21/11/2024 12:21
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Estamos asistiendo estos días a un proceso de demonización de un Cuerpo muy querido por los españoles de bien: la Guardia Civil.

De forma intencionada, los que tejen la madeja de la corrupción, contando con el concurso de los medios de comunicación del pesebre y de la subvención gubernamental, están intentando que el árbol no nos deje ver el bosque, tratando de ocultar una trama a gran escala, haciéndonos creer que se trata de una “gatada” de la que tan solo son responsables algunos miembros de la Guardia Civil.

Sin embargo, en ese maremágnum de noticias de toda procedencia y pelaje, al final, el mensaje que va calando y quedando es que los únicos responsables de la corruptela son Guardias Civiles, es decir, la Guardia Civil.

Es vergonzoso que nos dejemos engañar de esta forma tan miserable. La Guardia Civil es, fuera de toda duda, un Cuerpo de honor acrisolado al igual que lo es la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Así lo ha demostrado a lo largo de su historia de servicio a España y a los españoles, siendo muchos los componentes del Instituto que entregaron su vida en cumplimiento del deber.

Qué en el Cuerpo puede haber alguna “oveja negra”, por supuesto, en la misma medida que los hay en cualquier otra Institución sea pública o no. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, decía Nuestro Señor. Pero de ahí a que se desvié la atención sobre el Cuerpo en su conjunto, media un abismo.

En cualquier caso, lo primero que debemos considerar es que tanto en la Guardia Civil, como en la Policía Nacional o en las Fuerzas Armadas sus más altos dirigentes no son profesionales de ninguno de estos Cuerpos, son, todos ellos, políticos del partido de turno, siendo estos, en última instancia, los que toman las decisiones y marcan la línea de actuación del Cuerpo respectivo.

El poder político, y esto no se debe pasar por alto, ejerce un control férreo sobres las Instituciones aludidas hasta el punto de que sus mandos a más alto nivel -Policías, Guardias Civiles o Militares- son nombrados y cesados por el poder político y, por tanto, alguna responsabilidad, bien sea por acción -nombrando por afinidad o simpatía a incompetentes-, bien por omisión -no relevando a quien corresponda por mucha simpatía que profese con la causa política de turno-, debería recaer en el poder político.

Sin embargo, resulta más sencillo, cuando salta a la luz una trama de corrupción, buscar las cabezas de turco en los escalafones de los Cuerpos respectivos, poniéndose los políticos de perfil como si la cosa no fuera con ellos.

Ahora que ha saltado una nueva trama de corrupción que ensucia el buen nombre de España y pone al poder político que gobierna en un brete hay que buscar un chivo expiatorio para desviar la atención y, en esta ocasión, han encontrado a la Guardia Civil.

Parece que se nos olvida que ni un General, ni un Coronel, ni otro de cualquier empleo son la Guardia Civil y ni siquiera la representan, a lo sumo son unos miembros del Instituto que obviando el sagrado cumplimiento de su deber han metido mano en la caja, nada más, por eso no es tolerable que, la conducta deleznable de unos pocos, manche la honorabilidad de un Cuerpo demostrada con creces a lo largo de su historia.

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Desgraciadamente, a lo largo y ancho de la Historia de España el poder político gobernante en cada instante, bien arropado por la prensa afín, ha tratado de desviarse del punto de mira de la sociedad y culpar tanto a las Fuerzas Armadas como a los Cuerpos de Seguridad de todos los sucesos graves acaecidos en España. ¿Ejemplos? Muchos. La pérdida de las últimas colonias (1898); los asesinatos de Cánovas (1897), Canalejas (1912), Dato (1921); el Desastre de Anual (1921); la guerra civil (1936); el atentado contra Carrero Blanco (1973); etc. Sin embargo, si fuésemos capaces de buscar respuestas más allá de las hemerotecas de la prensa y recurriendo, por ejemplo, al Diario de Sesiones del Congreso nos encontraríamos, cara a cara, con los auténticos culpables, los que se negaron a conceder los créditos necesarios para potenciar nuestros Ejércitos o nuestras Fuerzas del Orden dilapidando el dinero, como se hace ahora, en esas absurdas campañas para publicitar las gilipolleces que se le ocurren a las taradas de la podemía.

Estamos asistiendo a un nuevo episodio de corrupción al más alto nivel, sin embargo, que a nadie le quepa duda de que, poco a poco, los nombres de los políticos implicados, sobre todo siendo del partido que son, irán pasando a un segundo plano, hasta perderse en la nebulosa de los recuerdos, y al final lo único de lo que se hablará será de la corrupción en la Guardia Civil.

No se nos puede olvidar el caso casi olvidado de los ERES de Andalucía como se ha ido olvidando la corrupción galopante de los años 80 -Filesa, Malesa, los fondos reservados, etc.- que, para la mayoría de los españoles, es una gran desconocida. Tampoco deberíamos dejar de preguntarnos que se ocultaba en el interior de las misteriosas maletas de la Delcy, una incógnita que, a lo que se ve, nadie quiere desvelar; como tampoco lo sucedido con vacunas y mascarillas durante la “plandemia” o el motivo de regalar dinero al tal Gates. Son preguntas que todos nos deberíamos hacer antes de votar el próximo mes de mayo.

En resumen, no dejemos que nos camelen enseñándonos el árbol para evitar que podamos ver el bosque de corrupción del que, lamentablemente, siempre son responsables los políticos y, en la mayoría aplastante de los casos, los mismos.

La Guardia Civil es un Cuerpo modélico, con acrisolado honor y con una brillante trayectoria de servicio a España y a los españoles que no puede verse empañado por la actitud de unos pocos y, mucho menos, salpicado por la corruptela de esos políticos que, para algunos, son tan “guays”.

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Descubramos, entre todos, esa trama de políticos corruptos y sentémoslos en el banquillo de cualquier sala de vistas para que, además de devolver lo que se llevaron, terminen con sus huesos en la cárcel.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Intermedia A

En efecto, la G.C. ERA un cuerpo muy apreciado, hasta que se dejaron convertir en nuestros verdugos y carceleros. Hoy son la mayor banda criminal de España, que no lleva antifaz, sino uniforme.
Todos los demás delincuentes juntos, no son tan peligrosos.
De los delincuentes comunes, si nadie nos lo impide, nos podemos defender.
De la Policía y la GC, ahora unos simples y sucios mercenarios al servicio del globalismo, y con los medios que pone éste a su disposición, no hay nadie que se pueda defender.
El día que se revuelvan contra las ilegalidades que cometen sus jefes (uniformados y no uniformados), ese día, y no antes, les restituiré la dignidad que perdieron.
Art. 5 de la LOFyCS.
Que se pongan cuatro dosis y les haga el efecto para el que fueron fabricadas.
Y mientras tanto, mal rayo los parta a todos.

Manuel

Con personas como usted jamás habrá paz en España. He pasado más de media vida en la carretera y, salvo en dos ocasiones que me tropecé con dos agentes que actuaron como verdaderos cretinos, lo único que he podido ver en los innumerables guardias civiles con los que me he cruzado en mi vida es a personas educadas, abnegadas y sacrificadas por los demás, que te atienden inmediatemente en el momento que los necesitas. Le ruego que reflexione un poco sobre sus afirmaciones y no insulte tan a la ligera a un cuerpo que cuenta con un gran número de muertos en acto de servicio.

Plutón

Yo quería mucho a la Guardia Civil,cuando era eso ¡¡LA GUARDIA CIVIL!! Ahora es otra cosa bien distinta….

Intermedia A

Nuestro problema es que concebimos el cumplimiento del deber como un hecho extraordinario. Tal vez, porque en España es, en efecto y por desgracia, raro, extraordinario.
Y mientras lo cumplieron, los apreciamos. Yo, como Vd. respiraba tranquilo cuando los veía en la carretera. Así, en pasado.
Pero desde hace tres años se han convertido en la mayor banda criminal conocida en España. Cuando Vd. me diga otra banda criminal capaz de secuestrar a 47 millones de personas durante 3 meses, me retracto.
Y aparte de autores directos de ese secuestro,cómplices necesarios del asesinato de decenas de miles de compatriotas, ejecutados sin juicio ni defensa en aras de la protección contra el virus que no existe. Porque sin la barrera de fuerza de las FyCS, los españoles nos podríamos defender. Pero como ya he dicho, sus medios incontestables sirven a intereses espurios, cuando lo que juraron fue cumplir y hacer cumplir la ley.
El día que lo hagan, si llegan a hacerlo, también me retracto.
Pero eso exige que persigan y detengan a sus propios jefes, uniformados y no uniformados, y a ellos mismos, que se las han saltado todas.
Y eso no lo verán sus ojos, ni los míos.

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