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 El vuelo Constellation Type L.749 F-BAZN de Air France -avión comprado a Howard Hughes- salió del aeropuerto Orly de Paris a las 8:06h dirección New York. Hacía una escala en la isla de Santa María en las Azores. A las 01:41h la tripulación dio la posición a 150 millas de Santa María, con una llegada aproximada a las 02:45h, que se cambió a las 02:55h. A las 02:51h, el F-BAZN señaló que estaba a 3.000 pies, con el aeropuerto a la vista y solicitó instrucciones para aterrizar. Después de la confirmación de las instrucciones, no hubo más comunicación con el velo. El comandante se había equivocado de isla. Lo que divisaba no era Santa María. El avión se estrelló a una altitud de 850 metros, entre el pico Varra y el Monte Redondo, Algarria. No hubo supervivientes. Fallecieron los 11 tripulantes y los 37 pasajeros. Era el 28 de octubre de 1949.

Entre los pasajero estaban Marcel Cerdán, Ginette Neveu y su hermano Jean. También Paul Genser y Jo Longman. Marcel Cerdan, conocido como el Bombardeo de Marruecos, el 21 de septiembre de 1848 se convirtió en campeón del mundo de los pesos medios, al vencer a Tony Zale. Cerdán, nacido en Sidi Bel Abbes el 22 de julio de 1916, era de origen español. Era un Pied noir por su condición de africano nacido en una colonia francesa. Así llamaban despectivamente a los nacidos en Argelia durante el período colonial francés desde 1830 hasta 1962. Sus abuelos paternos eran oriundos de Aspe, Alicante, y los maternos de Abanilla, Murcia. Cerdán siempre se sintió muy identificado con sus orígenes.

El 21 de septiembre de 1948 ganó el campeonato del mundo de los pesos medios al vencer al estadounidense Tony Zale, el Rey del KO, por detención del combate por el árbitro en el duodécimo asalto, por nocaut técnico, en el Roosevelt Stadium. El 16 de junio de 1949 le arrebató el título, en Detroit, Jake LaMotta, Toro Salvaje, por nocaut técnico en el décimo asalto. Cerdán tuvo problemas físicos desde el primer asalto Se programó la revancha para el 2 de diciembre de 1949 en el Madison Square Garden.

Marcel Cerdán estaba casado con Marinette López, desde 1943. Tenía tres hijos: Marcel (1943), René (1945) y Paul (1949). Paralelamente tuvo una aventura sentimental con Edith Piaf. Ambos se conocieron en New York, poco antes que Cerdán conquistara el título mundial. Se cuenta que aquella fue la historia de amor más grande en la vida de Piaf.

Tenían programado volverse a encontrar en New York. El día antes del accidente Piaf llamó a Cerdán. Deseaba verlo. Este cambió sus planes. Tenía programado viajar en barco. Sin embargo, decidió tomar un avión. El vuelo F-BAZN de Air France estaba completo. Philip y Edith Newton -recién casados y de luna de miel en Paris- y una mujer llamada Erdmann, gerente de una tienda de perfumes, les cedieron los billetes para que pudiern viajar Cerdán, su amigo Paul Genser y su mánager Jo Longman. EL encuentro con Edith Piaf nunca se produjo.

Apenas una horas después, Edith Piaf actuó en el Versailles de Manhattan. Cantó L’hymne à l’amour, la canción dedicada a Cerdán que había estrenado el 14 de septiembre, que grabaría por primera vez en 1950 y que interpretaría en la película Paris Sing de Pierre Montazel en 1952. Luego cayó desmayada. El 8 de noviembre de 1949, el Bombardero Marroquí, fue velado en el estadio Lyautey de Casablanca. Por la capilla ardiente pasó una multitud durante dos días. Finalmente, el 10 de noviembre de 1949, 70.000 personas acompañaron sus restos hasta el cementerio de Ben M’Sick. En 1995, el féretro sería trasladado al cementerio de Perpiñán por disposición de Marinette López, su esposa. Marcel Cerdán murió a los 33 años, con un récord de 113 peleas ganadas, 66 por nocaut y 4 derrotas.

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En aquel avión también viajaba Ginette Neveu con su hermano Jean. Neveu, nacida en París el 11 de agosto de 1919, fue la mejor violinista de todos los tiempos. Debutó a los 7 años con el concierto de Max Bruch. Dos nombres marcaron su futuro musical. Venció a David Oistrahk, en 1935, en el Concurso Internacional Henry Wieniawsky. Oistrahk fue considerado uno del os mejores violinistas del siglo XX. El otro nombres es el del director de orquesta Herbert von Karajan, al permitirle grabar el concierto de Brahms, el de Sibelius, Tzigane de Ravel y Poème de Chausson. Esta última es la mejor interpretación que existe de la pieza de Chausson. Nadie cono Neveu la ha tocado con la misma elegancia y pasión.

Neveu viajaba a new York para dar un recital, en el Carnegie Hall, el 28 de noviembre de 1949. Su hermano Jean la acompañaba al piano. La gira duraría 3 meses y la llevaría por Estados Unidos y Canadá. Neveu viajaba con dos violines. Un Omobono Stradivari del 1730 -fabricado por uno de los hijos de Antonio- y un Giovanni Battista Guadagnini. Nunca se encontró el Stradivari que, poco antes de embarcar en el avión se lo enseñó a Marcel Cerdán. El Guadagnini apareció, años más tarde, en París. Ginette Neveu falleció con 30 años. Fue enterrado, con su hermano Jean, en el cementerio Perè Lachaise de París.

Esta no es la única tragedia en el mundo de los violinistas. Vamos a hablar de dos que también, como Neveu, murieron muy jóvenes. Sus nombres son Josef Hassid y Michael Rabin.

El polaco Josef Hassid nació el 28 de diciembre de 1923 en Suwalki. En1938 llegó a Londres con su padre para perfeccionar sus estudios musicales con el pedagogo y violinista húngaro Carl Flesch. Este consideraba que Hassid -como escribió su hijo en unas memorias dedicadas a su padre- “fue sin duda uno de los talentos del violín más grandes de su tiempo. De hecho Fritz Kreisler, después de escucharlo en casa de mi padre dijo: un violinista como Heifetz nace cada 100 años, uno como Hassid cada 200 años”.

Kreisler prestó a Hassid, durante el resto de su carrera, un violín de 1860 del luthier francés Jean-Baptiste Vuillaume (1798-1875). El primer concierto privado en Londres lo do el 9 de marzo de 1938. El debut con público fue en el Wignore Hall de Londres el 3 de abril de 1940, con el pianista Gerald Moore. Este declaró que “con la excepción de Menuhin, es el talento más brillante que haya oído”. Aquel día interpretó obras de Corelli, Debussy, Schubert, Bach y Paganini. Moore afirmó años después que “tenía perfección técnica, entonación maravillosa, tono glorioso, pero había algo por encima de eso que era bastante increíble, una cualidad metafísica”.

El 1 de marzo de 1941 dio un concierto en el Queen’s Hall tocando el concierto de Brahams, con la Orquesta Sinfónica de Sidney Beer. Ese fue su último concierto. No había cumplido los 18 años. Se le diagnosticó que sufría un trastorno mental severo caracterizado por cambios de humor violentos, que a menudo se volvía hosco y retraído.

La salud mental de Hassid se quebró bajo múltiples presiones. La primera fue una infeliz historia de amor. Durante el verano de 1937 se enamoró de una joven no judía, los padres de ambos jóvenes les prohibieron que se volvieran a ver. Como declaró Gerald Moore: “Lamentablemente, tuvo una infeliz historia de amor que literalmente lo volvió loco. Pero tal vez la inquietud dentro de él lo hizo tocar tan fantásticamente”. Su padre lo presionaba hasta el extremo para que triunfara como violinista. Estaba constantemente a su lado, obligándolo a perfeccionar su técnica y a ensayar. Se le organizó toda una serie de conciertos y le pidieron que, en poco tiempo, se aprendiera de memoria todo el repertorio que debía tocar. Hassid tenía mala memoria. Finalmente, Flesch lo presentó socialmente como si se tratara de una mascota. Todos estos factores fueron fatales para Hassid.

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El 19 de junio de 1941 se le diagnosticó esquizofrenia, siendo ingresado en el Hospital St. Andrew’s en Northampton, para recibir terapia de coma insulínico y electroconvulsiva. Al mejorar ligeramente abandonó el hospital el 2 de mayo de 1941. En diciembre de ese año lo internaron en Moorcroft House, un asilo privado en Hillingdon. Y en 1943 al asilo Long Grove Hospital, en Epson, donde permaneció hasta su muerte. El 20 de octubre de 1950 lo sometieron a una lobotomía prefrontal bilateral. Le sobrevino una infección posoperatoria que derivó en meningitis. Josef Hassid falleció el 7 de noviembre de 1950, poco antes de cumplir los 27 años. Su vida nos recuerda la de Nijinsky.

El otro es Michael Rabin, nacido en New York, el 2 de mayo de 1936. Se considera que fue uno de los más grandes, sino el mejor violinista de su generación. Jascha Heifetz lo consideraba el mejor violinista del mundo. Su padre era violinista en la Filarmónica de New York y su madre profesora de piano en la academia Juilliard School. Debutó el 29 de noviembre de 1951, a los 15 años, con el concierto número 1 de Paganini, en el Carnegie Hall de New York. La Filarmónica de New York la dirigía Dimitri Mitropoulos. El 13 de diciembre de 1954 lo hizo en Londres, en el Royal Albert Hall, con el concierto de Chaikowsky.

Rabin grabó conciertos de Mendelssohn, Glazunov, Paganini, Wieniawski y Chaikovsky, así como la fantasía escocesa de Bruch y la Caprichos Paganini para violín solo. Grabó la Sonata número 3 de Bach en Do mayor para violín solo, y la tercera y cuarta sonatas para violín solo de Eugène Ysaÿe, así como otras piezas virtuosas, incluido un álbum con la Hollywood Bowl Orchestra.

Tuvo como profesor a Ivan Galamian. Esta fue una recomendación de Heifetz después de haberlo oído tocar. Su violín preferido era el Kubelik -que había pertenecido a Jan Kubelik-, un Guarnerius del Gesù del 1735. Durante un recital en el Carnegie Hall perdió el equilibrio y cayó hacia adelante. Esto provocó en Rabin que tener miedo a los escenarios. Ese fue el primer síntoma de una enfermedad neurológica que limitaría su carrera. La presión a la que son sometidos los niños prodigio fue demasiado para él. Se aficionó a las drogas. Falleció de una sobredosis el 19 de enero de 1972. Como comenta Itzhak Perlman “Rabin era un fantástico violinista con un sonido maravilloso y fue una verdadera tragedia que muriese tan joven, antes de tiempo”. Estaba a punto de cumplir 36 años cuando falleció en New York.

En 1954 interpretó los solos de violín en la película Rhapsody, interpretada por Elisabeth Taylor y Vittorio Gassman. Siendo Claudio Arrau el encargado de los solos de piano.

Autor

César Alcalá