04/05/2024 21:47
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Ay, dios ¿qué hubiera sido de mi infancia sin “El guerrero del antifaz”?, aquel caballero cristiano que vive aventuras increíbles en su guerra personal contra los árabes. Tenía yo 6 años cuando cayó en mis manos el primer ejemplar de la colección que contaba la vida de aquel guerrero fuerte, musculoso, atleta, que cubría sus ojos con un antifaz y que era el mejor espadachín de aquella España de finales de la Reconquista y todavía recuerdo, como si los tuviese ahora mismo aquí delante, a los personajes que protagonizan la serie. Porque además del Guerrero a su lado estaba siempre Fernando, un jovencito que sigue como un perro fiel al admirado y valeroso caballero en su peripecia vital. Y con ellos, aunque no en todos los números, están Ana María, la condesita hija del Conde de Torres y amada ideal con la que sueña y por la que lucha el valeroso Guerrero… Y son también protagonistas especiales Ali Kan, el villano de la serie, el padre putativo del protagonista, el caudillo árabe que había pasado por ser su padre… Y estaban Zoraida, la bella favorita del caudillo árabe, ejemplo de mujer independiente que lucha por conseguir el amor del invencible y Aixa, la doncella mora enamorada del Guerrero y los hermanos Kir, tres musulmanes que se alían con él y le acompañan en algunas de sus aventuras.

El argumento era bien simple, el Guerrero es un joven que vive, hasta los 20 años, creyendo que es hijo del caudillo árabe, porque hasta esa edad la madre no le confiesa la verdad y le dice que su padre había sido un cristiano. Durante esos años no sólo vive como un árabe sino que lucha ferozmente contra los cristianos, hasta que sabe la verdad y se cambia de bando, se pasa a los cristianos y para ocultar quien ha sido se pone el disfraz con el que vive hasta durmiendo. Es entonces cuando conoce a la bella “condesita” de Torres y se enamora locamente de ella, aunque los padres ya la han comprometido con otro conde cristiano.

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Si, el “Guerrero del Antifaz” irá siempre unido a mi infancia.