
Nota de Redacción: Un juicio tan esperado con una sentencia por dictar. Más de una década de sufrimiento para muchas familias…. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Reeditamos este artículo que posee vigencia hasta el momento en que llegue la decisión de la Justicia. Con Fe en la honra y dignidad del Tribunal.
Con alguna excepción, la vida de un juez ha de estar sustanciada por una inspiración que no es normal para el común de los hombres. Detrás de muchas togas hay heroicidad y sólo el peso de la responsabilidad es digna de admiración allá donde otros no llegan. La virtudes del buen juez no sólo son profesionales. Hay que poseer un espíritu especial y dimensionado en la singular experiencia de vida para un desempeño honrado de tan alta disposición social. No todos sirven a tan alto desempeño, así es, pero la intuición y la evidencia me dicen que los magistrados de Nueva Rumasa son los que deben ser.
Creo en los jueces que estudian el caso Nueva Rumasa. En el destino de las grandes personas está el peso de las responsabilidades que otros no están llamados a sostener. Hay jueces con sello universal en sus firmas que difieren de otros que se acomodan a la conveniencia de los intereses. Los jueces de Nueva Rumasa son relevantes, trascendentes por honra y significados por la escrupulosa interpretación de la Ley. Como aquellos que noble y dignamente trabajan para impartir la Justicia ancestral por la que los hombres han evolucionado, en aras de un progreso real que en los tribunales han perfeccionado la compensación como garantes del Estado de Derecho, la dádiva civilizada que ha ganado el pulso frente a la falta de libertad de los hombres. En España gozamos de tribunales firmemente enraizados en el honor y la responsabilidad social. Porque no es fácil la decisión ante el litigio de las partes, sólo quienes llevan consigo el sino intemporal del poder del juicio en buena lid, son quienes toman como propia la labor de la exigencia por el trabajo bien hecho. Durante el proceso los magistrados demostraron saber la envergadura y la reflexión derivada de la trama de los pagarés que tanto sufrimiento provocó durante años, más de una década, a innúmeros inversores. En la expectativa la esperanza, la confianza en quienes deben estar, ahora. En el horizonte la misericordia de la objetividad ante la oportunidad de lo justo.
Son muchos los que se marcharon como demasiados los que esperan con las manos unidas en oración, la sapiencia de lo justo y la contemplación humanitaria de un caso económico que trocó en una enfermedad del alma. Porque cuando se retuerce la existencia de las personas con el dolor insondable del abandono generalizado, son muchas las cargas, el peso insoportable de un dolor dimensionado, además con el tiempo, mientras la crudeza de la vida sigue una inercia desangelada.
Estos jueces no son inspirados por otro impulso que no sea el deber asimilado que se expande en derechos para la protección del inocente y la punición de las malas obras. Para comprender la profunda responsabilidad de quien vive con intensa concentración el rol de juez, hay que ahondarse en la reflexión para sólo atisbar un ápice de la trascendencia del criterio que puede cambiar el destino de las personas. La causa se celebró bajo la más atenta observación de las variadas argumentaciones, y a la espera de una decisión universal-porque la universalidad de la verdadera Justicia es intemporal-los elegidos saben distinguir la esperanza de quien cruza los dedos para contentar sus intereses y la fe esperanzada de quienes juntan las manos encomendándose al Cielo. Es tan trascendente la diferenciación de las actitudes que hasta la intuición basada en la sabiduría del alma distingue la vanidad de una ambición programada, frente a la esencia de una oportunidad única para derramar la dicha de una Justicia donde hasta el último cabello de la cabeza está contado en el Cielo. Tiempo después el futuro se escribe con la legitimidad de un argumento que no escapa a la inteligencia de una Justicia con profunda inspiración más allá del engaño de la apariencia.
Por todos cuantos conocí en esta batalla de más de una década que ya no se encuentran con nosotros, ante tantas familias con una historia de vida por contar agarrados a la Fe. ¡Tanto dolor forjado en fraguas del espíritu! En tanto unos esperan la continuidad de una maniobra cuajada de pactos, silencios y condiciones, otros sólo esperan agotados de existencia la sentencia de Nueva Rumasa. Quiera Dios y sus hombres sobre la tierra que se ilumine el Cielo derramando Misericordia sobre los inocentes. Creo en esta Justicia.
Autor

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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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A ver, señor don Ignacio Fernández Candela, director de este medio digital que tiene por lema «Verdad, Justicia, Libertad» y que no suele censurar estos mordaces comentarios:
Su colaborador, don Luís Losada Pescador, hace en su artículo una pretenciosa pregunta demoníaca, la pregunta referente al nuevo vicario de Cristo, al nuevo sucesor de San Pedro, León XIV, sobre si es «progresista» o «conservador».
Nada hay más satánico que un falso profeta, del que incluso el Señor nos previno, de cuya levadura nos previno.
Los políticos sirven a satanás, padre de la mentira. Y el papa debe servir a Dios, a la evangelización de toda criatura, por mandato divino, no a su politización. Pero ya que este señor Losada Pescador tiene un extraño concepto de «libertad de expresión» a conveniencia suya o de sus «ofendiditos» lectores y censura la pregunta que le he formulado, se la formulo a usted y a los lectores (ojalá que cientos de miles y creciendo, Dios lo quiera):
Para ustedes, los políticos y votantes, Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, ¿es de izquierdas o de derechas, «progresista» o «conservador»? (la pregunta presupone lectura y meditación de los cuatro santos Evangelios y de todo el NT). Sería muy interesante diagnosticar el estado de sus almas y la pregunta es muy apropiada.
En lugar de censurar, atrévanse a preguntarlo y a hacer una encuesta entre sus lectores:
El papa, sucesor de san Pedro, ha de conformarse a Jesucristo, del cual es vicario, no a Santiago Abascal, a Feijoo, a Pedro Sánchez, a Ayuso, a Irene Montero, al coletas, a Puigdemont, a Otegui, o a cualquier otro siervo de satanás propagador de mentiras, mercader, hechicero de la ciencia ficción, pensador, filósofo o sabio según este mundo, necio a los ojos de Dios. Tampoco ha de conformarse a Donald Trump, ni a Maduro, ni a Putin, ni a Netanyahu, ni a Xi JinPing ni a ningún otro siervo de la mentira de este mundo, que son multitud, como los demonios del infierno.
Más bien al revés, todos los políticos del mundo y sus votantes y fanáticos, deberían convertirse a Cristo arrepentidos y contritos por haberle traicionado (especialmente los bautizados) con la política, si es que les queda humildad para reconocer la Verdad en Cristo, abandonando toda satánica pretensión «progresista» o «conservadora», tan y tan acerrime y contumazmente anticristiana, especialmente teniendo en cuenta lo incierto de los días de vida que les queden.
Del papa habría de decirse aquello que se dijo de muchos santos en el pasado, como del santo cura de Ars, san Juan María Vianney: «he visto a Dios en un hombre». Pues así debe ser el sucesor de san Pedro, y no «conservador» o «progresista», es decir, de Lucifer o de Satanás, como el Señor debería ser el papa, siempre santo, el sucesor de san Pedro, y no a la conveniencia de los cochinos intereses mundanos de cada cual como los fariseos, saduceos, samaritanos, romanos, herodianos, zelotas, sicarios y la madre que los parió a todos los políticos que llevaron a la Cruz al Señor porque no satisfizo sus expectativas mundanas, que así son todos los políticos de todos los tiempos, que ni escrúpulos tienen para intentar instrumentalizar incluso al Altísimo. ¡Ay de los que traten de politizar a los siervos de Dios! Más les valdría no haber nacido. A muchos han engañado demoníacamente con sus doctrinas demoníacas y seductoras, como su amo engañó a Eva y Adán, pero como muy bien ha dicho el nuevo papa: El mal no prevalecerá.