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Nadie mata a un comunista como otro comunista. Trotsky y Andreu Nin (entre otros muchos) son el paradigma de la dialéctica comunista y de su lírica crueldad en sus discrepancias políticas; el ruso con un piolé trepanándole los sesos, y el español desolladito vivo en Alcalá de Henares. Los que ellos llaman fascistas son bastante más misericordiosos con los comunistas, y si esos fascistas son franquistas y falangistas, además de “paz, piedad y perdón”, como clamaba Azaña cuando se dio cuenta, demasiado tarde, de que los comunistas eran más peligrosos para él, para su República y para España que el General Franco y sus Legiones, les dan trabajo y futuro, como al abuelito de Pablo Iglesias, cuyo nietecito jugaba de pequeño a arrancar del álbum familiar las fotos del abuelo con su camisita azul y su canesú y a quemar, como un nazi furibundo, los libros de exaltación del Régimen franquista, de Franco y de la Falange que su abuelito escribía, motu proprio , con la paga extraordinaria del 18 de Julio en el bolsillo.
Los comunistas, singularmente los españoles, son todos como Audax, Ditalco y Minuro, los asesinos de Viriato. En cuanto olfatean la derrota, en una décima de nanosegundo, traicionan a sus camaradas, le dan matarile al jefe que idolatraban y se pasan al enemigo ajustando su materialismo dialéctico al materialismo de la victoria, que es mucho más rentable y productivo. He ahí a La Pasionaria y a Santiago Carrillo, las ratas anfibias del comunismo español que hicieron de la traición una bella arte para sobrevivir a todas las purgas de Stalin, llenándole el Gulag al tirano soviético de tovarich españoles. Por eso, la malabestia de Enrique Lister, en su primitivo y brutal salvajismo bolchevique, odiaba más a Carrillo y a La Pasionaria que a cualquier fascista de botas altas y saludo romano.
La purga que, al olor de la derrota electoral, hoy estamos viendo en lo que queda de Podemos, penúltima crisálida del comunismo español, bien es cierto que de un comunismo Barrio Sésamo con iletrados y tontitas, con gilipollas ilustrados y tolilis del progresismo sin fronteras liderándolo, es una purga de parvulario de ursulinas en comparación con las de los camaradas Stalin, Mao, Castro y Pol Pot y sus Jemeres Rojos.
Ésos si que se fajaban en la matanza y la carniceria, y no estos rojillos de mierda y de banderita LGTBI que nos gastamos hoy en España. Yo, la verdad, prefiero a una malabestia de pelo en pecho como Enrique Lister que a un excremento como Yolanda Díaz, a una hez como Ione Belarra o a una deposición como Irene Montero, defecadas todas ellas con lombrices del intestino de Pablo Iglesias, cuyos puntos de encuentro ideológico son las boutiques de Carolina Herrera y de Óscar de la Renta. Ya visten todas como Tamara Falcó, y las que sobrevivan a la purguita electoral de Yolanda acabarán acompañando a Fátima a la Dama Boba de El Hormiguero. Pablo Echenique ni por esas, que Tamara Falcó es muy exquisita. De momento, la que tiene todas las papeletas es Ione Belarra, que ya le ha entregado a Yolanda Díaz a Irene Montero, como un entomólogo clava una cucaracha en un corcho, con tal de hacerse un hueco en una lista electoral de Sumar. Aunque sea de relleno.
Autor
- Eduardo García Serrano es un periodista español de origen navarro, hijo del también periodista y escritor Rafael García Serrano. Fue director del programa Buenos días España en Radio Intereconomia, además de tertuliano habitual de El Gato al Agua en Intereconomia Televisión. Desde el 1 de Febrero del 2019 hasta el 20 de septiembre del 2023 fue Director de El Correo de España y de ÑTV España.
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Mientras se meten entre ellos la cosa va bien
Buena semblanza de una caterva de bastardos rojos.
los fanáticos de secta (religiosa o laica) son los peores enemigos
Usted va a misa los domingos y matar es un pecado mortal Cuidadin que vas a ir al infierno y no me quiero encontrar allí contigo Los fascistas os peleais con más ganas
Así es Pero aquí hay muchos de misa dominical y diaria de los a Dios rogando y con el mazo dando Muchos de estos si estuvieran en la playa bronceando la panza y vieran a unos emigrantes en pateras los ametrallarian en nombre de cristo son así de chulos
Y azules también No sólo los rojos tienen traidores
geppeto eres un judio hijo la gran puta
Oiga
Este atento
Este tio es un Fake que firma parecido a mi solo que con una T menos y que como estara viendo, es un idiota que solo entra a molestar
Pues que no se le dé cancha, hombre, que eso es lo que busca.
Matan los rojos, los fascistas intentaron defenderse de ello arma en mano. Violencia la trae el Manifiesto Comunista, los fascistas se trataron de defender de ella, mientras que los de derechas tratan de hacer negocio con los rojos, como con China hoy, antaño con la URSS de Stalin (recuerde a Churchill y Roosevelt. Lo suyo es el dinero, el negocio).
Los rojos (toda la izquierda) odian a Dios y los de derechas (conservadores) aman el dinero. No confundir derecha con extrema ultra derecha (Hitler, Franco, Mussolini, Antonescu, Mannerheim, Horthy, Pavelic, Oliveira Salazar, Pinochet, etc.). La derecha subordina al hombre a los negocios y el dinero, al socialismo de empresarios y ricos, creándose un ídolo al que llaman Dios (protestantes, ortodoxos, anglicanos, dsi, etc.), la izquierda pretende que todos seamos esclavos del estado marxista (socialista o comunista) y que Dios quede proscrito de todo ámbito. Ambos, izquierda y derecha no son de Cristo, Dios Verdadero, sino de satanás.
Los fascistas, como los «nazis» y los nacional católicos españoles, derramaron su sangre porque hoy haya Iglesia de Jesucristo en Europa y el mundo enteros, entre 1922 y 1945 especialmente y con distinta suerte. No fue la derecha la que defendió los templos incendiados y la persecución de católicos en España, Alemania, y demás países. Fueron los nazis, los fascistas y los falangistas los que dieron la vida por evitarlo, por un mundo de Cristiandad. Por mucho que les engañen con otra fábula es así. Quien derramó su sangre en España, en Alemania y en Rusia por Cristo no fueron los derechistas conservadores (que huyen siempre), sino los nazis, los fascistas y los nacional católicos españoles (requeté y falange). Sin los «fascistas» ocurriría como sin los cruzados de la Edad Media (en España durante casi ocho siglos), no existiría la Iglesia Católica, como quieren todos los rojos.
Totalmente de acuerdo Geppetto con dos pes.
Más bien los de las pateras son los que si tuviesen ametralladoras asesinarían a los guardia civiles, a los españoles en las playa y a los policías, y luego violarían mujeres (tal vez a tu madre, hermana, esposa, hija, etc.), robarían supermercados, bancos, establecimientos, etc. Claro que eso es muy fascista decirlo, en efecto.
Antonio Parra Galindo, déjale, no te rebajes a insultar a su madre, que a lo mejor sufre por él. Sus argumentos son patéticos a más no poder, propios de gente a la que le han lavado el cerebro totalmente. No entiende que la Iglesia no es nuestra, es de Jesucristo, a quien él no se atreve a decir, en su cobardía, que es al que en realidad odia furibundamente.
Dice Robert Service en su biografía de Stalin que este sujeto, enemigo acérrime de Dios, como todos los rojos, que abandonó el seminario de la secta ortodoxa, que acabó con la vida de los que le auparon al poder amenazando incluso a sus familias, es decir, que asesinó a Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Orzhonikidze, Yagoda, Yezhov, etc., etc., etc. con acusaciones totalmente inverosímiles propias de fábulas de una mente enferma, que asesinó en el extranjero incluido su enemigo número uno en Méjico mandando a un sicario de la Komintern, Trotski, a su hijo en París, y a una gran cantidad de diplomáticos y jefes militares y de la NKVD que actuaron aquí en España en las chekas y los frentes en nuestra Cruzada, aterrorizado por que no le asesinasen a él tras el asesinato de Kirov en 1934, y ante la aterradora miseria, muerte masiva, terror, opresión y pobreza que creó con su Primer Plan Quinquenal de 1928-1932 (todavía no se sabe los millones de muertos por el holodomor colectivista. El propio Stalin, según Churchill, le reconoció 10 millones de muertos por la colectivización. Todo ello en período de paz, ojo), llegó a la locura de asesinar en masa a casi 800.000 afiliados del PCUS acusándolos de ser antiguos burgueses infiltrados y kulaks huídos, además de mandar a similar número a los campos de exterminio de Siberia. Ni el Ejército Rojo se libró de su locura criminal, propia de todo rojo, porque el odio es su razón de ser y existir, esa es la verdad.
Y Stalin, a quien sus paisanos atribuyen 30 millones de asesinatos de ciudadanos soviéticos (incluidos judíos, una de sus víctimas favoritas, aunque hoy los judíos callan como lo que son…) en tiempos de paz (solo el Día del Juicio sabremos quien mató en realidad a millones de personas durante la II GM, cuyo asesinato en masa se atribuye por la propaganda embustera bolchevique a Hitler y los nazis, como se hizo con la intelectualidad y las más altas personalidades, incluidos obispos y sacerdotes, polacos que capturó el Ejército Rojo al este del Bug en 1939 en fosas como las de Katyn, por cierto, exterminio de polacos de los que no se libraron los líderes del partido comunista polaco), Stalin, repito, no fue, con todo, el mayor asesino comunista de la historia. Mao Tse Tung le ha superado ampliamente con sus programas de hambre masiva del «gran salto adelante» y de la «revolución cultural», también en tiempos de paz, obligando a comer a la población china superviviente de su satánica locura, hasta el día de hoy, insectos, ratas, perros, gatos, cucarachas, culebras, a la parrilla o en vinagre, para poder sobrevivir, y eso cuando no se llevó a cabo la dieta caníbal con los cadáveres (eso es comunismo, aunque lo vendan como un cuento de hadas. Nada genera más hambre y miseria, física y moral. Que nadie se lleve a engaño). Mao Tse Tung solo puede haber sido superado por Xi Lin Ping, el actual criminal secretario general del PCCh, genocida en masa de su covid de Wuhan (que también ha matado a millones de personas rojas en todo el mundo, aunque los líderes rojos o izquierdistas lo nieguen), continuador del aborto masivo de niñas (descompensando la población de su país), del mercado de niños y niñas abandonados y vendidos, incluso a nivel mundial, asesino de millones de chinos y chinas mínimamente disidentes con el comunismo en gulags, sacándoles incluso sus órganos vitales, perseguidor de la Santa Iglesia Católica en China (a la que ha querido y quiere manipular en su favor político), cuyos obispos y sacerdotes han sido exterminados por millares, promotor de un implacable estado policial liberticida en el que los ciudadanos chinos ya no son hombres y mujeres libres en absoluto, sino esclavos del poder de la hoz y el martillo, con el cerebro totalmente manipulado y lavado, muertos vivientes, zombies del satánico poder rojo, incapaces de tomar iniciativas, con el alma muerta, contaminador extremo del planeta, no solo covid, sino de humos de fábricas hiper contaminantes, vertedor de millones de toneladas de basura en los océanos, emisor de radiaciones nucleares sin control, esclavizador de millones de ciudadanos que trabajan más de doce horas al día en minas, comunas del estado (inmensa mayoría. La propiedad privada en China no existe, por mucho que la propaganda mienta con lo contrario. No hay propiedad privada en China), impune eso sí de cara a los «ecologistas» todos rojos como él y enemigos de la naturaleza, auténticos asesinos de la obra de Dios y de su criatura, autor de innumerables crímenes contra su propia población de 1500 millones de prisioneros esclavos y contra el mundo entero que calla por tener allí mucho dinero invertido en empresas multinacionales que se limitan a aprovecharse de esos esclavos para vender más barato y con peor calidad (de China no sale nada con calidad, salvo sus mentiras propagandísticas criminales) fuera de allí (allí ni una sola multinacional hace negocio. Imitan a esas multinacionales que operaban en la democrática RDA, como Ikea o Playmobil en los años setenta y ochenta, con mano de obra esclava disidente), etc .
Por cierto, Geppeto con una t, en nombre de Cristo no se mata a nadie, ni se ha matado jamás a nadie. En nombre de Cristo habla, actúa y escribe, por medio de sus santos y santas, el propio Cristo. Que te quede bien claro.
Lo que hicieron en el pasado, con mayor o menor acierto, con pecado o sin él, y hacen los católicos, (católicos, que no perfectos. Pecadores como todo el mundo, como san Pablo, p. ej.), es defender a su Señor, a la Santa Iglesia Católica de sus enemigos. ¿Acaso los católicos no tienen el más mínimo derecho y el deber de defender, incluso muriendo por ello, no a sí mismos o su familia, sino a la Santa Iglesia de Jesucristo Nuestro Señor, de todos aquellos que quieren destruirla exterminando a sus ministros y fieles? ¿Es que acaso os molesta que defendamos al Señor y su Palabra y su Iglesia a lo largo de toda la historia en cruzadas contra el falso profeta mahometano o contra el comunismo? Si es pecado matar, y desde luego lo es, sin ninguna duda, también es pecado ser cobarde (Ap 21,8). Y Dios es Señor de los ejércitos, como rezamos en el Trisagio. Jesucristo es Rey de reyes y Señor de señores. Y vendrá a luchar con sus santos. ¿O acaso hacéis uso de la Palabra para justificar vuestros crímenes y horrores sin que podamos siquiera rechistar como hizo el demonio en las tentaciones del desierto apelando a la Sagrada Escritura? Que el Señor llamase y amase a publicanos, pecadores y prostitutas, por su Infinita Bondad y Misericordia, que el Señor viniese a llamar a justos y no a pecadores, lo cual le hace adorable, porque la inmensa mayoría lo somos, que el Señor fuese así de Bueno con todos, especialmente con los más despreciados de la sociedad, no implica en absoluto que el Señor diese su consentimiento al pecado, a la prostitución o a los impuestos. Los hipócritas, claro está, no tienen cabida junto al Señor, pero la hipocresía es hacer uso de la Palabra de Dios para justificar el pecado. Eso no lo hizo el Señor. Tras perdonar afirmó «vete y no peques más». Recuérdese bien esto, y no se haga de la libertad pretexto para pecar. Se puede y se debe defender la Iglesia de Jesucristo, la Católica Apostólica, contra todos sus enemigos, incluso derramando nuestra sangre y la ajena si no queda otro remedio humano que lo impida. Desde luego, la Iglesia no será destruida jamás. Pierdan todos sus enemigos la esperanza. Jamás será destruida la Iglesia católica porque la defiende el que es más fuerte que el mundo, el pecado, la mentira y la muerte, el que ya los ha vencido a todos.
Efectivamente