
En mi adolescencia y juventud los sacerdotes y religiosos que nos formaban tenían una preocupación-, –lo recuerdo muy bien—y era convencernos a todos de la importancia de atender el deseo de la Sagrado Corazón de Jesús que nos pedía comulgar los primeros viernes durante nueve meses seguidos
¿Quién no lo hizo entonces?, tras escuchar tantas veces “la gran promesa” de nuestro Señor, muy explícita como pueden ver:
“Yo prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final. No morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos, y mi Corazón será su refugio seguro en aquella última hora”.?
La proximidad del mes de junio me lo ha recordado pero, también, ser testigo de la sigilosa apostasía de nuestra Patria. Además, a todo ello se ha unido el anuncio que el Padre Hoyos escuchó de labios del propio Jesús: «Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes.
Son dos temas distintos pero ligados a nuestra doble condición de españoles y católicos. Evidentemente, hay españoles que no son católicos –cada vez más, por desgracia – pero sin duda, ellos mismos han de sentir un vacío en su naturaleza al ir perdiendo sin enterarse la “alegría propia del catolicismo incrustada en su ser.”. No es por casualidad que se le reconozca a Hispanoamérica una alegría “esencial” que no tiene Norteamérica. Una felicidad que prescinde de las consecuencias de la pobreza y pasa por encima de todo.
Debemos reconocer que con la debilitación de la Fe, tanto España como Hispanoamérica, van evolucionando y no precisamente hacia una mayor “felicidad esencial” Cada día nos “globalizamos más” pero perdemos luz y alegría. Ciertamente podemos empezar a gloriarnos de ser más “europeos”, “más norteamericanos”… menos filipinos, más orientales.
Créanme, quisiera de verdad alejar estos tristes pensamientos reñidos con nuestro modo de ser. Y sé que el camino a seguir es repasar nuestra historia y obrar en consecuencia. Por ella sabemos que la grandeza de muestra patria va unida a nuestra lealtad a la Fe que nos trajo Santiago Apóstol y que llegó a la cima cuando nuestros monarcas vieron el Descubrimiento de América como un regalo del Señor al que servían.
Los católicos dedicamos el mes de mayo a nuestra Reina y madre, María y, el mes de junio al amor de Dios para con su criatura predilecta, y le honramos bajo la denominación de Sagrado Corazón de Jesús.
No me es posible glosar, ni siquiera resumir, lo que esa realidad encierra solo me permitiré este consejo: Procuremos leer lo que Jesús comunico a Sana Margarita María de Alacoque y estudiar las promesas que hizo a quienes le escuchasen y le complaciesen obrando en consecuencia, Son doce las promesas principales y a cual mejor tanto para el individuo como para la sociedad.
Es una desgracia olvidar que todo cuanto hace el Creador es siempre, excelente e ¡infinitamente bueno para la criatura! La indiferencia de los hombres es una prueba de su debilidad mental olvidando que Dios solo busca nuestro mayor bien. A mi edad cada vez entiendo menos a esos personajes que triunfan en la vida ya sea como científicos, como hombres de acción o como pensadores, y son clasificados en vida y después de muertos como mentes privilegiadas –incluso geniales—luego en los resúmenes biográficos aparece en el apartado que informa sobre su religión la palabra “¡ninguna!”. ¡Genios que no logran conocer a Dios en su paso por la vida!…
Al tener más tiempo disponible hago cosas a las que antes no le prestaba mucha atención, y ahora incluso lo busco. Resulta desconsolador –para quien ama a sus hermanos los hombres– ver esa notable multitud que se precian de no tener religión y de olvidarse de Dios. Se cae el alma a los pies cuando se comprueba y piensa uno: “¡Parecía tan inteligente, tan fuera de serie…! e ignoran al Creador. Así se entiende fácilmente la queja del Señor a Santa Margarita cuando le muestra su tristeza por ver cómo “el Hombre le corresponde con desprecio, indiferencia e ingratitud”.
El Corazón de Jesús resume su desilusión con esas tres palabras que todo hombre inteligente entenderá a la primera. Por eso mi escrito de hoy lo reduzco al simple consejo de leer la vida de Santa Margarita María de Alacoque.
Y remato los propósitos de este artículo pidiendo a quienes pueden hacer algo al respecto que desempolven todo lo relacionado con la “Gran Promesa” y con “el P. Hoyos”y se olviden de la globalización, de la agenda 2030 y del arco iris.
Po suerte no todo el monte es orégano y aunque hay muchos católicos que sin ruido siguen fieles al Magisterio perenne de la Iglesia y a sus dos mil años anunciando el Evangelio. Gente enamorada de su fe y del Reinado de Cristo en la sociedad. Apenas un mes nos separa de las JORNADAS POR LA UNIDAD CATOLICA DE ESPAÑA que se repiten desde 1989 para no olvidar el Concilio de Toledo y la conversión de Recaredo. Y así hay movimientos que todos tenemos obligación de potenciar para que siga siendo verdad la promesa del Corazón de Jesús al P. Hoyos y vuelva a Reinar en España e Hispanoamérica y Filipinas-.
Autor

- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
SAGRADO CORAZON DE JESÚS
EN VOS CONFÍO
SALVANOS DE LA CONDENACION ETERNA