21/11/2024 11:57
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Acaba de frenar las denuncias contra Pedro Sánchez en el Parlamento Europeo, dejando a  VOX y ciudadanos solos. Feijóo no oculta trapos sucios siendo un trapo sucio por sí solo, buscando una alianza de Gobierno con el PSOE. No hace ascos ni a narcotraficantes ni a filoterroristas. Le encanta la deriva radical del ocupa monclovita.
No es de fiar el totalitario que pretendía imponer la vacuna en Galicia vulnerando los Derechos Humanos más elementales. El Partido Popular vira a la izquierda mutando a socialdemocracia desde la antaño ideología liberal. Con Casado se siguió el proceso iniciado por Rajoy, cuando no derogó ninguna ley del despreciable Zapatero, siendo Feijóo un continuista de la metamorfosis de un PP que en nada se parece al que lideró José María Aznar desde exitosas posiciones conservadoras. Para confusión del electorado, los populares parecen inspirarse en un nuevo progresismo que no se diferencia del socialismo de hace unos años. Feijóo representa el rupturismo con la tendencia liberal que ahora encarna por mérito propio VOX: de ahí la conveniencia de tildar de ultraderecha lo que antes representaba la derecha sin más.  De hecho, la escisión del PP que generó a VOX fue provocada por la falta de compromiso formal del PP con sus electores. Se comprende el recelo imperante, cuando Abascal dejó en evidencia la hipocresía de un partido desleal a sus propios simpatizantes hoy afiliados o simpatizantes, por millones, de VOX.

Las fichas del tablero político están removidas de modo que el electorado puede ofuscarse por la carencia de posicionamiento ideológico para poder ir con conocimiento de causa a las urnas. En realidad, esa dispersión del posicionamiento ideológico resulta ser un engaño a la soberanía popular, la principal víctima de los extravíos y bandazos de los representantes políticos. Con Feijóo esa confusión que representó vergonzosamente Pablo Casado se acrecienta con un año electoral decisivo en ciernes.

Confieso que me gustaría escribir menos sobre Feijóo por una cuestión de aburrimiento, su falta de originalidad en la improvisación forma parte de un carácter político que queda en agua de borrajas por un discurso vacío de intención,  porque el errático líder de la Oposición es demasiado previsible en la inanidad.  Inane en imperfecta proporcionalidad a las fullerías de Pedro Sánchez a quien tengo calado en su gobierno de coalición con podemitas, independentistas y terroristas desde el año 2014, nada más llegar a la Secretaría General del PSOE, antes de ser pillado durante el pucherazo de primarias. Lo tramposo y criminal lo lleva en la cara por lo hecho al descubierto y lo hecho aún por conocer, con el agravante de que lo que está todavía solapado es mucho más grave que los escándalos de diario, incluida la alta traición. Pero Feijóo no se entera declarando que el PSOE no es un partido corrupto, acaso vaya a esconder otros trapos propios con temor a la reacción mediática de las hordas ultra izquierdistas, ergo sanchistas. Porque si de corrupción hablamos, el sanchismo es un revoltijo de intereses especulativos conformado de enemigos y traidores para mayor gloria del doctor cum fraude en su objetivo manifiesto de aniquilar la Constitución,  la integridad territorial y la democracia. ¿Qué mayor corruptela que arriesga la supervivencia de España? En estas tampoco Feijóo quiere darse por enterado pendiente de las encuestas y de la repesca de socialistas desencantados, con el horizonte presidencial de las próximas elecciones, cuyo recuento electoral está a cargo de la intervenida Indra. Qué miserable ingenuidad. De los manejes reiterados de estafa electoral dan cuenta países tomados bajo sospecha de fraude por el neocomunismo siglo XXI impulsado por el Grupo de Puebla. La complacencia con el PSOE, siendo una espada de Damocles sobre el futuro de España, es irritante.
Esperar que Feijóo reaccione ante la tenaza de corrupción generalizada es lo mismo que aguardar a que Pedro Sánchez vuelva a la senda del constitucionalismo, como dijo tendiendo la mano al depredador golpista con el que se batirá por la presidencia aspirando a la mayoría absoluta. El mismo que prefiere pactar con el PNV que con el VOX de Ortega Lara y Abascal, el mismo que ficha ahora a Borja Sempere conocido por ser partidario de pactar con Bildu.¿Espera que los potenciales votantes no se den por aludidos con esa insultante sugerencia de radicalidad, de relativismo moral? La bipolaridad del gallego, ora empático con el nacionalismo, ora declarado patriota español sin mucho empeño en parecerlo, deja en evidencia a todo el Partido Popular escorado hacia la izquierda, allá donde la ultraizquierda del radicalizado PSOE ocupaba el espacio socialdemócrata al que aspira el candidato popular, quien puede estar vendiendo la piel del oso antes de cazarlo cuando desdeña la oportunidad de expulsar a Sánchez de La Moncloa con una auténtica coalición moderada, inteligible para el votante que al día de hoy desconoce las verdaderas intenciones de un Feijóo acostumbrado a los bandazos de la especulación.
Lo honrado es la definición por encima de cualquier relatividad por cálculo electoral. Además será más eficaz la honestidad con el votante en contraste con la mentira que impulsa el tonto del Falcon dispuesto a todo por mantenerse en la ilegítima poltrona, encaramado por la mentira y la corrupción moral. Y Feijóo no se entera más concentrado en zancadillear a Abascal y a los suyos que en definirse con un carácter político fiable y determinante, sólido y concluyente para que los indecisos tomen una decisión acertada. Cuidado que no termine él en los suelos de la decepción que dé la oportunidad a otro gobierno Frankenstein inasumible para la persistencia del Estado de Derecho. A ver si se entera el desubicado Feijóo con objetivos opuestos a los que se esperan de él, con muy generosa confianza del votante potencial,  si es que se lo gana en un momento históricamente decisivo. Lo único que se necesita es definición para saber a quién se vota. Definición en la intención. Hemos constatado trágicamente que soportamos al peor presidente de la democracia en los momentos más difíciles…que no tengamos que decir que tuvimos al peor líder de la Oposición en los momentos más decisivos para España.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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Grovense

Muchos españoles,y sobre todo muchos gallegos no saben de la verdadera calaña de este sujeto. Personalmente reniego de toda la cabaña politica,de uno u otro signo,pero este espécimen es de lo peor que le puede suceder a España,peor aún que el FARSÁNCHEZ,porque este es muchísimo más taimado.

José Antonio Puche Riart

A Feijoo se le ve el plumero desde hace años, y sigue las directivas de los dueños del dinero, la élite que solo piensa en ellos mismos, y que considera a los demás como ganado, y como tal los trata, siendo un claro ejemplo la campaña de vacunas en la que actualmente se ha denunciado a Pfizer y a Moderna en EEUU por vender vacunas ineficaces y sin estudios previos, con efectos perniciosos para la salud de los que siguiendo la propaganda estatal se las pusieron. Para mayor vergüenza espero que pierdan los pleitos que devolverán la normalidad al mundo. Feijoo sigue las directivas de esa elite y les ayuda, por lo que creo que no se merece los votos que ha recibido, y que ha producido el hastío provocado por el Sr Sanchez, jefe del gabinete Decretazo en nuestras instituciones.

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