01/10/2024 05:28
Getting your Trinity Audio player ready...
De vez en cuando aparecen en la Historia personajes que cambian la faz del mundo. Este es el caso de este chico de Medellín que tras una extraordinaria vida de aventuras y conquistas ocupa un lugar en la liga de los grandes conquistadores junto a Alejandro, Ciro, César o Napoleón.
 
Su padre lo envió a estudiar Leyes a Salamanca y tras dos años de enfrascarse en el derecho abandonó los estudios y se dedicó a correr una serie de aventuras que le pondrían en el lugar antes mencionado. En primer lugar quiso ir con el Gran Capitán a Italia, pero esto no pudo ser y su padre lo embarcó rumbo a las Americas.
 
Desembarcó en Cuba y allí tuvo una relación de amor y odio con el gobernador de la Isla, Diego Velazquez, que lo nombró alcalde de la segunda ciudad de la isla pero que siempre tuvo recelos de él.
 
Y con razón, Cortés se aburría en su puesto y no tuvo otra ocurrencia que montar una expedición al continente para explorarlo y buscar riquezas. Así pues reunió 11 naves y cuatrocientos hombres veteranos de Italia y con unos cuantos negros e indios más se dispuso a emprender la aventura.
 
Pero el gobernador le denegó su permiso.  Así pues Cortés emprendió el viaje, desobedeciendo a su jefe, y puso rumbo al Yucatán. Cuando desembarcó con sus hombres en territorio Maya se encontró con pueblos amistosos y con pueblos hostiles.  Hizo una alianza con los primeros y derrotó a los segundos quedando libre el camino a la capital azteca. El gobernador le mandaba repetidos avisos de que volviera por lo que Cortés destruyó las naves, que luego reconstruiría, para evitar fugas entre sus hombres.
 
En el camino a la capital azteca se entretuvo en luchar con los pueblos que se le oponían y mandó arrasar un par de ciudades en las que le habían tendido emboscadas. 
 
Así era Cortés, valiente e intrépido, esforzado, cruel a veces pero en general magnánimo con los vencidos.
 
Y mujeriego.  Cuatro matrimonios y once hijos reconocidos con sus mujeres y concubinas dan fé de ello. Una de estas concubinas fue la Malinche. Mujer de extraordinaria inteligencia y claro don de lenguas que fue fundamental por su ayuda en la conquista de México. 
 
Pero volvamos a la llegada de Cortés a la capital azteca. Allí Moctezuma los recibió cordialmente creyendo que eran dioses y Cortés Quezatcoal, la serpiente emplumada, que según las tradiciones aztecas, un día habría de volver por el Este.
 
Allí sucedieron varios episodios dignos de importancia que voy a tratar de resumir lo más posible. Ante la creciente animosidad del pueblo azteca los españoles decidieron tomar a su emperador como rehén. Luego, Cortes hubo de abandonar la ciudad e ir al encuentro de las tropas que Diego de Velazquez había enviado para castigarlo. Este consiguió que estas tropas se pasasen a su bando y vovió a la ciudad. Pero allí sus lugartenientes se habían comportado mal y se había producido una revuelta. Hubieron de abandonar sus alojamientos pues, en lo que se conoce como la noche triste, en la cual muchos españoles murieron acosados por los aztecas y otros ahogados por el peso del oro que transportaban.
 
Recompuso sus fuerzas Cortés y venció a los aztecas en campo abierto con la inestimable ayuda de sus aliados. Una especie de Gaugamela en tierras mexicanas. Luego, mandó traer los restos de las naves que había destruido y las reconstruyó, para así poner cerco a la capital azteca que tras siete meses fue conquistada por fin y así ganar el imperio mexicano para el emperador Carlos V.
 
Los años siguientes transcurrieron entre guerras con los indios en busca de oro y expediciones de reconocimiento en una de las cuales se avistó California. 
 
Volvió a España a presentar sus respetos al emperador. La envidia de los cortesanos le hizo pensar en regresar al lugar donde era tratado como un Dios viviente.  Pero murió en Castilleja de la Cuesta y allí fué enterrado en primer lugar.
 
Y esta es a grandes rasgos la historia de nuestro héroe.  Tiempos aquellos en los que un puñado de españoles conquistaban imperios y ponían la cruz acabando con los sacrificios humanos. Que diferencia con los españoles de ahora que solo piensan en el comercio y en el bebercio.
 
Y allí, en aquellas tierras mexicanas se produjo el mestizaje y la creación de iglesias y universidades. Obra civilizadora de la que debemos estar orgullosos y no avergonzarnos. Que le pregunten a los indios de las praderas americanas cual fue su destino al encontrarse con los sajones.
 
Más de una docena de países han surgido de las conquistas de los Cortés, Pizarros y demás hombres de acción. Naciones jóvenes ahora pero que seguro que en un futuro a medio plazo formen la vanguardia de la civilización occidental cuando los USA y los estados europeos nos veamos sumidos en la decadencia a que nos estamos condenando con tanto buenismo y tantas pamplinas.
 
Así pues me voy despidiendo.  Haciendo un alegato a nuestros jóvenes para que recuperen el espíritu de aventura y que surja de ellos un conquistador que cambie la faz del mundo como hizo nuestro Hernan Cortés. Y si no, recuperemos nuestra bravura para salir de esta espantosa decadencia.
 
Hoy hace calor. Me siento transportado a las tierras mexicanas y allí, con los veteranos del Gran Capitán, luchar en las batallas y conquistar el mundo. Ojalá que la fé que llevamos hasta allí no desaparezca de aquellas tierras puesto que aquí estamos ya como estamos.
 
Yo me vuelvo a mis tareas agrícolas. Que hay que aprovechar el buen tiempo. Orgulloso de pertenecer a una raza que dio hombres como Pizarro, Cortés y Trajano. Espero que pasen un buen día y que relean los hechos de este gran hombre animados por este humilde artículo.

 

Autor

Avatar
REDACCIÓN