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Tal día como ayer, 6 de Diciembre, del año 1940, se creó el Frente de Juventudes, que ayer hubiera cumplido 80 años de no haber sido “asesinado” por el mismo régimen que lo creó a los 19 años, en 1959.

Este es un importante aniversario, mucho más importante que el de la Constitución de 1978, ley de leyes de la actual partitocracia corrupta y su casta política.

El Frente de Juventudes es el nombre de la organización juvenil  española creada por el régimen de Franco para el encuadramiento de los jóvenes según los principios del Movimiento Nacional.

La política juvenil que el primer franquismo puso en pie estuvo siempre bajo responsabilidad de los falangistas, desde el momento mismo de la constitución de la F.E.T. en 1937 hasta el desmantelamiento de la Secretaría General del Movimiento en 1977. La Falange carecía de experiencia en ese ámbito concreto, por lo que los modelos en que se inspiraron los falangistas para poner en marcha la política de juventud se muestra en los intercambios y las vinculaciones que la Falange estableció con países y partidos amigos, especialmente con el nacionalsocialismo alemán y con su organización juvenil, la “Hitler Jugend”. La localización y el estudio de documentos permite fundamentar que, en los primeros años de la década de 1940, se establecieron importantes contactos y se llevaron a cabo intercambios entre el Frente de Juventudes, como la entidad responsable de la política juvenil española, y su homóloga alemana, en los que participaron destacadas autoridades políticas de ambas partes. Un elemento sobresaliente en esos contactos fue la participación de una delegación del Frente de Juventudes con José Antonio Elola-Elaso, su máximo responsable, a la cabeza en el Primer Congreso de las Juventudes Europeas, que se celebró en Viena en septiembre de 1942, por iniciativa de los líderes juveniles de Italia y Alemania. Este congreso sirvió para coordinar diversos aspectos de las políticas de juventud de la docena de países que en aquellas fechas se situaban en la órbita del Eje. Y si no tuvo mayor continuidad, fue porque el desarrollo de la guerra mundial lo impidió. Pese a algunas interpretaciones posteriores, interesadas en subrayar las discrepancias entre la delegación española y la alemana, está suficientemente documentado que, pese a todo, existió un serio consenso entre ambas, y que la influencia del nacionalsocialismo en el diseño de la política de juventud del primer franquismo fue relevante. 

Por tanto, el Frente de Juventudes, guardó, sobre todo al principio, un cierto paralelismo en sus estructuras con las “Hitler Jugend” alemanas, los “Balillas”, la organización juvenil de la Italia fascista, y sobre todo con la “Mocidade portuguesa”, al servicio del Estado Novo de Salazar en Portugal, se creó por Ley de creación del Frente de Juventudes del 6 de Diciembre de 1940 como una Delegación Nacional o sección juvenil de la F.E.T., y absorbió a las que existían desde los inicios de la guerra civil española, y que habían recibido los nombres de “Pelayos”, las juventudes del carlismo, y la Organización Juvenil de Falange, creada durante la contienda y cuyo último Delegado nacional de la Organización Juvenil fue nombrado el 19 de mayo de 1938 y hasta 1941, Sancho Dávila y Fernández de Celis (1905-1972), primo de José Antonio, y Jefe territorial de la Falange de Andalucía, el cual, debido a sus simpatías por el Tercer Reich, cayó en desgracia cuando el régimen franquista decidió distanciarse de su pasado de colaboración con dicho régimen alemán. Así, Sancho Dávila fue cesado el 28 de mayo de 1941, siendo sustituido por José Antonio Elola-Olaso (1909-1976), miembro del Consejo Nacional de F.E.T, el cual tuvo a su cargo la delegación nacional del Frente de Juventudes de junio de 1941 a 1955. Este cese se produjo en la época en que la influencia de Ramón Serrano Suñer, amigo y aliado de Sancho Dávila, comenzó a decaer.

Destacado representante del sector falangista dentro del régimen franquista, José Antonio Elola-Olaso asistió al Congreso de las Juventudes Europeas​ que se celebró en Viena en septiembre de 1942, y se mostró entusiasta del «nuevo orden juvenil europeo», que allí se pretendió fraguar. Dicho congreso fue convocado conjuntamente por los dirigentes de las organizaciones juveniles de la Alemania nacional-socialista y de la Italia fascista, siendo invitados representantes de las potencias del Eje y de los países amigos, como la propia España, Portugal, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Finlandia, Noruega y Dinamarca.

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De igual modo, José Miguel Guitarte (1914-1943), antiguo militante comunista, palma de plata de la Falange, y jefe nacional del SEU desde agosto de 1939, que en la División Azul, por su valor como divisionario, había sido condecorado con la «Gran Cruz del Águila Alemana» y la «Cruz de Hierro de segunda clase», en abril de 1942, y en representación de la juventud falangista, asistió al «Congreso de Estudiantes Combatientes» en la ciudad alemana de Dresde, liderando la comitiva española, donde se entrevistó con Joseph Goebbels y con el Ministro de Educación del III Reich, Bernhard Rust.

En abril de 1944 un decreto estableció que el Sindicato Español Universitario (SEU) quedase adscrito a la estructura del Frente de Juventudes.

En 1955, y hasta 1962, el último Delegado Nacional del Frente de Juventudes, como tal, pasó a ser Jesús López-Cancio Fernández (1917-2008), medalla de la Vieja Guardia.

El patrón de la organización juvenil durante toda su historia fue San Fernando.

Los fines organizativos del Frente de Juventudes quedan claramente expuestos en su Ley fundacional, tanto para la juventud encuadrada como para la no afiliada. En la organización lo primordial fue la formación política, física y premilitar, así como coadyuvar con la Iglesia en su formación moral. 

Para los jóvenes afiliados, conforme a lo que dice el artículo 7 de la ley, sus fines son los siguientes:

a) La educación política, en el espíritu y doctrina del Movimiento.

b) La educación física y deportiva.

c) La educación premilitar.

d) La iniciación a las tareas del hogar para las juventudes femeninas.

e) Colaborar en la formación cultural, moral y social con las instituciones a las que corresponda prestarlas y secundar la educación religiosa propia de la Iglesia.

f) Organizar y dirigir campamentos, colonias, albergues, cursos, academias y cualquier otra obra de este género, enderezada al cumplimiento de sus funciones.

g) Completar, respecto de sus afiliados, la labor del Estado, principalmente en materia de sanidad, enseñanza y trabajo.

Con respecto a los jóvenes no afiliados, los fines se indican en el artículo 8º, y son los siguientes:

a) La iniciación política.

b) La educación física.

c) La organización de cuantas colonias de verano o instituciones afines sean subvencionadas por las Corporaciones públicas y la inspección de las que organicen las entidades privadas.

d) La vigilancia del cumplimiento de las consignas del Movimiento, en lo que a la juventud se refiere, en los centros de enseñanza y trabajo.

La labor del Frente de Juventudes, según estos estatutos, iba dirigida a toda la juventud española, con carácter general y una parte de ellos se dedicaban, en exclusividad, a aquellos jóvenes que de manera voluntaria se afiliaran a las denominadas «Unidades voluntarias».

Respecto a la estructura organizativa, y para el mejor cumplimiento de las competencias que se atribuyeron al Frente de Juventudes, éste se estructuró a través de distintos órganos, unos de carácter personal y, otros, colectivos. Al frente de la Delegación estaba el Delegado Nacional del Frente de Juventudes, designado libremente por el Jefe Nacional del Movimiento, Francisco Franco, a propuesta del Secretario General, del que dependía jerárquicamente, como señala el artículo 11 de la ley fundacional. Nada dice dicho texto legal sobre el cese del Delegado, pero el Estatuto del Movimiento, en su artículo 23 determina que al frente de cada servicio habrá un Delegado, «nombrado y destituido libremente por el Jefe Nacional».

La organización se estructuró a través de servicios o departamentos a los que correspondían desarrollar las misiones encomendadas. Esta estructura no fue algo estable y permanente, sino que, por el contrario, sufrió varias modificaciones, siempre manteniendo los fines fundacionales. La ley fundacional señalaba la existencia de un Asesor de Educación Física y otro de Religión, cuyos primeros titulares fueron el Teniente General Joaquín Agulla, como Asesor de Educación Física, y Leopoldo Eijo-Garay como Asesor de Religión.

Dentro de la organización actuaban varias unidades, como era, especialmente en los primeros momentos, el Sindicato Español Universitario (SEU), que atendía a la juventud de enseñanza superior. Luego estaban las Secciones centrales de Enseñanza, a la que competía todo lo relacionado con la actividad docente que el Frente de Juventudes tenía encomendada; también todo lo referente al profesorado de Formación del Espíritu Nacional y de Educación Física, así como lo relacionado con los libros de texto de aquellas asignaturas. La de Centros de Trabajo atendía a la juventud trabajadora. Uno de los medios empleados era la llamada hora semanal, tiempo que las empresas cedían al Frente de Juventudes para que los aprendices pudieran asistir a las actividades y clases que la organización impartía. Más tarde comenzaron los Concursos de Formación Profesional que llegaron a alcanzar nivel internacional. También había una Sección Rural que atendía a la juventud campesina.

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En la Norma Orgánica de 1962, se habla de la Sección de Actividades Profesionales, con dos vertientes: la Obra de Formación Agropecuaria y la de Formación Profesional.

En la ley fundacional se citaba a las Secciones Naval y del Aire. Esta última no llegó a existir y en cuanto a la Naval tenía como finalidad «la formación de los jóvenes que normalmente harán su servicio militar en la Armada, así como los que aspiren a ejercer las profesiones de la Marina de Guerra o Mercante, flota pesquera y servicios auxiliares de la misma».

Junto a estas Secciones y a los diversos servicios existentes, las juventudes afiliadas voluntariamente formaban las Falanges de Voluntarios, más tarde denominadas Falanges Juveniles de Franco y, tras la disolución del Frente de Juventudes en 1959, desde 1960, la Organización Juvenil Española (OJE).

Las Falanges Juveniles de Franco constituían una organización de carácter voluntario con encuadramiento en “flechas” (de 10 a 13 años), “cadetes” (de 14 a 16 años) y “guías” (de 17 a 20 años). La unidad básica era la escuadra. Los mandos eran: jefe de escuadra, de falange, de centuria y de legión. El mando de las FF.JJ. de la provincia correspondía al ayudante provincial. Como actividades más destacadas de las FF.JJ. sobresalieron los hogares, campamentos, marchas y las Escuelas de Montaña. Los servicios que desarrollaban las actividades de Juventudes eran, principalmente, los de actividades deportivas, campamentos, actividades culturales, aeromodelismo, sanidad y las empresas, como la CAR (Cadena Azul de Radiodifusión), la Red de Bazares Juveniles, la Oficina TIVE (Turismo, Intercambio y Viajes Educativos) y la Editorial Doncel. El soporte humano básico del Frente de Juventudes lo constituyó el Cuerpo Especial de Oficiales Instructores formados en la Academia de Mandos José Antonio de Madrid, titulados en Educación Física, Formación Cívico-Social y Campamentos.

A partir de 1960, año de creación de la OJE, las Falanges Juveniles de Franco fueron cediendo su espacio a la OJE, y la Delegación Nacional del Frente de Juventudes pasó a denominarse sencillamente Delegación Nacional de la Juventud, cuyo emblema es el cisne bicéfalo, nombre que mantuvo hasta su supresión por decreto (RD-L 23/1977) en 1977. Sin embargo, al margen de estos cambios de denominación se siguió denominando coloquialmente «Frente de Juventudes» tanto a la OJE como a la Delegación Nacional de la Juventud de la que dependía.

El mencionado Real Decreto Ley 23/1977, de 1 de abril, reestructuró los organismos dependientes del Consejo Nacional del Movimiento, determinando la transferencia a la esfera de la Administración Pública de sus organismos y funciones de carácter social. En virtud de esta disposición se creó por el Decreto 596/1977, de 1 de abril, la Subsecretaría de Familia, Juventud y Deporte bajo la dirección del Ministerio de la Presidencia. A la nueva Dirección General de la Juventud corresponderían las funciones desempeñadas hasta entonces por la Delegación Nacional de Juventudes. Este mismo decreto estipuló las Delegaciones Provinciales de Familia, Juventud y Deportes.

Una vez integrada la Subsecretaría de Familia, Juventud y Deporte en el nuevo Ministerio de Cultura creado en 1977, los fondos documentales procedentes del ya desaparecido Frente de Juventudes quedaron depositados en las Delegaciones Provinciales de Cultura y otras instituciones, mezclada con la propia de las Delegaciones de Cultura, y de manera conjunta con los fondos procedentes de la Sección Femenina, Colegios Menores y de las Delegaciones del Ministerio de Información y Turismo, organismos todos suprimidos tras el desmontaje del régimen franquista y cuyas competencias habían sido transferidas de manera conjunta al Ministerio de Cultura en 1977.

En definitiva, la que fue llamada por Franco “la obra predilecta del régimen”, en referencia al Frente de Juventudes, fue disuelta por el propio régimen. Para éste el mérito de haberla creado, y el demérito de haberla disuelto.

Autor

REDACCIÓN