01/06/2024 07:11
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Anne Degrelle nació en Bruselas, de padre belga y madre francesa, en el mes de julio de 1936. Hasta los 8 años vivió en Bruselas con sus cuatro hermanos siguiendo los cursos escolares con una institutriz en casa. Nunca había pisado un colegio hasta entonces. El último año de la Segunda Guerra Mundial lo vivió en Alemania con su madre y hermanos huyendo de los bombardeos y fuegos de las defensas aéreas en la capital belga.

Al terminar la guerra, sin saber nada de su padre, y con su madre presa política, fue recogida por su abuela materna y vivió en Francia el resto de su infancia con sus cuatro hermanos, estudiando en colegios privados y universidad financiados por la familia materna. Llegó a España en circunstancias trágicas: su único hermano, que había viajado a la península para conocer a su padre, se mató en un accidente de moto en Sevilla.

Esta tragedia quiso que se acercara a este padre desconocido, seguramente destrozado, a enterarse de lo que fue su vida política y militar, y el destino hizo lo demás. Se casó con un abogado español y tiene cuatro hijos y once nietos. Con estas páginas quiere que sus hijos conozcan mejor a su abuelo y el impacto que tuvo en la vida de su madre.

Analiza para ECDE su libro Degrelle. El hombre que cambió mi destino (SND)

¿Por qué decidió escribir una autobiografía inspirada en la relación que tuvo con su padre? ¿O no es tanto el eje del libro?

Mi relación con mi padre no es el eje principal de mi autobiografía. Originalmente este libro empezó como un diario. Mis hijos y nietos siempre han escuchado entusiasmados las historias que les contaba de mi vida y me animaron a escribirlas para que no quedaran en el olvido. Evidentemente en esas historias aparecía frecuentemente mi padre. Es imposible desligarle de los acontecimientos que viví durante mi infancia y juventud.

Le conocí con 20 años a raíz de la muerte accidental de mi hermano que vivía entonces con él en Sevilla. Mi madre, separada ya de él y viviendo en Francia con nosotras, fue la que me animó a ir a consolar a mi padre que parecía que iba a hacer una locura ante la desesperación de perder a su hijo al que prácticamente acababa de conocer.

Desde el primer momento en que vi a mi padre, me embrujó por su carisma y personalidad. Decidí que quería conocerle en profundidad y me quedé en España. Tuve la suerte de pasar los cuatro primeros años de mi vida española en su casa de La Carlina compartiendo largas horas de conversación, preguntas capciosas por mi parte y respuestas a veces evasivas por la suya…pero siempre apasionantes. En cuanto a sus hazañas como militar, oídas directamente de su boca o leídas en sus numerosos libros, admiraba profundamente al soldado raso, al gran estratega que llegó a ser, y al cronista maravilloso de batallas a lo largo de la Campaña de Rusia. La vida nos unió ya para siempre y fuimos grandes confidentes hasta el final de sus días.

¿Hasta qué punto le marcó su destino la figura de su padre?

Mi padre marcó mi destino, en primer lugar, por la deriva que tomaron nuestras vidas por ser familia de Léon Degrelle. Nuestra infancia estuvo marcada por el oscurantismo, la huida, y muchas veces el miedo, aunque gracias a Dios estuvimos muy protegidos por la familia de mi madre que consiguió que saliéramos adelante y que no nos faltara casi de nada.

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Ya de adulta, cuando le conocí, mi padre siguió marcando mi destino porque empecé a vivir en su mundo, a entender lo que fue su vida como periodista, político entregado, luchador contra la corrupción de los políticos de su Bélgica natal. Entendí su deriva a lo largo de sus mítines, hacia la política de Hitler. Hubiera sido una de sus primeros fans. Lo era cuando hablaba sólo para mí, paseando por la terraza de La Carlina o sentados en los grandes sillones de su despacho.

Aunque, dada la demonización del Sistema a las ideas de su padre, los motivos parecen obvios. ¿Por qué no ha hecho justicia la historia con la figura de León Degrelle?

Para mí fue muy difícil sobrellevar la demonización que envolvió a la persona de León Degrelle durante mi infancia, aunque en mi familia nunca se hablaba de él. Ya en España fui testigo del odio que le profesaban algunos adversarios políticos y los distintos intentos de secuestro de los que fue objeto, en particular de los israelitas.

La historia no ha hecho justicia a la figura de mi padre. El odio era visceral y se basaba en testimonios falsos. Contra la mentira es difícil luchar. Pero con su pluma supo defenderse y siempre estuvo rodeado de amigos sinceros venidos de numerosos países (jóvenes y veteranos) escudos permanentes contra la mentira y las calumnias. No son pocos los escritores que han narrado esta parte de la historia con objetividad y han mostrado otra verdad muy distinta a la que se ha querido imponer desde el fin de la guerra.

¿Qué importancia le da usted a su figura como personaje histórico?

No creo sinceramente que se le pueda considerar un personaje histórico en el sentido amplio de la palabra. Fue un héroe en el campo de batalla y eso le encumbró y le convirtió en un personaje admirado y querido por su lucha acérrima contra el comunismo y en defensa de unos valores que compartían millones de europeos. Fue un hombre valiente y comprometido y arriesgó su vida y la de los suyos por unos ideales sagrados para él. Su lucha se inició en su periódico y sus mítines y terminó al lado de sus soldados en el Frente Ruso. Palabra y acción. Ejemplo siempre.

¿Qué recuerdo tiene de él como padre?

Durante nuestra infancia prácticamente no le vimos. Tengo vagos recuerdos de él en nuestra primera casa de Bélgica, cuando iniciaba su vida política, pero cuando empezó la guerra desapareció prácticamente de nuestras vidas.

Le empecé a conocer de verdad a partir de mi llegada. a España con 22 años y desde ese momento me entregué a él en cuerpo y alma. Primero en La Carlina recibiendo a sus amigos y haciendo de maestra de ceremonias. Más tarde, ya casada y en Madrid, vivíamos muy cerca e iba a verle frecuentemente. Le pasé a máquina (a su dictado) el segundo tomo de su libro “Hitler nacido en Versalles”, organizaba junto a mi marido reuniones de partidarios y admiradores suyos en su casa, donde ofrecía auténticos mítines rodeado de estandartes y recuerdos del pasado. Siempre estuvo muy presente en mi vida y yo en la suya.

¿Fue siempre buena su relación con él?

La época en la que estuvimos más distantes fue cuando se volvió a casar. A mis hermanas y a mí nos costó asimilarlo. Todavía teníamos muy presente el calvario que pasó nuestra madre por ser mujer de Léon Degrelle, y los intentos una vez que mi padre vino a España de reconstruir su relación. No fue posible y nuestra madre vivió en Niza hasta su muerte. Con el tiempo normalizamos la situación y volvimos a tomar nuestra relación de padre-hija, confidente y amiga.

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¿Cómo le fue acompañando en las diferentes etapas de su vida? Incluso, tras su muerte la figura de su padre siguió muy presente….

Mientras vivió en Madrid fue un padre y abuelo muy presente en nuestras vidas. Él y su mujer nos recibían frecuentemente a comer y a disfrutar de sus nietos. Él también venía mucho a casa y los niños se reían cuando entraba por la puerta con esa energía y ese vozarrón que tenía. Siempre parecía que estuviera dando un mitin, aunque fuera delante de un cocido madrileño con sus 4 nietos mirándole embobados.

Recuerdo especialmente cuando murió Franco. Mi padre sufrió tal impacto que le dio un infarto del que pronto se recuperó gracias a Dios. Después de su etapa en Madrid se fue a vivir a Málaga y no pudimos vernos tan asiduamente. Nosotros teníamos un apartamento en Marbella y nos veíamos más en verano. El destino quiso que falleciera en Málaga justo cuando estábamos ahí y nos reunió de nuevo en su momento final. Su funeral en Madrid fue espectacular. Vinieron cientos de partidarios suyos de varios países y le rindieron un gran homenaje. Nunca lo olvidaré.

¿Cuál fue el principal legado que le dejó como padre?

Mi padre me ha dejado un legado intelectual muy rico, aunque hubiese querido que gran parte de su biblioteca hubiese venido a parar a mis estantes…. Me enseñó mucho. Me hizo comprender lo que es ser fiel a unos ideales, la importancia de defender aquello en lo que crees aun a costa de la vida. Admiraba su personalidad y gran capacidad de trabajo desde su vida estudiantil a la cumbre de su trayecto político.

Me impregnó de tal manera su fuerte personalidad, la solidez de su formación personal, intelectual, política y humana que ya no quise volver a separarme de él. Y sabía que tarde o temprano tendría que plasmar en papel lo que había asimilado mi mente. Mi destino cambió desde el mismo momento en que supe que tenía que acercarme a este hombre, a este político, a este padre que se veía tan feliz por haberme vuelto a encontrar.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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