21/11/2024 11:54
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1- La lengua es lo que hace la nación. Quienes viven en el extranjero normalmente experimentan una gran alegría cuando escuchan a alguien hablar en su propio idioma y sienten a esa persona cercana, familiar aunque nunca antes la hayan visto. Lo mismo sucede entre chilenos, uruguayos, costarricenses, argentinos, puertorriqueños, españoles y el resto de quienes hablamos español, nos sentimos parte de una misma cosa, nos sentimos miembros de una misma familia, nos sabemos hermanados por un lazo indestructible que no cree en fronteras ni en países. Ese sentimiento hermoso de pertenencia a un mismo tronco, esa sensación magnífica de unidad inquebrantable que proporciona la misma lengua, es lo que CREA las naciones.
2- Pero los idiomas son muy frágiles y susceptibles  de desnaturalizarse, las lenguas, al mezclarse con los dialectos locales se desvirtúan y terminan diferenciándose de la original, también en lugares lejanos de difícil comunicación, ocurre que un mismo idioma evoluciona de manera diferenciada hasta convertirse en dos lenguas distintas. ¿Cómo hacer frente a la vulnerabilidad de los idiomas? Si se quiere consolidar un país, una nación, es imprescindible asegurarse de que la lengua común permanezca homogénea en todo el territorio nacional y para ello es imprescindible que se establezca un conjunto de reglas gramaticales que rijan su uso en todo el territorio de manera que por muy alejadas e incomunicadas que se hallen dos partes de él, el idioma siga siendo idéntico para ambas poblaciones, exactamente lo que ha sucedido entre la España continental (la España americana) y la España peninsular en los últimos 500 años.
¿Quién fue quien primero se percató de la necesidad de una gramática común? ¿Quién fue el artífice del conjunto de reglas idiomáticas que crearon nuestra nación?
3- Un sevillano de Lebrija con un gran libro entre sus manos se postró emocionado delante de ISABEL de CASTILLA y le dijo:
– Su Majestad, los muchos barcos que usted tenga, los abundantes cañones que consiga y los cientos de hombres de armas y caballos que pueda hacer llegar a las Indias sólo le servirán para conquistar territorio. Pero si quiere usted construir un país, si quiere levantar una nación, si pretende forjar un imperio necesita esto…
Y en ese instante único e irrepetible de la Historia de España, aquel sevillano de Lebrija se acercó muy despacio a la Reina y con sumo respeto dejó en su regazo el imponente libro que se había traído.
¡ Y se hizo la luz ! La Reina grandiosa tenía ya en sus manos El PRIMER MANUAL de la GRAMÁTICA ESPAÑOLA, el instrumento magnífico que forjó nuestra nación.
4- Y tal cual fue, aquel libro formidable fraguó una NACIÓN inmensa que dio a luz un IMPERIO y creo un pueblo hermoso de más de 600 millones de personas que hoy en día hablan español y que se sienten parte viviente de este tronco maravilloso que nos hermana a todos los hispano parlantes.
¿El hombre que hizo posible esto? ¿El responsable de hacer el LIBRO admirable que creó la nación española? ANTONIO MARTÍNEZ DE CALA Y ZARAVA. ANTONIO DE NEBRIJA.
Conclusión: amigos, todo cuanto hemos explicado aquí permite ver claramente que cuando se prohíbe la enseñanza de nuestro idioma, cuando se veta en las escuelas del País Vasco y de Cataluña el empleo del español como lengua vehicular, se fomenta el fortalecimiento de falsas naciones periféricas que no tienen manera de existir si no es destruyendo la nuestra. Por eso defender la enseñanza del ESPAÑOL en Cataluña, País Vasco, Galicia, Baleares y Valencia es defender a España, es defender tu nación, es proteger lo que tu eres. Y si no lo hacemos, si no estamos dispuestos a luchar por nuestro idioma, nuestra nación, tal y como la conocemos, dejará de existir. Y esto no sólo es impensable e inadmisible, también es una pena porque ser ESPAÑOLES es con diferencia lo más hermoso que nos ha podido pasar en la vida.

Autor

Hernan Perez Ramos
Hernan Perez Ramos
Hernán Pérez Ramos es un acertado analista sociopolítico caracterizado por su laconismo sustancial que brinda una comprensión diáfana de las situaciones que revisa en su apartado de ÑTV ESPAÑA: Análisis a vuelapluma.

Es un experto en Raíces Biológicas de los comportamientos humanos y autor de un libro con una nueva teoría de la evolución humana.

 
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Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Exactamente. Eso de que «el pueblo hace la lengua» es una barrabasada. El pueblo la deshace. Por eso la infame Cacademia «de la Lengua» hoy, con su confeso descriptivismo, ha traicionado su cometido original, según el lema «limpia, fija y da esplendor». Nebrija dio el primer paso. Fue seguido por otros como Bello. Hoy necesitamos algo más, una policía idiomática que imponga multas a todos aquellos que, en un medio de difusión pública, incurren en cosas tales como el dequeísmo o en anglicismos humillantes. La lengua es la patria. Si mañana el Estado se declara en bancarrota, no pasa nada. Si abogaditos y dizque profesores farfullasen por doquier -en lugar de expresarse correctamente- estaríamos perdidos. Si la policía idiomática tiene que arrestar en el plató de televisión en directo a un político, que lo haga.

Geppetto

El español es un idioma universal hablado por mas de 650 millones de personas
Se habla en todas partes menos en España, pais en donde se habla castellano, catalan, vascuence, gallego y demás dialectos
Un pais de pandereta la actual España

Aliena

Eso de que lo hablan 650 millones de personas es más que un sueño, es casi un delirio. Pues hoy me tiembla la mano antes de atreverme a escribir cuántos millones ( ¿podré utilizar el plural? ) lo hablan. Al ESPAÑOL me refiero, no a jergas más o menos publicitadas y propagadas.

Aliena

Justo, veo aquí expresado exactamente lo que yo pienso – y siento – aunque con mucha más claridad. Policía idiomática incluida; la cual tendría que empezar por la sede de la nefasta RAE y proseguir su labor por el Congreso, las editoriales, estudios de doblaje y medios de comunicación varios, sin excluir a éste. El más reciente alipori, susto, soponcio o patatús que me ha dado relacionado con este tema ha sido al escuchar, por tercera vez, que los reyes «nos reinan». Y yo, ilusa de mí, que pensaba que, después de las personas «abusadas» y «contactadas», las islas «peleadas» o las películas «actuadas» ya estaba curada de espantos; pero no, craso error.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

El español no es una lengua universal. Es más, ya no es, ni siquiera, una lengua actual de alta cultura. Es una lengua maravillosa en su construcción y potencialidad, el glorioso legado de una época pasada. Por supuesto, muy superior al inglés de marras, que constituye todo un retroceso civilizatorio a escala plantetaria. Que masas enormes de analfabestias «latinas» lo chapurreen y lo guarreen a diario no lo eleva a la categoría de «lengua universal». Para que fuese una lengua universal, tendríamos que tener, por lo pronto, una producción filosófica y científica, además de la literaria, de altura. Tendría que ser una lengua económica y técnicamente vibrante, con pulso. Incluso dentro de la propia Expaña hoy está mal visto expresarse bien. Es un signo de inclusión en círculos cafre-podemitas pero también en reaccionarios «de derechas», ladrar frases cortas. La corrosiva envidia española se vuelve contra el que se esmera en sus pensamientos.

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