20 años después: CARTA A LOS QUE SABEN LA VERDAD DEL 11-M Y LA SILENCIAN

No hablo de esa deleznable sarna terrorista que siempre acompañó con la tragedia nuestro crecimiento democrático, no. Os hablo a las sombras que os agazapáis tras las serpientes; a los asesinos triunfantes que aun hoy disfrutan la consecución de sus estrategias y que callan lo que hablan por los codos con apariencia de honestidad y limpieza de intenciones.

Dudo mucho que toda conciencia no tenga un precio; si es así, se vive con una malignidad que no minora el silencio sino que convierte en demonio a quien calla. De entre vosotros algunos escaparon horrorizados cuando os han descubierto la criminal vesania… Desaparecen y callan y eso no les exonera sino que les culpa de canalla indiferencia.

Bien sabéis que se ha de destruir el Estado de Derecho que podría juzgaros si no llegáis a salvo a la modificación estatal que os convertiría en salvadores siendo sólo basura abyecta, advenida por la astucia de unos depredadores sin escrúpulos que hoy os felicitáis confiados ante nuestras ciertas intuiciones. Pero ya estáis descubiertos. Antes de atrapar la pieza ponzoñosa hay que localizarla y a estas alturas- bajuras de la situación que dirigís impunes- el punto de mira se orienta inequívocamente hacia vosotros.

Sudáis con la gélida sensación de que os falta tiempo pero os coronáis de esperanza sabiendo del beneficio enfermo que podéis ejercer. Hipócritas sin aliento vivo, estáis muertos sólo que no os dais cuenta .Llenos de vísceras, vacíos de moral ni emociones. Por mucho que abracéis hijos y niños sólo sois brazos de cerebelos inertes como vuestros sentimientos. Muertos, estáis muertos.

Así obran los carniceros malditos de la Historia y pertenecéis a la misma sustancia podrida que llega a recordarse con repugnancia. Sois un vómito de rabia contra la lealtad y la nobleza de los sencillos ;una asquerosa concepción humana con el delirio ciego de las bestias enloquecidas por el olor de la sangre y el sabor épico de la victoria… ruines y putrefactos.

Sonreís pero todavía se os nota el rictus de la preocupación porque sabéis que sois rostro de culpabilidad que os delata, aún confiando en que las altas miras de vuestras voluntades históricas os compensan las maneras de haber llegado a la situación triunfalista que sagazmente planeasteis. ASESINOS, no cómplices, no…Sois ASESINOS de futuros y esperanza.

Usasteis ratas para colocar las bombas de la alternativa política que obligasteis a tragar con el embudo de la bestialidad inmisericorde. Científicos locos por inutilidad personal ,practicasteis el homicidio masivo en busca de la fórmula perfecta que lleváis pergeñando años para imponer aquello que vuestros antepasados han cagado como ideas y que la Justicia de la verdad ha descubierto una y otra vez por mucha mísera ¨ Memoria Histórica ¨ que se pretenda consagrar.

Fueron asesinos los de antes y lo siguen siendo los de ahora. Sois ralea generacional de mezquindades imperdonables como no se os ha de perdonar el crimen de vuestras hipocresías destructivas que han de borraros las sonrisas de las malolientes bocas ; que si habláis mierda debéis defecar toda decencia por el mismo sitio que se os adivinan las mentiras antes de que pronunciéis una sola palabra. Araneros, engañadores no hay más que ver cómo no recordáis ni las mentiras que os ponen en evidencia…si tan mala memoria de idiotez desempeñáis… ¿ cómo esperar que recordéis los 193 asesinados que no os pesan en ninguna conciencia por la levedad de vuestros seres insignificantes?

A veces la existencia parece convertirse en una trampa sin salida…Miles de personas lo sintieron así con un dolor imposible cuando perdieron en segundos 193 vidas de sus seres queridos, debido a esas oscuras componendas que se crearon por vuestras ambiciones sin escrúpulos. Vosotros sois los creadores de un infierno que os va a abrasar en vida pues ya habéis encendido las calderas en las que se os consume la credibilidad que sólo fue un tapujo temporal. Justificáis como accidentes los atentados de vuestros aliados porque pactáis con el mismo género animal que habita en vosotros ¿Asesinos? ¿Vosotros? No, constructores de Historia…hijos de bestias, eso es lo que sois.

Lo sabemos y sabemos que, como todos los criminales y asesinos, se han justificado las conciencias convenciéndose de que lo hecho era una decisión de altas miras históricas, necesarias y meditadas en el duro dolor de las difíciles decisiones.

¿Habéis visto, vosotros que calláis la canallada de un triunfo que os entierra en vida, los destrozos que causan unas deflagraciones en el amanecer de un día cotidiano para convertir miles de vidas en una herida abierta con el amargo llanto del duelo permanente?

Seguro que estudiasteis las fotos que daban cuenta de la efectividad de vuestra magistral operación armada y poco mirasteis los cuerpos inertes que provocaron vuestras almas de cadáveres; muertos sois sin espíritu, de las pobres madres que os parieron; o infectas que viendo lo que representáis me creo que el diablo pare sus propias criaturas terrenas.

¿De qué clase de esencia envenenada estáis hechos?

Debéis ser de una clase de advenedizos del mismo Satanás para encubrir con alegría lo que otros lloran para siempre hasta que el buen Dios los lleve a un mundo donde vosotros estáis extirpados. Porque- ignorantes sin otra fe que vuestras vanidades- si un día observáis todo el infinito que nos rodea y os miráis con alguna humildad para llegar a pensar que hay una Sabiduría sin igual en la existencia, os puede recorrer un sudor frío de sólo atisbar que existe mucho más allá de lo que aparentemente percibimos.

De tener ese instante de humildad para pensar en algo después de la muerte os echaríais a temblar de puro terror y poco sería el miedo que os atenazara con lo que os espera, porque os espera pese a vuestras malditas ignorancias.

Somos millones de buenos ciudadanos, de personas de bien, de sencillos espíritus en calma con sus conciencias cuando ahora- no lo podemos negar y no se nos puede culpar por nuestros justos corajes…enardecidos…-buscamos respuestas al porqué del oscurantismo, del engaño, de la sangre, de la malignidad, de la injustificable tortura de tantos seres por una miserable concepción de política al margen de la honestidad y la rectitud en el proceder. Nada me engaña si me atrevo a decir que el crimen os apaña a una manada carroñera de intereses dispares, orgullosa de los resultados después de perpetrar la mayor estafa asesina contra una nación que amaba a sus gentes antes de que se crearan las discordias.

Sí, algún día se demostrará que sois criminales de la peor calaña los que dirigís el solapado sino de unos ciudadanos engañados y que tienen desparramada la sangre de los inocentes por el corazón y que, a cada latido, se les desborda por el alma.

Lo cierto es que en muchas ocasiones los muertos hablan con la expresión de un silencio que llega al alma de aquellos que percibimos aún sensibles la bestialidad humana y les lloramos en el recuerdo.

Ellos ya enterrados nos siguen hablando lo que calláis, asesinos, y cada silencio acalla estruendosamente vuestras vanas palabrerías.