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Siguiendo en mi línea del coleccionismo y en la búsqueda de placas, distintivos, emblemas, u otras piezas históricas policiales, o de cualquier otro Cuerpo relacionado con la Vigilancia y Seguridad en España, hay veces que tengo la suerte de encontrar algún objeto perteneciente a algún tipo de policía, unas veces política o civil, y otras militar, que existió en España en el trascurso de su Historia. Objetos desconocidos para mí, y creo que, para los demás coleccionistas -al menos los que yo conozco y trato, que son muchos- que me llevan a fondear un poco por los oscuros y casi desconocidos hechos que ocurrieron en este país.
Esto es lo que me ha pasado con el hallazgo de esta placa que he conseguido para mi colección, y que presento en sociedad, como siempre, a través de este blog. Aunque no es estrictamente policial, sí que la usaron en su uniforme unos temidos Vigilantes en la República. Temidos por la cantidad de asesinatos, palizas y torturas que cometieron en aquella repugnante época. Así que, con el firme propósito de identificar y datar correctamente en su tiempo y lugar, paso a describir lo que en el título de este articulo me refiero.
Empezaremos recordando la “Ley de Memoria Histórica de España”, legislada por las Cortes durante el Gobierno del amigo del venezolano Maduro, el nefasto, a mi modo de ver, el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, (Ley 52/2007, de diciembre), por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, olvidándose, deliberadamente claro está, de la época en que la II República ya utilizaba “Campos de Concentración”, años antes de que los nazis de Hitler los construyesen en 1940 y 1945, y antes de los Campos de Concentración franceses, donde se recluyeron a los españoles que cruzaban la frontera huyendo del franquismo en 1939, incluso antes de los Campos de Concentración de Siberia donde Stalin envió a millones de rusos.
De estos que murieron y padecieron la II República, no se acordó nadie, así que vaya por ellos este artículo.
Zapatero y Maduro
También mencionar a estos deplorables historiadores progres, que siempre han pretendido ocultar la existencia de estos “Campos de Concentración“ republicanos, haciendo siempre hincapié en que los primeros “Campos de Concentración” fueron hechos por los vencedores de la Guerra Civil para someter a los vencidos. Repite mil veces una mentira y se convertirá en verdad.
Hay que recordar también, que la Ley de “Vagos y Maleantes”, no la sacó Franco, como siempre se le quiere achacar, si no que fue la República el día 5 de agosto de 1933, y publicada en la Gaceta. Tras esa Ley, se crea el PRIMER “CAMPO DE TRABAJO”, el de Alcalá de Henares.
Ley de vagos y maleantes
El periódico ABC, el 14 de septiembre de 1933, se hacía eco de la creación de otro “Campo de Concentración” en Figueras (Gerona). El mismo Azaña se refería en la prensa de la época sobre estos campos, como “Campos de Concentración”.
El 18 de marzo de 1934, el periódico La Vanguardia indicaba que ya está listo un nuevo “Campo de Concentración“ en Lanzarote, al que se espera mandar 200 deportados dos semanas después.
Este mismo “Campo de Concentración” saldría reflejado dos años más tarde, el 11 de junio de 1936 en el periódico ABC, indicando que el Frente Popular, tras el proyecto de Jiménez Coronado, Director General de Prisiones, crea un nuevo “Campo de Concentración”. La publicación es totalmente paradójica, ya que llevaba ya dos años funcionando como tal.
El 12 de diciembre de 1934, también el periódico La Vanguardia publicaba lo siguiente: El Gobierno ha organizado varios “Campos de Concentración” para “vagos y maleantes”.
Mi Memoria Histórica me dice que por un Decreto del 26 de diciembre de 1936, publicado al día siguiente en La Gaceta de la República, (diario Oficial, numero 362), se dispone en su primer artículo que: “Se crean los “Campos de Trabajo” para los condenados por el Tribunal Especial Popular que entienden de los delitos de rebelión, sedición, y todos aquellos que en lo sucesivo pueda entender el Tribunal Especial Popular, y para los condenados por desafectos al régimen por los Jurados de Urgencia. Este Decreto iba firmado en su parte baja por Manuel Azaña, presidente de la república, y Francisco Largo Caballero, presidente del Consejo de Ministros.
En tiempo de Guerra Civil, sin olvidar que a estos Campos de Concentración se enviaban a ciudadanos por el mero hecho de pensar diferente a los Sindicatos o a los Partidos que componían el Frente Popular, en este país pasaban cosas espeluznantes, así se hace eco el 27 de diciembre, según publica la Gaceta de la República, en la que se reconoce que la gran cantidad de sentencias dictadas, había hecho que se saturaran los Centros Penitenciarios.
Tras varias semanas de “SACAS” de prisioneros en Madrid, Barcelona y Valencia, los Organismos Internacionales se habían quejado por las matanzas como las de Paracuellos, donde entre el 7 de noviembre y la primera semana de diciembre, habían sido asesinados entre 6.000 y 8.000 personas por ser desafectos a la causa republicana.
En estos “Campos de Concentración” era de donde se sacaba la mano de obra gratuita para la construcción de diferentes infraestructuras.
Presos en el Campo de Concentración de Alcalá
La vida en uno de estos Campos, podían tener consecuencias excesivas, ya que, por ejemplo, si huía un preso, era costumbre disparar a los compañeros de este, bajo el pretexto de hacerlos colectivamente responsables de la huida. Así, en una carta firmada por el anarquista asturiano Segundo Blanco, Ministro de Educación, en mayo de 1938, decía que a veces en los Campos se traspasaban los límites, refiriéndose al fusilamiento de trece personas tras la huida de otros dos del “Campo de Omells de Na Gaia”, en Lérida.
También en este Campo, y tras negarse a trabajar por motivos de enfermedad o estar hambrientos, fueron ejecutados veintiún presos.
El 24 de abril de 1937, se abre el “Campo de Concentración” de Totana (Murcia), y sobre su puerta había un cartel que ponía “Trabaja y no pierdas la esperanza”. Esto todo bajo la autoridad de la DGP (Dirección General de Prisiones), y por la que pasarían 1.799 prisioneros. En este Campo de Trabajo, gracias a Dios que solo murieron doce personas, ya que por la incompetencia de la autoridad del Campo que no proporcionaban lo imprescindible, se padeció una falta de higiene severa.
El de Albacete, abrió sus puertas en octubre de 1937 y era mayor que el de Totana, con una capacidad para 2.000 presos. En este solo murieron cinco personas, con lo que se considera uno de los mejores.
Otros más pequeños, como el de Orihuela, San Juan y Calpe en Alicante, Valmuel en Teruel, Venta de Araoz en Almería y Rosas en Gerona. Este solo acogía a 70 reos, siendo utilizados para la construcción del ferrocarril entre Torrejón de Ardoz en Madrid, y Tarancón en Cuenca.
El Diputado y Director General de Prisiones de la República, en octubre de 1937, en unas declaraciones ante la apertura de un nuevo “Campo de Trabajos Forzados”, el de (Albatera en Alicante) concretamente, decía, “Por Decreto 26 de diciembre de 1936, se crearon los Campos de Trabajo, que significan una notable innovación en el régimen penitenciario español, haciendo que el recluso se gane con su esfuerzo lo que cuesta sostener al Estado español y se reivindique por el único sistema que pueda tener un hombre para hacerlo, es decir, por medio del trabajo”.
Las condiciones eran inhumanas, como se vio en el Campo de Concentración de Albatera, en 1937, que alrededor del 11% de los presos enfermaron, dando un balance de fallecidos, entre unas cosas y otras, un total del 20% de los reclusos.
En otros “Campos de Concentración” o “Campos de Trabajo”, abundaba la malnutrición, y empeoró según iba avanzando la Guerra.
En Cataluña hubo seis Campos de Concentración: El de Pueblo Español de Montjuic (Barcelona), Hospital de L´Infant (Tarragona), Omells de Na Gaiga, Concabella y Ogerm (Lérida) y Falset (Tarragona), pasando entre 7.000 y 8.000 personas por ellos.
Estos “Campos de Trabajo de Cataluña”, estaban inspirados en los famosos Campos de Trabajo Soviéticos, los GULAGS, que funcionaron en Rusia desde el año 1930 hasta el año 1961.
En total, tendrían una capacidad 20.000 personas, pero seguro que pasarían muchos más, ya que el índice de mortalidad es de una media del 25% en todos ellos. Estas muertes se pueden catalogar por tres causas fundamentales: desnutrición, malos tratos y asesinatos camuflados como fugas. La mayoría de estos presos no habían sido condenados, pero eran enviados a estos centros para que allí fueran asesinados o muriesen por desnutrición o enfermedades.
Recordemos que en estos Campos de Concentración, se cumplían íntegramente las penas. No había reducciones ni por el trabajo o por buena conducta. Tampoco había la seguridad de que uno hubiera acabado la condena y saliese del “Campo de Trabajo”. El SIM (Servicio de Investigación Militar), decidía quien salía y quién no.
La autoridad de estos “Campos de Trabajo” se dividía entre la Dirección General de Prisiones y el SIM, siendo estos últimos los que ofrecían peores condiciones a los cautivos.
El SIM fue creado el 9 de agosto de 1937 como Agencia de Inteligencia y Servicio de Seguridad, durante la Guerra Civil, de la República Española. De hecho, el SIM actuó como una verdadera “Policía Política”.
A partir de junio de 1938, los más influyentes dirigentes del SIM son de la rama más estalinista, y dicha Agencia pasa a ser una Policía Militar, controlada por el Partido Comunista Español (con total influencia desde Rusia) y con ello pierde el objetivo inicial de la unión de las diversas Policías Secretas que había en España, e imponen un sistema de interrogatorios, torturas y penas penitenciarias inéditas en España hasta aquellos momentos. Estaban bajo la influencia del Servicio Secreto Ruso, y crean los Centros de interrogatorios y tortura, conocidos como “CHECAS”.
Placa del KGB (colección del autor)
En la primavera de 1938 consiguieron la lista de todos los falangistas que actuaban en Cataluña y detuvieron a 3.500 personas, a los que, tras los interrogatorios y torturas, los acusaron de espías.
Aparte de los “Campos de Concentración”, también disponían de cárceles propias, en donde metían no solo a los fascistas y a los espías sublevados, sino que también encarcelaban a los troskistas, anarquistas, militantes católicos, etc. Usaban los mismos métodos de tortura que la NKVD rusa, con celdas en las que casi no cavia una persona, con ruidos y luces muy potentes, baños helados, etc. En su favor, si se puede decir algo, fue que en 1938, en Barcelona el Gobierno Republicano autorizó de nuevo el culto católico, y 2.000 sacerdotes volvieron a ofrecer misa, en privado, bajo la protección del SIM, frente a los posibles actos criminales que pudieran hacerles los anarquistas.
Hay que recordar de que poco después de su creación, ya había solo en el área de Madrid 6.000 agentes.
Funcionaban con un presupuesto de veintidós millones de pesetas de la época.
Disponían de sus propios tribunales militares. Como ejemplo hay que recordar que en 1938, en Barcelona, 245 presos fueron procesados y condenados a muerte por delito de espionaje y sabotaje.
En los “Campos de Trabajo” se trabaja de sol a sol, y siempre con el miedo a ser fusilado por haberse fugado algún preso, ya que los grupos de presos eran de cinco en cinco, llamados ESCUADRAS, y en algunos Campos se fusilaron a la Escuadra anterior y a la Escuadra posterior del fugado o fugados, llegando a ser catorce los presos fusilados por un solo fugado.
Los informes del SIM eran escasos, llegando a no comunicar la muerte de prisioneros a sus familiares, ni a la Dirección General de Prisiones, así que es muy difícil saber cuántos presos hubo en cada Campo y el seguimiento de los mismos.
Trabajando en un Campo de Concentración
Había ocasiones que el Juez dictaba la orden de libertad incondicional del preso por inocencia absoluta, cuando el preso hacía ya meses que había muerto por los malos tratos, alimentación deficiente, tratos inhumanos o por los famosos “intento de fuga”
La disciplina era extrema y el castigo ejemplar. En Concabella, por ejemplo, un preso fue ejecutado por robar un pollo.
Se intentó que los “Campos de Concentración” administrados por el comunista madrileño Manuel Astorga, no fuesen conocidos por la opinión pública, prohibiendo a los presos contactar con sus familiares o cualquier habitante local, e incluso estaba prohibido que los Vigilantes dieran cualquier información. El aislamiento de la realidad diaria era total. Recordaba el ex reo Pere Ursól Ferré, “recuerdo haber pasado dos años con sensación continua de hambre, sucio, sin privacidad, siendo tratados de manera barriobajera y a golpe de garrote, viendo como la gente perdía sus valores morales, incluso vi a un sacerdote robarle el pan a otro recluso”.
Los “Campos de Trabajo” del Servicio Información Militar (SIM) del Frente popular, fueron creados por el Ministro de Justicia de la República, Juan García Oliver, teniendo como objetivo “La humanización de las Penas, mediante el trabajo del reo, despertando y utilizando las energías de este, como instrumento de utilidad social.
Juan García Oliver
Ya metidos en lo que a la colección se refiere, dejar el dato histórico de que por Orden de 11 de enero de 1937, se crea y regula el “CUERPO DE VIGILANTES DE LOS CAMPOS”, los cuales se destinaran a la custodia y vigilancia de los penados internados en ellos.
En la parte segunda, en la Gaceta de la República número 362 de 27 de diciembre de 1936, hablaba de que “la custodia de los condenados se encargará el Cuerpo de Vigilantes de Campos de Trabajo, que estarán integrados por miembros avalados por las dos sindicales y partidos del Frente Popular y que reúnan las condiciones que oportunamente determinará y hará públicas el Ministro del ramo”.
Durante el mes de mayo de 1937, un Decreto del día 8, y una Orden Ministerial del día 15 siguiente, fijaban los detalles de lo relativo al trabajo de los presos, y al régimen interior de los Campos. El Decreto hacía extensivo el Nuevo Régimen Penitenciario a los presos comunes, como militares.
La estructura de los Campos no era muy compleja. Había un Director; un Subdirector; el Jefe de Destacamento; el Jefe de Servicio Interior; el Jefe de Servicio Exterior, y los Vigilantes de Primera y de Segunda. Por encima de todos ellos estaba el Inspector General de los Campos de Trabajo.
Documento del Partido Comunista de España para el ingreso de tres Vigilantes
Al Director lo elegía el Ministro de Defensa directamente, el resto lo hacia los inmediatos superiores.
Sus funciones eran:
El DIRECTOR DE CAMPO. Era el que tenía la máxima autoridad y no respondía ante nadie por sus decisiones. Elegía a los mandos por debajo de él (Jefe de Destacamento) y les ordenaba sus funciones.
JEFE DE DESTACAMENTO. Era el responsable de las órdenes, disciplina y el debido cumplimiento de todas las vigilancias.
JEFE DE SERVICIO INTERIOR. Era el encargado de que se cumplieran los servicios de vigilancia en el interior del Campo.
JEFE DE SERVICIO EXTERIOR. Era el encargado que se cumpliesen los servicios de vigilancia en el exterior del Campo.
VIGILANTES DE 1ª. La función básica era la vigilancia del Campo, tanto interior como exterior. Intentando evitar evasiones de prisioneros, conducir y custodiar cuadrillas de trabajo. La vigilancia interior la realizaban conjuntamente con los Vigilantes de 2ª
VIGILANTES DE 2ª. Son los responsables de la vigilancia interior, bajo las órdenes de los Vigilantes de 1ª. Concretamente de un Vigilante de 2ª es de los que he tenido la suerte de poseer una de sus inéditas placas del uniforme, y de la que os dejo fotografía como documento histórico. Me imagino que sería muy difícil de guardar en casa una placa de estas en el transcurso de la época franquista, ya que, si te encontraban con ella, seguro que te iba a traer muchos problemas, pues esta gente, tras la victoria de los Nacionales, estaba muy buscada para su lógica detención.
Placa de Vigilante de 2ª (colección del autor)
Comentar también que todo el mundo, a excepción de los miembros del SIM, eran posibles candidatos a parar en un “Campo” de estos.
Las personas mayores de cincuenta años, POR SUERTE, estaban exentas de caer en un “Campo de Trabajo”.
En febrero del 2009, Alfredo Pérez Rubalcaba, como Ministro del Interior, hablaba en los medios de comunicación de la “Ley franquista de Vagos y Maleantes”, como si no supiera de sobra que esa Ley había sido impuesta por la II República, con el apoyo del PSOE, entre otros, y que con esa ley se pusieron en marcha los primeros “Campos de Concentración” en España. Meses después, y con la misma denominación, el nazismo crea lugares de internamiento en Alemania.
Esperemos no tener nunca más otra historia parecida a esta.
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