22/11/2024 01:12
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Una sociedad que no tiene en cuenta a sus mayores, que deja morir sin atender a sus ancianos, que abandona y que se muestra impasible ante el dolor ajeno, que no se siente solidaria ante los que sufren, no tiene futuro, está muerta.

Estos días asistimos desde nuestras casas, confinados por un Gobierno que ilegítimamente ha convertido un Estado de Alarma en un Estado de Excepción, al deceso de miles de ancianos en los hospitales, pero, sobre todo en residencias que se ven desbordadas por la situación, sin que el Gobierno, que debe protegernos y servirnos pues son nuestros empleados públicos ya que para eso les hemos elegido y retribuimos, hagan nada de provecho.

No se está dando tratamiento a los ancianos en las residencias contra el Covid19, porque el valor fundamental es la utilidad. Los recursos no se destinan a los que más lo necesitan sino a los que más posibilidades tienen de sobrevivir. El objetivo no es el beneficio individual sino el beneficio social. Es decir, se seda a los pacientes cuya previsión de salir de la situación es negativa, debida a la falta de recursos. Estas ideas han sido impartidas por una sanitaria en unas instrucciones impartidas a enfermería, según un vídeo circulante en la red. Es decir, que los derechos individuales han sido fulminados, decidiendo a quien se le deja morir y a quien no. Esto tiene un nombre: genocidio selectivo.

España como Holanda.

Se declina la responsabilidad deontológica médica en salvar todo tipo de vidas, en función de circunstancias de índole individual, haciendo saltar por los aires cualquier criterio susceptible de ser atendido en virtud de los Derechos Humanos suscritos por el Reino de España y del artículo 14 de la Constitución Española, que determina que nadie ha de ser discriminado por razón de circunstancias personales o sociales, en una materia tan importante como es la vida que es la primigenia de todos los derechos. Sin vida el resto de los derechos decae.

¿Y quién es el responsable de que no haya suficientes recursos? Los médicos no.

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Es de todos conocido que el Gobierno es el culpable de paralizar la distribución de test, mascarillas, batas de protección a nuestros sanitarios, respiradores, etc. Con esta negligencia criminal cientos de ancianos caen como moscas. Y esta gentuza, verdadera culpables en grado de negligencia criminal y presunta prevaricación, echa la culpa al Partido Popular por su gestión de las residencia s de Madrid o limitaciones de gasto pasadas. ¿A que no le echa la culpa a Torra? Ayer mismo me llegó un vídeo de una responsable de una residencia de Sabadell que denunciaba que le han enviado las bolsas de recogida de cadáveres y no los test de diagnóstico y las mascarillas, afirmando que poco puede hacer si hay asintomáticos que se unen a gente sana en la residencia, contaminando con el virus al conjunto de los residentes.

Clamo con rabia contra el “Resistiré” que nos ponen hasta en la sopa todos los días las veinticuatro horas del día. Ese resistiré me lo paso por donde termina el tronco. Yo no tengo otro enemigo al que resistir que un Gobierno que está llevándonos al matadero por su incapacidad, su presunta prevaricación y su negligencia criminal. Contra ese Gobierno que nos priva de las libertades y la garantía de nuestros derechos constitucionales mediante un Estado de Excepción encubierto y propaganda repartida por sus sicarios de los medios de comunicación pagados con nuestros impuestos. Es contra ellos que he de resistir. Ellos son los culpables de que España sea el país donde más incidencia tiene el virus sobre la población en términos relativos. Debemos resistir contra su propaganda intoxicadora y contra sus medidas que liquidan nuestro futuro y matan a nuestros ancianos. Contra esta gentuza es contra los que debemos resistir.

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara