21/11/2024 13:02
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Me parece obligado, en plena Cuaresma a comentar las noticias de estos días sobre  el ataque interno a nuestra Santa Madre la Iglesia por dos factores esenciales: la infiltración de la Sinagoga de Satanás en el Vaticano y,  lo que es peor,  la falta de una fe consistente en algunos que tienen la  obligación  de propagarla, defenderla e iluminarla como sucesores de los Apóstoles, según encargo del  Fundador de la Iglesia.

Mi situación de jubilado me permite  disponer de más tiempo para  analizar cuanto me toca  vivir. Es un lujo llegar a viejo –aparte de un regalo de Dios—y sinceramente  resulta más fácil saborear el don de la vida desde estas alturas. Ahora bien, para sacarle ese jugo hay que tener las ideas claras sobre  cuál es “la razón de la existencia humana”  y,  sobre el cariño del Señor del Mundo, por cada uno de nosotros. Es  de tal intensidad  que  nos sacó de la nada, ¡nos creó!…  Desgraciadamente, muchos de esos seres racionales,  demuestran no serlo–  al limitar  la vida,  a exprimir al máximo  sus  instintos animales, ¡tales seres  no disfrutarán de las delicias mencionadas!

Nuestro Señor, no le ha permito al Príncipe de este mundo, hasta hoy,  tentarme “sobre la fe”, al darme luz  para ver siempre  muy claro que el Divino Maestro, es el más sabio de los hombres  y, que siendo Dios, se hizo como nosotros   y, por lo tanto,  ver su misión como  definitiva,  y cerrando  la posibilidad de mejoras y cambios en el futuro.  A partir de su venida –como Maestro y Redentor–,  únicamente  a gente audaz –o idiota–  les pasaría por la mente “ampliar o retocar la Revelación” para enmendarle la plana al Salvador.

Sin duda  nos ha dotado  de inteligencia suficiente  para disfrutar de la Verdad  que nos trajo, pero es de necios, pasarse de listos  e intentar  dar lecciones al Creador  sobre la organización de su Obra. No es la primera vez que, en suelo sajón,  surge  algún genio que se inventa  “la Reforma”. Ahora mismo lo están haciendo los  seres superiores del episcopado centro europeo. Al parecer la inteligencia brota abundante en esas tierras y su Conferencia Episcopal –salvo excepciones—están descubriendo la “sopa de ajopreparando  “¡la Reforma!”, (segundo tomo)  pues no les satisface el bimilenario  magisterio tradicional de la Iglesia en morteros  más viejas que andar a piel, como la sexualidad, la sodomía, el sacerdocio femenino.

El dinero, el orgullo y el sexo no suelen ser buenos asesores. A eso hay que añadir que el pueblo  se deja deslumbrar  por quienes  tienen poder, dinero, y audacia.  Y de la misma  participan  quienes deberían  enfrentarse a los que  destruyen los cimientos de la FE.

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En la Iglesia Católica hemos visto reproducido  el modo de actuar de la Liga española de futbol,…y,  según  sea el equipo vemos sacar con mayor o menos facilidad las tarjetas, amanillas y rojas,   pitar o no ver penaltis. A Monseñor Lefèbvre — nuncio  apostólico  de Pio XII,  en Dakar, para la “francofonía” , –extraordinario  arzobispo, que multiplicó exponencialmente  las diócesis de África, y  fue uno de los 200 elegidos por Juan XXIII para preparar el concilio  Vaticano II,–  le mostraron en Roma,  la “tarjeta  roja”, lo excomulgaron, y arrojaron a la gehena  “¡a la primera y sin contemplaciones!”.  Sin embargo,  a los obispos alemanes  —que están en las antípodas de la pura ortodoxia y merecían  haberles  enseñado un  centenar de tarjetas roja,  siguen  meditando y dudando si finalmente les muestran  una amarilla. Ya digo… “¡la Liga!” en modo eclesiástico.

Confío en que los lectores interpreten   el título  de ese escrito como una reacción ante  dos varas de medir.   º 

Sin duda  nos dota de inteligencia suficiente  para disfrutar de la Verdad  que nos trajo, pero es de necios pasarse de listos pretendiendo dar lecciones al Creador  sobre la organización de su Obra. No es la primera vez que, en terreno sajón,  surge  de cuando  algún genio que se inventa  la Reforma protestante. Ahora mismo esas poderosas mentes — que al parecer solo nace en terreno sajón–   están haciendo un experimento tal para la supervivencia de la Iglesia. Los obispos alemanes, –salvo excepciones—están descubriendo la “sopa de ajo” y van a inventar el “protestantismo, segunda aparte”.  Parece mentira que gente tan inteligente  malgaste su tiempo

El dinero, el orgullo y el sexo no suelen ser buenos asesores. A eso hay que añadir que el pueblo,  en general,  se deja deslumbrar  por los que tienen poder, dinero, y audacia.  Y de esa debilidad del pueblo participan  los que deberían  enfrentarse a ellos.

En la Iglesia Católica hemos visto copiar  el modo de actuar de la Liga española de futbol, según el equipo vemos sacar con mayor o menos facilidad las tarjetas, amanillas y rojas,  y pitar o no ver penaltis.  En Roma  a Monseñor Lefèbvre, nuncio  apostólico  de Pio XII en Dakar, para la “francofonía” , –fue un extraordinario  arzobispo, que multiplico exponencialmente  las diócesis de África, que fue uno de los 200 elegidos por Juan XXIII para preparar el concilio  Vaticano II, le mostraron la “tarjeta  roja”, lo excomulgaron, y arrojaron a la gehena  ¡a la primera y sin contemplaciones!,…  sin embargo,  a los obispos alemanes  –que están en las antípodas de la ortodoxia y tendrían que haberlas  enseñado un  centenar de tarjetas roja,  siguen  meditando si les enseñan una amarilla,  esperando a ver si hacen caso de los avisos de Roma… Ya digo… “¡la Liga!”.

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No entiendo que gente tan lista y al mismo tiempo erudita como los aludidos tome un camino quie  sabwen conduce al fracaso cuando  veinte siglos de  Magisterio insuperable nos permite conocer que Dios ha mantenido, a fuerza y la resistencia de la Iglesia por medio de la santidad de sus miembros de todo tipo de clases sociales,  Brillando unos por la oración u y el recogimiento y otros por el apostolado y la acción. Unos por medio de la ciencia y otros con la sencillez y humildad de sus vidas otros como  doctores y Padres de la Iglesia o como simples soldados romanos,  ermitaños  o lo mismo que las vírgenes, las  esposas y las madres. Esta lección elemental  te la dan no ya en los seminarios y escuelas pontificias o en los noviciados de las congregaciones religiosas, sino en las catequesis  y en las escuelas  por todo lo cual  no tiene sentido buscar  caminos de  evangelización que no haya probado la Iglesia y cuando todos sabemos que lo fundamental es la oración, el ayuno, el sacrificio y el precepto nuevo que nos dejó Cristo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”  De ahí que una vez más insista en mi incapacidad para entender que los obispos alemanes gasten todas sus energías en descubrir la sopa de ajo. ¿Su arrogancia es tal que quieren una nueva Iglesia que ignora o menosprecia las lecciones evangélicas que llevaron a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica a ser la gran civilizadora de la Humanidad? 

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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