21/11/2024 12:40

Tribunal Supremo. Madrid, 02-10-05

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En el mundo de hoy le gente medianamente inteligente  se enfrenta  constantemente al dilema de elegir entre reír o llorar. No podemos caer en el tópico creer que el mundo nuestro es totalmente diferente del vivido por nuestros ancestros.  No podemos olvidar el adagio  bíblico “Nihil novum sub sole…» –no hay nada nuevo bajo el sol—que es una realidad de fácil comprobación.

Eso sí cada época tiene sus matices;  la nuestra no podía ser diferente y tiene el suyo; vivimos un tiempo cuya diferencia con los siglos precedentes salva a la vista. Nunca el hombre se ha sentido tan poderoso y seguro de sí mismo hasta creerse verdaderamente dios… el pecado más odioso para el Creador,  que precipito a Satanás en el Infierno creado para castigar su soberbia. Por eso nunca el hombre se halla expuesto a los peores castigos,   que no vendrán del Cielo pues será fruto de venganza de las leyes de la Creación.

Dice la Biblia que cuando Dios termino de crear el Mundo, lo contempló y reconoció que  la obra salida de sus manos “era buena”.  Evidentemente,  esa afirmación encierra unas consecuencias tremendas… Si lo que Él había hecho era perfecto querer enmendarle la plana es el peor de los errores humanos por escuchas a Satanás que intentan vengarse de su Creador engañando a los hombres sus criaturas predilectas.

Resumiendo: nos toca vivir uno de los peores momentos de la Historia de la Humanidad cuando por sus invenciones y adelantos técnicos deberían ser el mejor. Y la culpa es solo nuestra por no aprovechar al máximo el don inapreciable del Verbo encarnado para  enseñarnos toda la Verdad. “Yo para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la Verdad”, le dijo a Pilatos unas horas antes de morir en Cruz. Y nosotros no valoramos esa gracia. Y para nuestra desgracia tenemos un Jefe de Gobierno que como leal servidor de Satanás, solo sabe mentir y todavía hay españoles que le votan…

Analicemos una  de tantas pruebas de “locura colectiva” como está dando la Humanidad del siglo XXI. Y es hablar de las decisiones políticas de las Democracias  y sus gobiernos, en especial el de España… Concretamente hablaré del TRIBUNAL SUPREMO,  (del verdadero “Tribunal Supremo”, o sea, el “Tribunal Constitucional” pues es quien tiene siempre la última palabra)  es la mejor prueba de la “locura” que produce la soberbia en los humanos.

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Los señores del citado tribunal llevan su soberbia a tal grado de estupidez que se creen los supremos señores de la Creación y se arrogar en derecho a legislar sobre lo que no tienen  la menor potestad. Lo llamo estupidez porque, ¿cómo me llamarían ustedes a  mí, si se me ocurriese pensar que puedo “anular” la Ley de la gravedad (esa que mantiene el equilibrio de los astros gracias a la atracción mutua de sus masas? ¿Esa Ley que mueve el agua de los ríos y nos permite pasear  etc.?

Demostraría que tengo una mente desequilibrada y estúpida.  Pues eso mismo están haciendo los señores magistrados de nuestro alto tribunal. ¿O se creen  que es más fácil “crear un  derecho humano” que “”suprimiera la ley de la gravedad?

Si lo ven así,  demuestran  una imbecilidad superlativa pues  la “ley de la vida” es obra del Creador y nadie la puede tocar y menos ignorar… Podrán — en su chulería– creer que “legalizan” la potestad de asesinar impunemente pero a pesar de seguir troceando cuerpecitos de nasciturus  nunca podrán convertir semejante crimen en “derecho humano”.

El  haberse atrevido a dictar semejante sentencia habla muy mal de su “caletre” incapaz de volar a cierta altura, porque, si tuvieran capacidad habrían calculado  que ya no les queda mucha vida por delante y pronto habrán de rendir cuentas al Único Juez con capacidad para dictar leyes de obligado cumplimiento,  cuyo quebrantamiento lleva anexas penas eternas e  imposibles de escabullir. No les servirá  de nada, ignorarle a Él y a sus leyes sintiéndose avestruces pues, como decía un verdadero sabio judío llamado Saulo –y luego Pablo–: “De Dios no se burla nadie”, ¡ni siquiera los que se creen algo  por ser magistrados del Tribunal Supremo.

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Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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