18/05/2024 06:20
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Progresista, definición de la Real Academia Española:

Progresista

De progreso e -ista.

  1. adj. Dicho de una persona o de una colectividad: De ideas y actitudes avanzadas. Apl. a pers., u. t. c. s.
  2. adj. Propio de una persona progresista.
  3. adj. Dicho de un liberal español: Del sector más radical del liberalismo, que se constituyó en partido político. Apl. a pers., u. t. c. s.
  4. adj. Perteneciente o relativo al partido progresista.Senador, periódico progresista.

 1.- Ideología y doctrina que defiende y busca el desarrollo y el progreso de la sociedad en todos los ámbitos y especialmente en el político-social.

Pues para nada estoy de acuerdo en esta definición, tanto del Diccionario de la Lengua, como otros buscados.

Dice Remigio Beneyto, en su artículo: «¿Qué es ser progresista?»

ESTOY EN UN SIN VIVIR, PORQUE NO SÉ QUÉ SIGNIFICA «SER PROGRESISTA».

Repetiré lo que dicen todos, refiriéndose al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, que «progresista» significa «de ideas y actitudes avanzadas», y «progreso» significa «acción de ir hacia adelante», y también «avance, adelanto, perfeccionamiento».

Cualquiera que se precie ha de ser progresista, ha de ir hacia adelante. El problema es hacia adelante, pero ¿hacia dónde? Esta es la cuestión: cuál es la meta hacia la que se ha de ir avanzando, porque si uno avanza hacia el precipicio, la cosa acaba mal.

Para progresar, para avanzar ha de tenerse claro dónde se quiere ir, qué metas se quieren conseguir, alcanzar. Y lo que son progresistas son las metas que se quiere alcanzar. Porque avanzar, ir hacia adelante, puede ser acertado o no, dependiendo de la dirección que se haya tomado o incluso del sentido de la dirección. Uno desde Valencia quiere ir a Barcelona, y va en esa dirección y en el sentido de Valencia a Barcelona, entonces está progresando, está avanzando porque sabe dónde quiere llegar y progresa. Pero si está yendo en el sentido contrario o en otra dirección, aunque progrese, aunque avance, no llegará a la meta deseada, que es Barcelona, sino que aparecerá en Bilbao, Zaragoza o Murcia.

Ser progresista es defender los derechos fundamentales y libertades públicas. No puede hablarse de progreso cuando se transgreden derechos y libertades. No puede alguien ser progresista y atropellar derechos fundamentales. Los derechos fundamentales son inviolables, son irrenunciables, son inherentes a la dignidad de la persona. Ningún Estado, ni partido político, ni líder político, ni ciudadano puede apropiarse el calificativo de «progresista» si no respeta los derechos fundamentales. En España no puede serlo si no respeta el derecho a la vida, el derecho de libertad ideológica, religiosa y de culto, del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, la libertad de expresión, el derecho de reunión, el derecho de asociación, el derecho a participar en los asuntos públicos, el derecho a la tutela judicial efectiva, el derecho a la educación, la libertad de enseñanza, el derecho a la libre sindicación, el derecho de petición, etc.

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Pues no queda suficientemente claro que es el progresismo, pues nada tiene que ver con el “PROGRESO”.

La idea es puramente comunista y la Real Academia, no lo recoge, cuando está fundamentada en una meta descabellada, para hacer y deshacer, todas las cosas y llevar al individuo a la más absoluta indefensión, injusticia y desesperación.

José Cuenca: Mi experiencia con el ‘progresismo’ comunista

Ex embajador en la URSS y en Bulgaria -cuando este país pertenecía a la órbita soviética-, el autor subraya que el comunismo, que ya no engaña a nadie, siempre se ha apoyado en el miedo y la mentira.

Ahora, tocan  cada día más a la familia, base y eje fundamental de los cimientos fuertes del individuo y de su familia.

Se empezó con el aborto, el genocidio más diabólico y criminal de la historia, la derechona indecente e infame, lo aprobó y se hizo valedora de tan imperdonable genocidio.

Luego, han ido más lejos y la izquierda comunista, hereje y criminal, ha dado la supremacía de decisión a la madre, como el feminismo radical, pide continuamente y hasta las feministas más radicales, expresan:

“Que si no pudieran abortar, ellas tendrían la potestad, de que según sale ese niño de sus entrañas infernarles, tienen el derecho de estrangularlo”

Pero los hijos de la gran puta y de padres desconocidos, que aún los siguen buscando desesperadamente, entre todos los encamados, con sus vergonzantes madres, han decidido destruir al niño, desde su más tierna edad.

Tanto es así, de que quieren y lo hacen ya, el cambiar la biología del niño, para asegurarle, que hoy es un niño y mañana una niña, sin que pestañeen.

Pero tampoco, se limitan a eso, sino que ya como los demonios pederastas pretenden, que los niños deben masturbarse desde niños y que pueden fornicar unos con otros, sin límite alguno.

Mientras tanto, esta sociedad, perdón, suciedad de borregos lanudos, nada hace, ni contra ataca, al poder de un estado criminal, contra sus propios hijos, que son manipulados y dirigidos por esta turba de RATAS INFECTAS, a su libre albedrío

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Y se han hecho tan fuertes y despreciables, porque enfrente, no tienen a nadie en contra, solo tienen una manada de adoctrinados, esclavos y borregos, que todo lo admiten, ya que no solo han perdido su virilidad, sino su fe y su dignidad.

El problema no es el comunismo o socialismo, es el progresismo.

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Miguel Sánchez

Empresario. Licenciado en Marketing y en Dirección de Ventas. Escritor de varios libros, sin publicar, aún.  Aficionado a la escritura y a la historia de España.


Caballero Legionario que fue del  IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en dónde estuvo en Mando Bandera. Escogido para portar al Santo Cristo de la Buena Muerte, representando a la Xª Bandera.


Congregante del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles, en la Catedral de las Fuerzas Armadas


Luchador nato por el  Valle de los Caídos y sus monjes Benedictinos, por nuestro Cristo Redentor, la Familia, contra el Aborto y la Patria Grande, Unida y Gloriosa, desde la muerte del General Invicto.


Amigo, seguidor y admirador de la figura más transcendental y entrañable del siglo XX español, D. Blas Piñar, mi Caudillo, siempre junto a él, tuve el honor de aplaudirle, ovacionarle, dialogar y abrazarle, porque era mi ídolo y lo seguirá siendo por toda la eternidad. Y tengo el orgullo, que de  sus magníficos libros escritos, poseo unos diez, dedicados, con cariño y con su pluma de oro, como escritor en la excelencia.


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