30/04/2024 09:59

Serrano

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No hay urnas suficientes para albergar el asco. Sí las hay para cobijar el terror y sus afluentes de sangre y mutilación , de luto y de dolor. Indeleble dolor izado como las banderas de la traición y la dote de la claudicación sobre el pecho de las víctimas de ETA, ofrecidas en almoneda política socapa de “éxito democrático”, al decir de los beneficiarios del trueque con el crimen: socialistas, comunistas y separatistas de todas las cloacas, de todas las pocilgas y de todos los burdeles políticos que han convertido a España en los orinales del miedo y en los corrales de la mansedumbre, en los que ya no hay ni cabestros (no vaya a ser que sus escrotos vacíos les recuenden el toro que fueron) sólo corderos silenciosos, dóciles, mansos, tibios, uncidos a la democracia como el esclavo al amo, y el amo al látigo.

ETA vendió sus armas chorreando crímenes y los socialistas se las compraron regalándole la franquicia de la traición al PP de Rajoy, para que siguiera desbrozando la senda de la claudicación codificada en el cobarde Proceso de Paz de Zapatero. ETA conoce muy bien la elocuencia del terror, pero ignora la de la legítima violencia del Estado, que faculta a la Nación para el exterminio de los que quieren destruirla. En todo el mundo, menos en España, donde el terror rojoseparatista tiene justificación y exégesis políticas, pero la represión del mismo hasta los cuajarones de sangre del asesino es un delito de lesa democracia y de lesa humanidad que sólo merecía calentarle el infierno a quienes se atreviesen a ponerle los dientes en rompan filas a un etarra en comisaría, o a zurzirlo a balazos en una emboscada. He ahí el destino que la democracia española le reservó al General Enrique Rodriguez Galindo, el héroe de la Guardia Civil que más comandos de ETA desarticuló y que estuvo quince años de plomo y metralla al mando del Cuartel de Inchaurrondo.

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El General Galindo murió solo, despojado de sus galones y de sus emblemas, enajenado su salario y expulsado del Ejército y de la Guardia Civil. Los asesinos de ETA que nunca pudieron derrotarle en los sórdidos campos de batalla del terror, hoy son diputados y se presentan a las elecciones en las listas de Bildu a cara descubierta y galleando sobre la sangre que derramaron por la espalda, siempre por la espalda. Y esa vileza es un “éxito democrático” para socialistas, comunistas y separatistas. No hay urnas para tanto asco.

Autor

Eduardo García Serrano
Eduardo García Serrano
Eduardo García Serrano es un periodista español de origen navarro, hijo del también periodista y escritor Rafael García Serrano. Fue director del programa Buenos días España en Radio Intereconomia, además de tertuliano habitual de El Gato al Agua en Intereconomia Televisión. Desde el 1 de Febrero del 2019 hasta el 20 de septiembre del 2023 fue Director de El Correo de España y de ÑTV España.
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Azul

Sí, si. un «exito democrático»…según todos ellos…
Lo que en verdad es : una bofetada de aterradora obscenidad a la decencia.

Fue Rob

Y por desgracia va a más, pues no veo a un líder que proponga cambiar el panfleto del 78, más bien se enorgullecen. Desde los perros sarnosos terroristas hasta los casposos VOX están de acuerdo con el panfleto del 78 y, le lamen las botas a los reyezuelos corruptos, cobardes y traidores. Y por si acaso hay algún voxero llamándome potemita ya le digo yo: respeto a Abascal por haberse jugado la vida en las vascongadas, pero la política es asquerosa y el poder corrompe a cualquiera.

Hakenkreuz

Bien por el desprecio a la política sea del signo que sea, podemita o comunista, socialista, ecologista (asesina de la naturaleza), feminista (asesina de la mujer y de los niños nacidos y no nacidos), animalista (asesina y maltratadora de animales), conservadora (socialismo de los ricos y poderosos), liberal (vomitiva e indecente siempre), etc.
Bien por reconocer que la política es asquerosa (es muchísimo peor que eso, es la idolatría de la mentira, cuyo padre es satanás. Quien vota sirve a satanás, a la mentira, aunque lo niegue o diga que no es para tanto, que es lo que hay…, que qué le vamos a hacer…, que habrá que ir a votar aunque no aprobemos a nadie…, que hay que adaptarse a las circunstancias…, que es el mundo que nos ha tocao…, etc.). Dios quiera que el desprecio a las urnas supere el 50% de conversos o de hijos pródigos que ya no confían en el mentiroso anticristo.

El rey no es nadie en España desde la huida de Alfonso XIII. España no tiene más Rey que el que prometió reinar con benevolencia en España al Beato Bernardo de Hoyos. Y no tiene más Reina que la Santísima Virgen María, a la que ama todo español bien nacido. Con respecto a los peleles borbones, no convendría colar el mosquito de sus corruptelas, pecata minuta para tapar las salvajadas de los políticos, sindicatos, patronales y masones mafiosos de todo orden, que bien que han medrado en la democracia, sistema de impunidad para el perverso, y tragar la manada de camellos de éstos últimos y los que a ellos se han prostituido por un plato de lentejas (paguita, subvención, puesto a dedo, contrato, asignación, fondo reptil, fondo reservado, fondo discrecional, etc., que la corrupción viene a formalizarse «legalmente» de muchas maneras, pero que todas se pagan igual, con las llamas del infierno, salvo que se confiesen públicamente con arrepentimiento y penitencia, cosa poco probable, pues el ladrón y el asesino políticos, además de eso, suele ser soberbios sin solución).

Chus

Por primera vez a mis 69 años muy bien llevados, me niego a votar esta no es la España que soñó José Antonio, esta es la que soñó José María el Tempranillo. Desde los tiempos del Pernales, cuando el Vivillo y el Tuerto, no había en España tantos bandidos como hay en este gobierno. Que les den pomada, y si no vaselina que es más fina.

Hakenkreuz

Enhorabuena se es así. Votar es confiar en satanás, padre de la mentira. Veremos si con un desprecio a las urnas, por decencia cristiana y amor a la Verdad, que es Cristo, veremos si con tanto desprecio, esgrimen la tan idolatrada «legitimidad» democrática que para ellos es su licencia para cometer todo tipo de atrocidades.

Geppetto

Por mas vueltas que se le de la situacion la fuerza que emana de la victoria de Eta contra España es evidente.
Galindo pàgo el pato por haberse fiado de los politicos y eso mismo le sucedera a cualquiera que crea en la palabra que da un politico español.
De manera que lo primero que debe tener en cuenta un español sensato es que su mayor enemigo es el politico y no dejarse enredar por el es ganar la primera batalla.
Cuando veas que un plitico se pringa y da la cara, piensa que es falso y que el que va a pagar por su supuesta sinceridad eres tu

Hakenkreuz

Enhorabuena por reconocerlo, Geppetto. Así es, el mayor enemigo de España y los españoles, especialmente los cristianos, es el demonio, es decir, los políticos, maestros de la hipocresía, el fariseísmo, la mentira, el engaño y la manipulación. Y muy bien por señalar la raíz del problema con valentía, el dejarse enredar. Con un desprecio a las urnas mayor del 50% (ojalá que más del 80%) veremos qué legitimidad esgrimen para cometer los delitos y crímenes que cometen de continuo con el consentimiento de sus votantes. Repito, enhorabuena por reconocerlo.

Hakenkreuz

Sí, urnas que no han sido rotas, como debían, y que se llenan a reventar de asco, sangre, dolor ajeno, sufrimiento, traición, suciedad de prostitutas, etc. Pero es así desde 1976, ¿verdad? No es nada nuevo.

Hakenkreuz

Al hereje no le gusta este comentario.

Pero ustedes, ¿qué piensan que es un político, sea del signo que sea? ¿Ustedes realmente saben distinguir entre Verdad y mentiras? Si una criatura, sea hombre o mujer, niño, anciano, español o extranjero, no sabe discernir entre la Verdad y la mentira, ¿cómo puede tan siquiera discernir lo que es bueno de lo malo? El pecado tiene remedio con confesión y penitencia, la confianza en la mentira no. Ningún político representa la Palabra de Dios, mientras que todos la transgreden y conducen a millones a transgredirla.

Un político, sea del signo que sea, derecha (conservador), centro (liberal), izquierda (socialdemócrata, socialista, comunista, progresista o izquierdista), es un ANTICRISTO, esa tipología de la que ya San Juan nos previene. Y lo es hoy, como lo fue en el pasado y en cualquier lugar.

Un político se dedica a mentir y a engañar. Esa es su profesión, a eso se dedica. Y vive de que se le consiente hacerlo en las urnas, luego el que consiente se hace co responsable de sus obras. Y, además, es político porque miente y engaña con mucha habilidad, como lo hizo su padre satanás en el Edén a Eva y Adán provocando lo que provocó y que ahora padecemos. Aquí en España, y en el mundo entero. Hoy y siempre.

Un político es la viva descripción de la imagen de la bestia y del anticristo, porque solo obedece a mentir y engañar, a seducir a la masa de población en beneficio propio y de su grupo de interés, que no de desinterés o generosidad, como los santos y misioneros. Así queda bien patente según nos lo transmite el Espíritu Santo por medio del Apóstol amado San Juan.

Un político es un vástago y esclavo de satanás, porque satanás (y lo pongo deliberadamente con minúscula) es el padre de la mentira. Y satanás adopta muchas formas, por ejemplo, China impune por su peste covid o agenda 2030 o ideología lgtbi para obtener más votos, etc. Y no hay mentiras mejores o menos malas que otras mentiras, como no hay aborto que es pecado solo si gobiernan unos y no otros. La mentira es a satanás y a los políticos, lo que la Verdad es al santo y a Dios. Jesucristo, que es Dios hecho Hombre, es Camino, Verdad y Vida. Los políticos son perdición, mentira y muerte. No se puede negar el fruto del árbol a no ser que se sea un fanático integrista idólatra de la política. Dios, por medio de los santos, trae el bien eterno, el político la perdición eterna.

Un político es un falso profeta, de cuya levadura toda persona sensata debería guardarse.

Un político es un hipócrita fariseo, que todo lo que hace bueno, lo hace para ser visto por los demás, para darse gloria a sí mismo, para colgarse medallas y para gozar de admiración multitudinaria, más falsa que sus innumerables aduladores. Un político rehusa la caridad que ha de practicarse en secreto, sin jactancia, pues toda obra buena viene de Dios, siendo el hombre mero instrumento. Un político solo es capaz de hacer obras buenas (nunca de caridad. Un político no se desprende de su dinero para ayudar a alguien. Utiliza el dinero robado con impuestos. Al revés, intentará engañar para quedarse con el dinero de los demás) a son de trompeta y con una jactancia que llega a lo ridículo (ahora se presentan como salvadores del «clima». Tócate la bandurria).

Un político trata de convencer a la población que él y solo él hace milagros, que en él y su partido está su Salvación, que sin él, no llovería, no saldría el sol, se perderían todas las cosechas, el clima se volvería extremo, la naturaleza se destruiría, habría muchas pestes, terremotos, guerras, desastres, etc., habría hambre y sed, no habría posibilidad ninguna de trabajar, la población estaría indefensa ante todo tipo de males, las empresas se arruinarían, habría todo tipo de crímenes y maldades. El político usurpa las atribuciones de Dios mismo. Es decir, el político trae todo tipo de maldades a la tierra y luego pretende aparecer como salvador de todos esos mismos males que él mismo ha creado y propagado. Un político es un constructor de guerra, de perversidad, de maldad, de crimen, de robo, de perversión, de degeneración, etc., pero luego trata de aparecer como la solución a todo ello. El político es un lobo con piel de cordero. Y engaña a muchos, por desgracia.

Un político ofrece al votante lo que satanás al Señor en el desierto: «Todo esto te daré si postrándome ante mí, me adoras». Un voto es un acto de adoración más que de confianza, porque no se puede mantener un engaño siempre. Un político es digno hijo de la Gran Ramera de Babilonia, pues el voto se consigue por prostitución generalizada, es decir, por indignidad de sus votantes, que consienten el engaño y la mentira y lo aprueban, que se prostituyen por un plato de lentejas, cometiendo una insensatez de consecuencias eternas. Lo de Adán y Eva no es ninguna broma. El NT no miente, el político siempre.

Un político jamás da gloria a Dios. El político es como Lucifer, aspirando a arrebatar el poder y la gloria a Quien solo debería corresponder. Un político es vanidoso y ególatra de modo irreparable. Es difícil que un político se pueda salvar con el NT en la mano, como sus votantes no arrepentidos, pues éstos son responsables de haberle permitido acceder al poder en el acto de idolatría de la votación, equivalente a la apostasía de dar culto al emperador de Roma en los tiempos de la Iglesia primitiva quemando incienso en su nombre por evitar el martirio y la persecución. El reino de los políticos es el reino del Príncipe de este mundo, de satanás.

El político no es pastor, sino asalariado y ladrón. No viene a guiar al rebaño, sino a despersarlo a conveniencia, a degollarlo y a provocar todo tipo de estragos y destrozos. El político es la peste de la humanidad.

El político esgrime «la defensa de las más nobles causas de la humanidad»: «libertad», «progreso», «cultura», «ilustración», «ciencia», «derechos», «dignidad», «defensa de los pobres y oprimidos», «defensa de la patria», «defensa de la propiedad», etc., pero jamás hubo mayor destrucción y amenaza para las mismas que con los políticos de uno u otro signo.

El político no tiene conciencia, ni alma, ni límite moral alguno, ni nunca lo ha tenido. Entrar en política es como entregar el alma a satanás. El político vive como si jamás hubiese de encarar el Juicio de Dios al término de sus miserables días. El político es ateo obstinado. Y sus votantes siguen sus pasos. Parece empeñado no solo en condenarse a sí mismo, sino a arrastrar a la condenación eterna a todos cuanto en él o ella confían con el voto. Ha llegado incluso a declararse Dios mismo (Nerón y sucesivos emperadores, así como posteriores reyes en distintas civilizaciones), ha creado sectas, herejías, blasfemias, cismas, escisiones, ha llegado a nombrar obispos, arzobispos, cardenales y papas a conveniencia política, ha llegado a infiltrar por simonía a elementos enemigos de Dios en la propia Iglesia de Dios, la católica apostólica. Ha llegado a definir qué es un matrimonio, ha llegado a determinar quién debe y quién no debe vivir con arreglo a derecho (invento de políticos para engañar y manipular). Ha inventado derechos que son un ultraje satánico a Dios y ha proscrito derechos que son naturales e inherentes a toda criatura de Dios. Su ataque a Dios ha sido inigualado en cuanto a crueldad. Y lo peor es que ha quedado demostrado y se demuestra día a día que muchos son los que siguen su ancha y espaciosa puerta a la perdición.

Bien se puede decir que un político es el mayor asesino de almas y el mayor ultrajador de Dios de toda la historia. Los asesinos de Cristo fueron los políticos de su tiempo, los escribas y fariseos judíos hipócritas, que testigos de sus innumerables milagros, aún así prefirieron considerarlo una amenaza política a su poder y su nación.

Un político es el antisanto por excelencia. Lo contrario a un santo es un político. El santo incluso da la vida en martirio por servir a Dios. El político es completamente ajeno al desinterés, a la donación de uno mismo y a la generosidad sin objeciones. Un político es una serpiente que envenena a quien lo escucha y cae en sus engaños. Quien sigue o vota a un político, se hace cómplice de él o ella y de sus obras y frutos. No se puede eludir la responsabilidad (Rm 1, 32).

Un político solo ama la vanidad, la vanagloria, el dinero, las riquezas, el elogio del mundo, el prestigio personal. Un político es la contra imagen de Cristo. El seguidor de cualquier político es enemigo de Dios, porque solo le interesa el dinero y las dádivas que puede obtener del político al votarle. Judas Iscariote responde al prototipo de político también, como Caifás y los sumos sacerdotes. Los que gritan «¡Crucifícale!» son los votantes que tienen expectativas políticas de ser servidos a su subjetiva y egoísta conveniencia. Un votante es réplica de un político.

Ningún político respeta la Verdad, por obra de ningún político o por voz de ningún político actúa o se expresa el Espíritu de la Verdad o Espíritu Santo Paráclito. El político ha renunciado a Dios, lo ha expulsado de su vida, de otro modo, no sería político. La política es la gran mentira que lleva torrentes de almas al infierno.

O se está con Cristo o contra Él. Quien está con Cristo, no puede transigir con la mentira venga de donde venga. Y si se está con un político, aunque se piense que es mejor o menos malo que otros, se está contra Cristo.

Hakenkreuz

Triunfo aplastante del desprecio y rechazo a la puta democracia y sus urnas. Ni un solo medio de manipulación se atreve a publicar, como siempre hacían antaño, el gracias a Dios decreciente porcentaje de participación engañada y manipulada en el acto de anticristos de la votación o apostasía de los que adoran la mentira, el engaño y la hipocresía de la Gran Ramera democrática, cual traidores apóstatas quemando incienso en la Roma idolátrica al emperador anticristo de turno perseguidor de cristianos fieles verdaderos. Afirman, como siempre, que España es ahora, por vuelco de «terremoto», del abortista, pro lgtbi y agenda 2030 Partido Progresista de derechas, ignorando que más son los que han despreciado las urnas que los que han votado a cualquier partido tomado de modo individual, es decir, respaldado a satanás. Hoy, más que nunca, se desprecia a los que desprecian la democracia, sistema de prostitución de población y de corrupción interminable mientras Dios no lo extermine junto a sus valedores como promete Ap 19 para gozo y gloria de santos y mártires en Cielo y tierra.

Enhorabuena a los valientemente que han despreciado la mentira no acudiendo al colegio electoral de la satánica apostasía, quemando incienso a los líderes políticos con su voto, envenenados con el diluvio de mentiras y propaganda hipócrita de la demencial democracia y sus poderosos medios, que suena a campanas celestiales, pero que trae, en realidad, la destrucción en cuerpo, y lo que es peor, en alma, de todo el que refrenda a los anticristos políticos sean del signo que sean y que son máximos responsables de lo que llevan perpetrando casi cinco décadas. Al árbol se le conoce por sus frutos. No se puede haber servido mejor a la Verdad, que no es otra que Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, en el que hay que confiar por encima de todos y todo, aunque nos cueste un calvario. De hecho, con total seguridad, Jesucristo jamás hubiese ido a votar, porque el Señor nos enseñó a guardarnos del mundo, de los falsos profetas (políticos), del pecado (que en la Gran Ramera democracia fluye a borbotones), del demonio (padre de la democracia, el marxismo, la masonería y el judaísmo, padre de la mentira), de los anticristos políticos (viva imagen de la bestia que seduce a los que menos fe o ninguna fe tienen en Dios) y a romper con el pecado (y no hay mayor pecado que desconfiar de Dios anteponiendo la política a la Palabra de Dios), con lo que todo el que quiera parecérsele, ha hecho muy bien no votando, no respaldando el engaño, la mentira y la hipocresía farisea sea del signo que sea, el crimen, la corrupción y todo tipo de males que ha traído y trae, aunque le cueste la vida como a nuestros compatriotas en los años treinta del siglo pasado, que prefirieron morir asesinados a apostatar. Mejor perder la vida que el alma con su voto. Solo Dios nos puede ayudar frente a los anticristos políticos y sus fanáticos integristas votantes, cada vez más contumaces en apoyar la corrupción y la mentira sin límite, y sus vanos argumentos, que lo único que hacen es añadir más gasolina y combustible a las llamas del infierno que llevan propagando décadas y del que no se arrepienten ni por asomo, ensoberbecidos hasta el final.

Dios quiera que el rechazo a las urnas del próximo día 23 de julio (mucha prisa por acelerar la condenación de las almas le ha entrado ahora a los siervos de Lucifer de ese sandedrin infernal que llaman parlamento democrático) supere con mucho y cuanto más mejor el 50%, para que no se lleven más almas al infierno con ellos, vendidos ya a satanás, por refrendar la mentira de la que es padre satanás, en el que no creen por estar profundamente enfermos y enloquecidos.

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