24/11/2024 05:42
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De la manera que enseguida veremos se manifiesta un forista al que le crispan irremediablemente sus nervios todos los autores que se manifiestan más o menos críticos con el nazismo; palabra, por cierto, que a él no le gusta, pues la considera un invento de la propaganda comunista. El término que él prefiere para referirse a esa ideología es el de nacionalsocialismo.  No hay problema: nacionalsocialismo.

Para este forista, el nacionalsocialismo es una ideología buena; para mí, sin negar que en verdad pueda albergar aspectos buenos, es «en su conjunto» una ideología criminal, deshumanizante, totalitaria, perversa, genocida (al principio no lo fue, pero acabó siéndolo), fomentadora del odio a los judíos, inhumana, incompatible con el ser cristiano… Por lo demás, también atesora aspectos buenos el marxismo, y no digamos el anarquismo, y hasta las superestrellas y galácticos del mundo del fútbol; en definitiva, que no hay corpus doctrinal ni realidad humana, por muy tóxicos o errados que estén, de los que no puedan sacarse aspectos nobles, justos, propositivos.

Creo que el Magisterio de la Iglesia opina lo mismo que yo; perdón por la aparente inmodestia de esta expresión, aunque no es mi intención… Y el testimonio de tantos cristianos que se enfrentaron a la ideología nazi o nacionalsocialista, y que por tal enfrentamiento fueron asesinados, es sobradamente elocuente: algunos son oficialmente santos y beatos de la Iglesia, como el franciscano capuchino Maximiliano Kolbe, el carmelita Tito Brandsma… Testimonios como el de la llamada iglesia confesante (rama o sección de la comunidad protestante en Alemania que se enfrentó a Hitler, y que cuenta con testigos o mártires como Dietrich Bonhöefer, entre no pocos otros), o como los integrantes del grupo de la Rosa Blanca: verdadero semillero de ecumenismo de la sangre al haber sido sus víctimas asesinadas por el régimen nazi o nacionalsocialista un grupo integrado por cristianos reformados, por católicos y hasta por algún ortodoxo, tal el caso del joven Alexander Schmorell (canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa).

Este forista, del que omitiré el alias con el que concurre a determinados sitios de Internet a depositar sus injuriosas deyecciones (agazapado tras un alias, claro, como los buenos cobardes), ya ha tenido ocasión de meterse conmigo, más concretamente con mis escritos, sobra aclarar que de muy malos e injuriosos modos, que incluyen los insultos y las sumarísimas descalificaciones. Nada que me sorprenda ya, conociendo un poco el pecado, digo el pescado.

Así pues, se expresa como sigue (el texto va tal cual lo expele este individuo, sin corrección alguna):

<<agitprop es un termino puramente comunista, analfabeto integral y sinverguenza. los fascistas no hacen eso. son victimas de ello. borrego.

los fascistas siempre han sido las victimas de la propaganda de agitacion y mentiras fabricadas por los comunistas como el holocuento . hijo de puta y sinverguenza.>>

<<eres un descerebrado y un comunista. ya salio el imbécil de turno con el insulto fácil de los «nazis». os quitan ese insulto y no sabéis decir nada mas eres un comunista basura. asi sois la mayoria de supuestos «conservadores» unos sionistas. comunismo y fascismo existen. pero eso de «nazis» no es mas que un insulto de comunistas. en este diario de sionistas os quitan este insulto y sois incapaces de decir algo mas. sois una basura unos cobardes y unos sionistas de mierda. la gran mayoría de escritores de este diario cobarde.>>

Sin comentarios. Considero que la ideología comunista es una doctrina completamente errada, mas ello no ha sido óbice para la existencia de personas comunistas que han sido aproximadamente lo que suele entenderse por personas honestas, idealistas, apasionadas por la justicia social; engañadas, ciertamente, por una ideología criminal y fraudulenta como se ha manifestado sobradamente que es el marxismo, solo que esas personas particularmente encarnaron en sus vidas valores humanos. Algunos de tales comunistas fueron hasta poetas de la talla del peruano César Vallejo y el español alicantino Miguel Hernández, por solo citar dos nombres sobradamente conocidos y celebrados de una prolija lista posible en la que asimismo habría que incluir a artistas plásticos, filósofos, cineastas: de entre estos últimos, en Italia los nombres de Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Pasolini, Ettore Scola, Bertolucci, Nanni Moretti; en España, Juan Antonio Bardem; en la época dorada de Hollywood, el fenómeno del macartismo o caza de brujas decretada contra todos los cineastas sospechosos de comunismo, quienes no debían ser precisamente pocos… 

Hasta el extremo de que sin la menor duda de ninguna clase, la nómina de autores clásicos del mundo del cine que se dejaron influir por la doctrina marxista alcanzó incomparablemente cotas de mayor calidad artística que las alcanzadas por los cineastas que se dejaron influir por el nacionalsocialismo. Nadie en su sano juicio dudaría de este dato. Vamos, ni punto de comparación; es algo que ofende a la inteligencia humana el solo plantear tal duda. Pero bueno, ante la contundencia de los exabruptos del forista de marras me parece que no habría que llamar al filósofo y especialista en la memoria de las víctimas del Holocausto Reyes Mate, para ampliar los comentarios.

En fin. Asimismo, si no comulgamos con los exabruptos del forista de marras anterior no es menos cierto que también nos sentimos espiritual, ideológica y hasta políticamente distantes de planteamientos como los que siguen y que enseguida veremos. Son los propios de la mentalidad del animalismo, tan de moda en nuestro tiempo histórico que nos toca vivir.

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Ahí van (sin corrección alguna tampoco; van como aparecen en el muro de Facebook de una activista animalista, salvo en los pasajes en cursiva: cursiva nuestra):

<< Vamos a tener que darnos una segunda oportunidad sí, humanos, sí, una oportunidad.

No podemos volver a la normalidad porque la normalidad era el problema.

Es nuestro deber y es nuestra responsabilidad:

– Volver con un mayor compromiso social, donde la individualidad y el egocentrismo no tengan cabida, entender que pertenecemos a un todo, a un colectivo.

– Llegó el momento de la revolución de los cuidados: Reconocer, empoderar la función del cuidado del otro, de los animales, de la naturaleza, de otros humanos y de nosotros/as mismas.

– Respetar, construir en defensa de los animales, sí, esos compañeros/as con los que compartimos el planeta, nos han demostrado que pueden vivir sin nosotrosDurante este confinamiento han podido disfrutar un poco más de esa libertad y de la tierra que les hemos arrebatado, no hagamos que todo sea una simple ilusión.

– Cambiar nuestro modelo económico: ya hemos aprendido lo que es importante, lo que es vital ( apostar por economías sociales, apostar por la sanidad, por la educación..), debemos caminar hacia un modelo sostenible, un consumo más local, apostar por energías renovables, reducir nuestra huella destructiva y dañina.

– Y ya es hora de dar el paso hacia el veganismo ( no podemos seguir viviendo del cuerpo de los otros, la ganadería es la segunda causa del cambio climático en el mundo, conlleva pobreza humana, y también la explotación y muerte de animales), es insostenible, insolidario y antiético.

Volveremos a salir a la calle, nuestra especie seguirá, pero si nada cambia, solo significará que no hemos aprendido nada.>>

Desde luego, la excentricidad del movimiento animalista no conoce límites. Ergo, es todo inútil con ellos, o muy bien lo pareciera. La caza es ecológica, ayuda a mantener el equilibrio en muchos ecosistemas, suma antropología, entraña contenido filosófico, se ha vinculado milenariamente al arte, está fecundamente unida a la economía humana, facilita la protección del medio ambiente (ruralidad, tradición…), invita al ejercicio de la libertad del hombre desde la soberanía sobre los animales… La caza y la pesca llevan con el hombre desde la noche de los tiempos… Gracias a la caza (a la ingesta de productos de origen animal) el hombre en su evolución, en su hominización, llegó a ser lo que hoy somos: Homo Sapiens.

Pero es que todo el orden creado por Dios lo pretenden conculcar los animalistas. Por esto hablan de derechos de los animales, en pie de igualdad con los derechos humanos, ¡por favor, Dios santo! Por esto niegan que el hombre tenga derecho a usar de los animales para proporcionarse alimento, protección, guardia, vestidos…

Y es inútil el debate, me temo. Porque es un movimiento totalitario en la agenda de la ingeniería social del Nuevo Orden Mundial. Es un movimiento propio de esta sociedad enferma y falsamente compasiva: llorar por la muerte de las focas en los mares del Norte y no decir ni pío en contra y sí aplaudir y celebrar los miles y miles de abortos que se producen anualmente en España, lo que pone de manifiesto es la profunda injusticia, efecto deshumanizador y sinrazón del animalismo. Estos alucinados, manipulando el lenguaje, claro, hablan de ejecuciones de animales cuando ejecutar, en su acepción principal de matar, debe reservarse a personas, según toda la tradición cultural y jurídica y hasta lingüística de Occidente.

Se empeñan, contra la voz autorizada de aficionados y expertos, en denunciar que los toreros «son unos asesinos, torturadores sádicos y maltratadores que disfrutan haciendo sufrir al toro en la plaza, y que por ende los aficionados a la tauromaquia van a la plaza movidos por el sadismo de ver cómo el toro sufre». Desde luego, hay que decirlo: si algún aficionado a la tauromaquia hay (quien estas líneas escribe no se cuenta entre ellos) que vaya a las plazas con la intención de ver sufrir al toro, mejor que se quede en su casa y que no tenga ni la tentación de encender la tele para ver retransmitida una corrida de toros. Porque ningún torero que se precie habría de disfrutar sádicamente de ver cómo el toro sufre, ni debe haber aficionado a los toros que se precie que disfrute sádicamente presenciando cómo sufre el toro en la lidia. No cabe duda de que todo el dinero que puede ganar un torero influye lo suyo en su decisión de ponerse delante de un toro, pero como que hay Dios: hace falta tanto valor para ponerse delante de una bestia como es el toro de lidia que, el 99,5% de los hombres (y también de las mujeres) no se pondría así como así delante de un bicho astado como es el toro ni por todo el oro del mundo. Ergo, el torero se pone delante del toro porque debe llevar en la sangre la tauromaquia. Y aunque ama el suculento dinero que le pueden dar por torear -como también lo adoran muchos futbolistas de élite, y automovilistas, tenistas, jugadores de golf…-, ama tanto al toro de lidia que se disputa o juega la vida con él cada vez que sale a la plaza vestido de luces. De manera que, animalistas, el torero podrá ser un hombre no muy culto, pongamos, podrá ser hasta machista (es lo que ustedes profieren de ellos para perseverar en su afán abolicionista), ¡pero de ahí a que sea acusado de maltratador, sádico y asesino!, son ganas de joder. Así que por favor, dejen de joder, solo se les pide esto, dejen de joder a tantos colectivos a los que ustedes estigmatizan: toreros, cazadores, carniceros, pescadores, pescaderos, apicultores, domadores de animales, pastores, ganaderos, amaestradores de perros, dueños de zoos, acuarios y tiendas de animales, galleros y aficionados a las riñas de gallos…

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El animalismo es fruto de un mundo que ha vuelto la espalda a Dios. Las animalistas, quienes son capaces de llorar a moco tendido ante un camión cargado de corderos rumbo al matadero, pongamos, luego son en el 99% de los casos abortistas radicales, feministas supremacistas, perroflautas, ultralaicistas, negadores de la centralidad para la sociedad del modelo de familia formada por hombre y mujer.

A mí ya es que me indigna tanto el solo escuchar hablar a cualquiera que se reivindique animalista que, desde que los veo venir, simplemente «cambio de canal», me rajo de donde estoy, hago oídos sordos, paso de escucharlos totalmente. Ya no puedo con tanta estupidez integral.

Vamos con un tercer y último escrito que también me rechina. Como en los anteriores reproducidos, en este respetaremos el texto original tal cual, sin corrección alguna. Es este:
<< Vamos a ver Zavala, que no te enteras, Wojtila en realidad fue un agente comunista aunque, tan espabilado como tú y tantos como tú, puede que ni siquiera se enterara.

Y Wojtila fue un papa demoledor para la Iglesia, un gran destructor. Ni siquiera tenía la fe católica, como todo liberal-modernista, por mas que conservador en ciertos temas de moral, pero rabiosamente gnóstico en lo estrictamente religioso. ¿Por qué no haces una investigación SERIA y después una película del descomunal destrozo que este antipapa (en el sentido de mal papa) hizo a la Iglesia?

Y Navascués, mas delito tienes tú, que sabes de qué va la cosa, y encima le das bombo y platillo a la fábula juanpablista.

Que Dios os conceda la gracia del arrepentimiento.>>

¿Cómo se puede escribir esto de un papa como Juan Pablo II? ¿Qué clase de fanático rigorista hay que ser para escribir lo anterior? ¿Cómo se puede afirmar que no fue ni siquiera católico un papa que hizo del seguimiento de Cristo y de su Iglesia todo el eje existencial de su vida? Que pecó, que cometió errores (algunos de bulto, muy desafortunados), ¡sin duda! Durante toda su vida además. Mas ¿quién no los comete? ¿Acaso los integristas, que así fueran el súmmun de las perfecciones en ciencia y virtud?

Desde luego, me parece indignante un texto como el anterior reproducido, no tanto porque yo mismo desconozca que en efecto el hombre llamado en el siglo Karol Wojtyla no pudo ser sino pecador, falible, limitado y, por ende, cometedor de toda clase de desaciertos y hasta imprudencias incluso en su estado como Juan Pablo II. No, nada de esto. Lo indignante es la condena sumarísima, el rigor inmisericorde e implacable, esa especie de celo incontenible en pro de la caza del hereje. Me revientan acusaciones como esta, ¡el acusar al polaco Juan Pablo II nada menos que de «agente comunista»! 

El celo del rigorista, sí, desde el cual solo serían herejes despreciables, sin nada bueno que pudieran aportar a la humanidad, hombres de la talla del literato, filósofo y anarquista León Tolstoi, el también anarquista catalán Salvador Seguí, el pastor bautista negro Martin Luther King… Celo del rigorista, sí, desde el cual solo serían despreciables la reina del góspel Mahalia Jackson, la escritora y cineasta francesa Marguerite Duras, el legado de la MPB (música popular brasileña), los cineastas de la nouvelle vague francesa, la canción de autor y el arte todo (pintura, poesía, cortos cinematográficos…) del recientemente fallecido Luis Eduardo Aute, las canciones del comunista Silvio Rodríguez y el izquierdista Joan Manuel Serrat (unánime y oficialmente considerados los dos más grandes cantautores en lengua española del último medio siglo), la canción de autor del exreligioso, exseminarista y finalmente comunista y cantautor chileno Víctor Jara, la obra musical de Pablo Milanés y de Amancio Prada, ¡dos de las voces masculinas más hermosas que siguen siendo de la música popular en español y, desde luego, de las pocas que pueden acercarse en calidad sonora a la incomparable voz del brasileño e izquierdista Milton Nascimento…! ¡Por favor, por Dios!

O lo que es lo mismo: solo un rigorista integrista en la estela del sedevacantismo o el lefebvrismo más radicalizado podría suscribir una afirmación como la que aquí nos ocupa. Así de claro y el chocolate espeso.

11 de mayo, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, militante social, escritor.

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