23/11/2024 10:51
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Recordando  (¿y qué hace un viejo sino recordar?) a mis amigos «idos» (! tantos ya!) se han hecho presentes en mi memoria los hermanos Blanco, los tres, compañeros en los talleres de «Pueblo», sobre todo Pepe, el menor de ellos. Pepe Blanco era, y fue siempre, un tipo estupendo, leal con los amigos, trabajador infatigable e inteligente… incluso culto, aunque no tuviese título alguno ni hubiese asistido a ningún colegio ni Instituto. Cuando se fundó «El Imparcial» se vino con nosotros, dejando su puesto fijo en «Pueblo»,y conmigo se fue al «Diario de Barcelona» y conmigo fundó el «Heraldo Español»… o sea, que llegamos a ser buenos amigos.
                Bien, pues hoy les voy a contar lo que fue su vida, antes, después y durante la Transición. 
                Según me contó él mismo el 18 de julio de 1936 a él y a sus hermanos les cogió el alzamiento y la Guerra en un Campamento infantil de verano en Córdoba (9, 7 y 5 años, respectivamente) y, naturalmente a sus padres, en Madrid, donde vivían y trabajaban ambos. El padre, en la RENFE y con un buen sueldo, y la madre, de cuidadora de ancianos en una Residencia de la UGT.
                  Y se quedaron aislados y separados. Los padres en Madrid y los hijos en Córdoba. O sea, unos en zona roja y otros en zona nacional… y así vivieron y pasaron los tres años de la Guerra. Los padres haciendo todo lo posible por saber qué había sido de sus hijos, tan pequeños y solos…y los «niños»  asustados, sin saber nada de sus padres durante los tres años de guerra, aunque, eso sí, bien alimentados y cuidados, porque en seguida que los nacionales dominaron y ganaron la capital para Franco, los de Auxilio Social y las Nuevas Autoridades se hicieron cargo del Campamento y de los niños (unos 70, según él). 
               Pero, peor fue para ellos la PAZ, porque aunque nada más terminar la guerra pudieron reunirse padres e hijos y saber que estaban vivos, que habían sobrevivido, la alegría les duró bien poco, ya que a los dos meses escasos de su vuelta murió su madre, al parecer de una tuberculosis mal curada y su padre fue detenido y encarcelado, acusado de pertenecer a la UGT y haber tomado parte en «los trenes de la muerte», que, ciertamente, había puesto en pie de guerra la RENFE como defensa de Madrid.
               Así que con sus 12, 10 y 8 años los niños no tuvieron más remedio que buscarse la vida. Una vida de perros, como puede imaginarse cualquiera. Pepe conservaba su primer contrato de trabajo
con 11 años
              Pues, a pesar de todo eso consiguieron salir adelante e incluso, con el tiempo, formar sus propias familias y situarse como especialistas en fotograbado (los hermanos eran famosos en el mundo de las Artes Gráficas).
             Y sobrevivieron los terribles años del hambre y los 40 años del franquismo (aunque nunca quisieron apuntarse a ningún Partido)…y la muerte de Franco y los comienzos de la Transición. Todo bien, hasta que el PSOE nos cerró el «Heraldo Español» y tuvo que darse de alta en el paro (yo, también)…
              Fue uno de aquellos días cuando salimos de la Oficina de Empleo y nos detuvimos en un bar a tomar una caña me dijo:
             — Hijosdeputa, no me dejaron ser niño y no me van a dejar ser viejo.
              Pues, eso digo yo. Porque si jodida fue mi infancia y mi juventud, peor va a ser, está siendo ya, mi vejez. Porque con estos socialistas-comunistas lo de aquellos terribles años del hambre de la posguerra podrá parecernos unas vacaciones en el Caribe. ¡Pobre España!.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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