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Vuelven a sonar alertas de recesión en la Unión Europea. Cuando parecía que se había puesto en marcha un camino de crecimiento después del golpe que la pandemia supuso para la economía global, la Unión Europea, que lleva inmersa en la hiperinflación desde el último trimestre de 2021 por los precios energéticos, vuelve a hablar en voz baja de recesión.
Según explican ya algunos expertos, la gota que ha colmado el vaso para llegar hasta este nuevo escenario pesimista es la guerra de Ucrania. La llegada del conflicto ha acelerado lo que llaman las tendencias económicas que venían como consecuencia de la pandemia.
Estas, que hablaban ya de inflación de desigualdad entre países y estratos sociales, y de los problemas de los jóvenes para entrar en el mercado laboral se han acentuado con la llegada de las partidas para apoyar a Ucrania en su cruzada contra Rusia.
El incremento que está sufriendo, hasta que consigan desde la UE normalizar y evitar la dependencia rusa, de las energías, sobre todo el gas y la electricidad, está suponiendo además todo un reto para las familias que ya llevaban sorteando una economía incierta desde que estallara en marzo de 2019 la pandemia.
“Las familias antes de ese marzo de 2019 estaban ya remontando de una forma más clara la crisis previa que había lastrado el empleo y ahorros. La llegada del covid y, con la pandemia, la situación laboral, los ertes, la inversión en productos como mascarillas, geles, etc. había ya dado pie a que muchos empezaran de nuevo a pasarlo más. Este arranque de 2022 está siendo ya la puntilla para muchos” explican.
¿Cuál es entonces el papel de Los Estados?
En realidad, el que debería ser siempre: enfocarse en garantizar unos servicios y garantías públicas que ayuden a los más desfavorecidos y no perjudiquen al resto.
A nivel privado, deben dejar y fomentar mediante ayudas que la innovación y la creación de empleo fluya de forma natural para que de verdad pueda volver a ponerse en marcha el sector laboral. Es imposible plantear que solo desde el sector público se podría hacer la contratación que necesita el mercado laboral. De ahí que haya que apoyar a la privada para que sea capaz de empezar de nuevo a crecer y, con ello, a crear empleo.
Lo que parece claro es que la solución que se plantea de subir los impuestos no es la más inteligente a nivel práctico y social puesto que situaría a las familias en el mismo precipicio que en 2012, sin poder afrontar los gastos y la subida de precios si se incrementa la presión fiscal indirecta.
Es más, viendo la situación, son muchos los que ya se encuentran visualizando algunos productos financieros para no dejar en impagada las facturas que llegan con regularidad a las casas y que podrían suponer un problema añadido. Sin duda, un nuevo reto para la economía familiar que, de no tener respuesta pronto, acabará suponiendo un problema más a los que ya estaban tratando de superar. Y a pesar de que algunos productos financieros como créditos rápidos online podrían ayudar a estabilizar la situación económica, hay que saber cuándo solicitarlos y hacerlo de forma inteligente para no terminar con saldos negativos o en un fichero de morosidad.
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