21/11/2024 09:39
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-Cristo de Cellini, Mármol. Cristo de Bernini, Bronce dorado. Cristo de Leoni, Bronce dorado. Cristo de Tacca, Bronce dorado. Cristo de Guidi, Bronce dorado.

Semana Santa en El Monasterio de El Escorial, rememorando las maravillosas esculturas italianas de Cristo crucificado, que han presidido las Semanas Santas de este histórico Monasterio de San Lorenzo, que desde el siglo XVI han ido rellenando sus míticos espacios, hoy plenos de historias, individuales o colectivas, aunque en este momento un poco más vacías ante la falta del Cristo de Bernini, que partió con otra multitud de obras de arte del Monasterio a ocupar su nuevo espacio en la carísima “Galería”, ese nuevo espacio museístico de compleja composición , donde van a convivir grandes obras de arte de las Colecciones Reales, en espacios para los que no fueron elaborados y con una nueva estructura museística en el campo laboral, desafectando bienes de sus lugares de exposición históricamente concretada y museizada  en manos de empresas externas que suplirán la labor del personal de Patrimonio Nacional.

Los cristos, tanto el de Cellini, expuesto en una de las capillas laterales de la Real Basílica, como el de Leoni, en la parte más alta del Altar mayor de la misma, llegaron al Monasterio en el siglo XVI y presidieron las grandes celebraciones religiosas en las Semanas Santas fundacionales en vida de Felipe II y, tras su muerte, de los restantes reyes de España que tenían por costumbre pasar esta época del año en este Monasterio. Con Felipe IV se vio ampliada esta manifestación religiosa con los cristos en bronce de Bernini, Tacca y Guidi que, si bien fueron adquiridos para la finalización del Panteón de los Reyes y pasaron por distintas vicisitudes referidas a su venida al Escorial, los funcionarios que se encargaron del asunto, como Velázquez, o su localización final dentro del Monasterio, crearon historias que forman parte de la obra de arte, de la historia del edificio que los alberga o albergaba y que hacen admirarlas más.  Esta pequeña reseña solamente pretende acercar al lector el esplendor de una manifestación religiosa que en los siglos pasados fue muestra de la Fe de un pueblo enardecido por la imaginería de estos artistas italianos que dejaron su impronta en el Monasterio de San Lorenzo y huella de su arte en la religión católica; la muerte de Cristo en la Cruz.

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REDACCIÓN
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