delincuente reinado, apoyado por los Gringos, con el Judío-Masón Henry Kissinger a la cabeza, que el malnacido aún a sus 98 años vive.

Nunca debió de coronarle y haber caído en la trampa, que ese mierda de niño hizo una gran parodia, como buen hijo político, al Jefe Supremo  D. Francisco Franco, el mayor legionario, que elevó La Legión a Mito, muy por encima de su amigo y fundador D. José Millán-Astray.

Fdo.: Miguel Sanchez «El Patriota Español»

¡VIVA CRISTO REY!

¡VIVA LA LEGIÓN!

Tercio «Alejandro Farnesio» IV de La Legión «Villa Cisneros»

Autor

Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.


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