13/05/2024 21:46
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Esta es la decimonovena parte de la serie sobre el libro Largo Caballero, El tesón y la quimera, de Julio Aróstegui. Las partes anteriores están aquí. Seguimos con el capítulo 10. Bajo el sino de la derrota: la trágica odisea del cautiverio (1939-1945).

Peregrinaje por la Francia de Vichy:

Evidentemente, en todo aquel tiempo Caballero tuvo siempre pendiendo sobre sí el espectro, y por tanto el temor, de ser entregado a Franco en cualquier momento. Un temor en manera alguna injustificado.

 

Con anterioridad a las persecuciones que comenzaron en 1940 con la entrada de los nazis en Francia, Caballero había rechazado en varias ocasiones abandonar ese país, como sabemos, cuando tanto Luis Araquistáin como amigos socialistas españoles o estadounidenses que le conocían desde su estancia en Washington en 1919 le propusieron que se marchase a Inglaterra o a Estados Unidos.

 

La estricta verdad era aún más cruda que esa. Ni los líderes laboristas británicos ni los dirigentes de las Trade Unions y de la FSI, como Citrine, hicieron esfuerzo alguno digno de reseñarse en favor de españoles compañeros de ideología.

Los hijos de Caballero:

Tras la guerra, una vez liberados ambos de la prisión, Ricardo acabó estableciéndose en Monforte de Lemos y Francisco emigró a México, donde coincidiría con sus hermanas. No debió de haber una relación estrecha entre Largo Caballero y su hijo Ricardo, y desconocemos las causas de ello.

El asunto tenía antecedentes precisos. El Gobierno del dictador Franco había formalizado la acusación fiscal, en el contexto de la Causa General, que iba a servir de base a los fascistas españoles para pedir al Gobierno de Vichy la extradición del antiguo presidente del Gobierno de la República.

¿Fascistas españoles? No cayó esa breva.

… se acusaba a Largo Caballero de delitos tales como la «constante propaganda de todos los excesos delictivos», «inducción directa y eficaz a la comisión de innumerables asesinatos», consentimiento —«pudiéndolo evitar»— del «funcionamiento de las llamadas “checas”», aliento a «la comisión de robos y saqueos de cuyo producto, en cantidades crecidas, participó en Francia…». Era la manera típica de proceder de los sicarios del régimen de Franco, capaces de alegar un repugnante conjunto de acusaciones indemostradas e indemostrables que pretendían hacer del dirigente un mero delincuente común.

Fue detenido en la prisión de Limoges, mientras se decidía su extradición. Nótese cómo se queja el obrero de la prisión que sufría… el mismo que presidía el gobierno frentepopulista en la época de las checas:

Allí permaneció sufriendo un trato infernal, a sus setenta y un años de edad y en su precario estado de salud, que incluyó desnudez, frío y hambre, durante treinta y un días, «en condiciones impropias de mi avanzada edad, de mi estado de salud y de mi representación político-social».

… En el caso de extradición, junto con Caballero se vio envuelta igualmente Federica Montseny, destacada dirigente anarquista y, como sabemos, ministra en el Gobierno de Caballero desde noviembre de 1936.

«¿En qué acusación fundará el general Franco la extradición del viejo caudillo obrero y de la hija del escritor libertario “Federico Urales”?», se preguntaba, pues «por eficaces que sean sus resortes sobre Pétain tendrá que vestir el muñeco». Prieto daba buena cuenta de las absurdas acusaciones que Franco había hecho en anteriores peticiones que recayeron sobre otros políticos: el catalán Eduard Ragasol, Portela Valladares, Ventura Gassol; «preparémonos a conocer los mayores embustes». Denunciaba que «casi nadie se acuerda del fusilamiento continuo de españoles» y pasaba luego a retomar, una vez más, el aislamiento de la República en la guerra civil.

Sería por parvedad de materia… En todo caso, la extradición fue denegada.

En septiembre de 1941, Caballero recibió también de la legación mexicana carta de identidad y visados para residir en México[95]. Aun así, Caballero debió de creer siempre que tanto Rodríguez como Aguilar, aunque no Bosques, pudieron hacer más. Sin advertirlo, poseído de un enorme sentimiento de frustración, no era justo con ellos…

 

En él, sin embargo, su salud empezó a quebrantarse aún más seriamente y hubo de someterse a un tratamiento severo contra la hipertensión.

 

… «Lo importante es que, después de esta prueba tan aleccionadora, los que firmen la paz tengan valor para desprenderse de los egoísmos nacionales e individuales y encuentren una base sólida para hacerla duradera, evitando que la Humanidad se vea pronto, otra vez, conducida al exterminio de todos los valores morales y materiales creados a fuerza de sacrificio de muchas generaciones».

 

Hay que decir que casi se saltan las lágrimas al leer tan altas palabras a un golpista sin principios. En todo caso, la falta de permiso de las autoridades francesas impidió que pudiera salir para Méjico, que le había dado asilo.

 

Transcurriría aproximadamente un año en esta situación de confinamiento en Nyons. Las imágenes gráficas conservadas nos muestran un Largo Caballero muy envejecido, con abrigo y boina, leyendo o paseando por el campo, siempre con bastón. Su gran apoyo allí fue su hija Carmen, que en muchos casos llevaría la correspondencia personalmente. Ahora bien, el curso feroz de la guerra cambió la situación del confinado, para empeorarla.

Detenido por la Gestapo, deportado a Alemania e internado en Sachenhausen:

… la verdadera detención de Caballero no ocurrió entonces sino el 20 de febrero de 1943, es decir, un año después de su llegada a Nyons. «El comandante en jefe de la policía política italiana y dos agentes de la Gestapo se presentaron en mi casa, en Nyons, con la orden de que les acompañara». Pero realmente no se trató de una detención en un domicilio unifamiliar, sino de un secuestro efectuado en un hotel habilitado como centro de confinamiento. La resistencia de Caballero fue toda la que pudo oponer y tuvieron que sacarle a la fuerza. En el momento de los hechos, la resistencia de Caballero, el hecho de ser arrastrado hasta un coche y sus gritos de «Tuez moi!, Tuez moi tout de suite, ce sera plus vite fait!» («¡Matadme! Matadme ya, ¡será más rápido!»), promovieron un gran escándalo[107].

Desde Nyons, Caballero fue conducido efectivamente a Lyon, donde le interrogaron —de forma absurda para él, por las preguntas que le hicieron— en el hotel Terminus, cuartel general de la Gestapo para toda la zona de Vichy ocupada por los alemanes. El relato de Caballero hace pensar que fue interrogado por el jefe de la Gestapo lionesa en persona, es decir, el luego condenado como criminal de guerra Klaus Barbie —«el jefe de la Gestapo en Lyon era militar y joven…»—,[108] y cuando creía que iba a ser deportado a España se encontró con la menos desagradable sorpresa, en aquellas muy duras circunstancias, de que se le remitía a París, a Neuilly en concreto, donde se encontraba el cuartel general de la Gestapo en Francia. Permaneció en Neuilly cinco meses, sometido siempre a extraños interrogatorios en los que se le preguntaba por sus relaciones con Casares Quiroga y con el Gobierno de Estados Unidos.

… en julio de 1943, Caballero fue enviado en tren a Berlín, donde permaneció detenido varios días en la sede central de la Gestapo y de nuevo fue interrogado acerca de sus actividades, mostrando sus interrogadores un gran desconocimiento de su biografía. El 31 de julio era remitido al campo de Sachsenhausen, en la provincia de Oranienburg, al norte de Berlín.

Dada la edad de prisionero, se le tuvo confinado en la enfermería del campo; esto le ahorró algunos sufrimientos adicionales, pero no mejoró su alimentación ni le libró de presenciar los horrores habituales, según él mismo relataría después. Sin embargo, recibió cierta asistencia médica, radiografías y análisis.

Liberación:

LEER MÁS:  Antonio Caridad habla de su libro Una historia diferente de España (SND). Por Javier Navascués

 

En mayo [de 1945], Caballero quedó ya bajo la protección y los cuidados de los servicios del Ejército Rojo, situación en la que recorrió varias localidades alemanas hasta quedar alojado en Berlín, siempre bajo la custodia de los soviéticos. Esta situación se demoró durante casi cuatro meses y fue el tiempo de reposo y recomposición en el que comenzó la redacción de sus Cartas a un amigo, ya comentadas, y escribió algunos otros textos menores. Los soviéticos volcaron sobre él tal cúmulo de atenciones que el hecho no dejaría de producirle una cierta sorpresa. Rechazó una invitación para visitar Moscú «pensando que permaneciendo en Alemania volvería con más rapidez a Francia»[114], pero tal vez con el designio también de no conceder a los soviéticos una oportunidad de manipular de forma propagandística su estancia en la capital de la URSS

Su última residencia alemana fue precisamente Potsdam. Desde allí fue llevado a Berlín el 15 de septiembre y enviado en avión a París, donde quedó alojado de forma provisional en la residencia de su viejo amigo y correligionario José Calviño, en la rue Victor Emmanuel III.

Caballero habla explícitamente de fusilamientos, ahorcamientos, duchas con gases tóxicos y hornos crematorios.

Esos gases tóxicos causaron muchas alucinaciones a lo que se ve. Ni la wikipedia pretende hoy en día que en el campo de concentración de Sachsenhausen -en particular, en Sachsenhausen, sin presuponer del resto- hubiera gaseamientos.

¿Por qué no fue extraditado Caballero a España?

Queda una última cuestión cuyo intento de dilucidarla posee un gran interés. ¿Por qué Largo Caballero, a quien se le dificultó sistemáticamente la salida del territorio de la Francia de Vichy, mediante el silencio siempre, no fue entregado a Franco en 1941, como no lo fue tampoco al ser detenido por los nazis en 1943? ¿Por qué no lo fue, ni por Pétain ni por Hitler, como lo habían sido otros significados dirigentes republicanos?

 

hubiera sido un mal negocio para el dictador, pragmático también ante todo y sobre todo. A los ojos de la opinión internacional, incluso a los de sus antiguos apoyos, como muestra bien la opinión del conde Ciano, ministro de Exteriores de Mussolini, había fusilado ya a demasiados de sus oponentes políticos.

 

Esto es muy incoherente. Antes nos han dicho que no había motivos para la petición de extradición, y cuando el tribunal falla que no sea extraditado, se razona que en realidad a los peticionarios no les interesaba la extradición de Caballero. ¿Por qué lo solicitarían entonces?

 

La muerte de Caballero se encomendó, por tanto, pensaba él, a un campo de concentración nazi…

Claro, por eso lo enviaron en la enfermería todo el tiempo. En fin, son todo puras especulaciones. Ni que decir tienen que estos demócratas de toda la vida no tienen tantos escrúpulos legales con el secuestro y asesinato de opositores.

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