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De un pozo seco, por mucho empeño que se emplee, solo se pueden sacar zarzas, arenisca, cascotes, suciedad que hubiera caído y guarrerías que a algún cerdófilo que en su casa ya no le cabían, no fue capaz de encontrar un mejor lugar donde tirar.

De un mal gobierno se puede esperar…

No se trata de solucionar el problema de la vivienda, este gobierno no está aquí para eso -dudo que lo esté para nada positivo-, sino que, como es su costumbre, lo que pretende es, como viene haciendo con los infinitos problemas que ha venido almacenando desde su nefasto nacimiento, orquestar un gran ruido señalando a presuntos culpables y, con la falsedad que le caracteriza, condolerse, virtualmente abrazados a las víctimas.

Eso, y por encima de todo, meter desconsideradamente la mano en el bolsillo, a quienes hayan «cometido el error» de meter sus ahorros en pisos para alquilar. Negocio al que se han agarrado muchos ahorradores viendo el desastroso caminar de la Bolsa, el hundimiento de infinidad de empresas y lo poco, prácticamente nada, que los bancos ofrecen a imposiciones a plazo.

El problema de la vivienda es un viejísimo tema político -tan viejo, que el oficio de puta y el problema de la vivienda, son las dos cosas más viejas que conoce la Humanidad- que está muy lejos, con las medidas que se les han ocurrido, de encontrar solución.

Ellos y ellas, el ciudadano Sánchez y los ciudadanos y ciudadanas que ministrean en su gobierno, deberían saber -todas ellas son unas listas, que te… haces popó y todos ellos son unos listos, que te… sigues haciendo popó-, que la ocurrencia es la solución chapucera de quién, presumiendo que sabe, no tiene puta idea de cualquier tema, mínimamente  complicado que se les ponga ante los ojos.

Admitiendo la tremenda dificultad «todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna» reza en la Constitución Española, con obligación de sus gobernantes de proveerles.

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Es inútil tarea llegar a saber, por mucho que se hurgue en Internet, el número de viviendas sociales que construidas en algún lugar, hayan sido entregadas en España. Quizás nos hurtan los datos, especialmente de los tres últimos años, por vergüenza, y a lo mejor ¿quién sabe? por no tener que explicar la situación geográficobolsillar de algunos euros dedicados a la vivienda. ¡Total para cuatro cuartos!.

En los últimos catorce años de gobierno del «dictador» Franco, en España se levantaron y fueron entregadas las llaves de 4.080.619 viviendas sociales.

Esa, jodidos políticos de tres al cuarto que nos estáis gobernando desde hace cuarenta y seis años, es la medida para que los pisos del mercado libre se moderen y los alquileres sean accesibles.

Pero no es la única solución al problema; aunque se llegaran a levantar en los veinte próximos años 18 millones de bloques con cientos de viviendas en cada uno de ellos, si el Gobierno no es respetuoso con el Erario Público; si el Paro sigue sumando personas a su larga lista; si no se hace nada positivo para salvar empresas en riesgo de desaparición; si continúa esta desvergüenza consentida de «premiar» con sueldos raquíticos  trabajos exigentes.

Lo de los sueldos tiene cojones. Empezaron a sustituir a jubilados, colocando «al nuevo» en el mismo puesto, pero con menor sueldo ¡olé tus güevos! Después, le tocó a la paga del 18 de julio que, de manera oficial, para hacer una gracia a SM Juan Carlos, pasó a ser recibida el día de san Juan. Y ahora, junto a la de Navidad, las dos desaparecidas, los únicos que las siguen cobrando en España -catorce pagas al año- son los funcionarios y, sin merecerlo, los políticos.

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Autor

Eloy R. Mirayo
Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en  las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.