15/01/2025 02:45

De los que abusan enceguecidos de impunidad, como si no hubiera un mañana, suele Dios tomar venganza si la justicia temporal o terrenal no los castiga. Y, mientras, en el juego, también se suelen perder los mirones que contemplan impávidos cómo el trilero trampea o el asesino aplica su cuchilla en los cuellos indefensos. Eso es lo que, al menos, les gusta creer a las víctimas. Porque, si no aparece Dios, los rojos son como el Burlador que, si la justicia, como el mirón, tan largo se lo fía, vengan y vengan a acumular crímenes y engaños.

En esto iba pensando yo, cerca de Caminomorisco, en un reciente viaje por las Hurdes, cuando, bien grabado a punzón en una madroñera centenaria, me topé con un romance anónimo que me llamó la atención. Tanto fue así que no quiero hurtárselo a mis amables lectores para que ellos saquen sus corolarios, y también para que, cuando paseen por las sendas patrias, anden avisados por si este tipo de mensajes siguen apareciendo en nuestros nobles, queridos y admirados ecosistemas vegetales.

El cantar, la sátira o la composición, como ustedes quieran entender y nombrar a la letrilla, se titulaba Nueva (y breve) Canción del Pirata, y decía así:

Mientras yo me refocilo,

me solazo y regocijo,

España a voces me llama

el Doctor y el Burlador.

España pende de un hilo,

porque así lo quiero yo;

y burlándome de todos,

distribuyendo venenos,

y recetando epidemias

torrenteras y pandemias,

y gobernando sin frenos

mientras me dejan hacer,

el más chusco y el mayor

gusto que en mí puede haber

es robar a manos llenas,

LEER MÁS:  España estancada, José Antonio Primo de Rivera. Por Julio Merino

cubrir España de lodos,

condenar siempre al mejor,

liquidarlos por las buenas

y dejarles sin honor.

Y nadie tiene cojones,

ni monarcas, ni ropones

togados, ni militares,

de sacarme de mis lares

y conducirme a prisión.

Sin duda, el pirata aludido -si es que la jácara aludía a algún pirata en particular-, o los instalados, en general, dirán que aquí, el predicador, juglar o poeta se ha vuelto impertinente. Y entonces sí que se les podía responder que la razón hace al valiente y al cobarde hace el temor. Y fue al reanudar mi camino hacia el valle de los Tejos, cuando repensé en cuánta razón acumulan hoy los españoles de bien para liarse a latigazos con los piratas, y cuántos justos -y valientes- necesita una patria sojuzgada para regenerarla.

Pero el caminante, volviendo la vista atrás, sólo vio multitudes dispuestas a servir a los forajidos, sin otra voluntad que la de obedecerlos, sin replicar. Y así, electores y elegidos, siguen el juego democrático, la Farsa del 78; unos, escogiendo y colaborando con quienes les roban y acuchillan, y éstos, sangrándolos y depredándolos. Aceptando y premiando aquellos, en definitiva, a quienes han impuesto a la nación sus abominaciones y fechorías, y han resumido la Transición democrática en un «ordeno, mando y mango… y sigo cabalgando».

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
Suscríbete
Avisáme de
guest
0 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
0
Deja tu comentariox