12/10/2024 07:27
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Joe Biden es un pedófilo senil, un abuelo baboso mostrado como la cara amable del campechano proyecto demócrata. Pero si gana Biden, la próxima Presidenta de los Estados Unidos será Kamala Harris, no tengan dudas. Así está trazado en la agenda de las oligarquías globalistas. Sirvan estas líneas para que los lectores de El Correo conozcan a semejante sujeto.
 
Parece probable el asalto a la Casa Blanca de Joe Biden. No sería extraño, ya asaltaron la OMS imponiendo al comunista no doctor Tedros en una decisión de todo menos científica. Y así asaltaron también el Vaticano imponiendo al ciudadano Bergoglio en un Cónclave totalmente fraudulento. Ambas decisiones, por cierto, tras sendas visitas de Bill Gates a las respectivas instituciones. Vaya con los demócratas. Aun así, ellos saben que la edad y el estado de salud del menorero Biden no le permitirá estar mucho tiempo en la parte ejecutiva del mando. El consumo habitual de adrenocromo, la droga consumida entre la élite Iluminati, tampoco invita a ello. Pero ya contaban con esto. Al igual que ocurre con George Soros, ambos están dando sus últimos servicios a la causa luciferina, pero los sucesores están más que elegidos. 
 
Alex Soros (hijo) estará al mando de la parte oligárquica-financiera y Kamala Harris en la parte política. Por supuesto, Bill Gates continuará al frente en la parte farma-eugenésica. Ya centrando el tiro, hace tiempo que despertó en mí cierta curiosidad la figura de esta «mujer». Comenzaremos diciendo que, de ella, cabe dudar sobre absolutamente todo, incluido el género. Vayamos por partes. Contaba un excompañero suyo de la Universidad de Howard, que uno de los temas recurrentes en sus trabajos universitarios era la «preocupante superpoblación del planeta». Qué curioso, desde bien joven empezó a cultivar esa inquina hacia la humanidad. Esa típica manía que tienen los sociópatas de ver el mundo como un tablero de ajedrez donde continuamente les sobran piezas. Habitualmente comienzan a eliminarlas por exceso y por defecto; es decir, los bebés y los ancianos. A partir de ahí, continúan por los peones, los menos capaces para el conocimiento científico. Ya por último, sobre el resto siembran la sospecha. Interesa que las pocas piezas que queden sobre el tablero vivan entre el enfrentamiento, el miedo y la tensión continua. Llamémosle Blacks lives matter y Covid, por ejemplo. ¿Les suena? Porque para ellos sólo existe el tiempo presente, ese arrogante carpe diem que destila un aberrante odio. Y su adoración del presente, del poder y del placer, del materialismo global, les aleja de aquello que se ama. En la vida diaria no puede existir aquello que se siente o que se reza, jamás. Por eso odian a los niños, porque son el futuro (el mañana); y a los más mayores, porque son la tradición (el ayer). 
 
Para los adoradores del gran arquitecto existe un continuo presente carente de alma, todo revestido siempre de un barniz hipócrita de filantropía. Así lo ha demostrado esta Fiscal en su carrera política, que siempre ha desarrollado en California. Allí se casó por el rito judío con un abogado sionista. Su salto a la primera línea globalista llegó por sus méritos defendiendo con uñas y dientes a la multinacional del negocio del aborto Planned Parenthood. El periodista David Daleiden publicó un gran trabajo de investigación que desmontó, mediante cámara oculta, el asqueroso negocio que se esconde tras esta práctica, que no es más que el tráfico de órganos y tejidos de los bebés machacados. Unas imágenes durísimas pero esclarecedoras dejaban a la vista toda la trama. Pero la fiscal Harris no sólo desoyó las denuncias que evidenciaban estos reportajes, sino que fue a por él sin piedad. David, de hecho, es la primera persona en la historia procesada en California por hacer un reportaje con cámara oculta. La fiscal del caso admitió luego en el juzgado que Daleiden estaba siendo perseguido exclusivamente por el contenido de sus vídeos, «no había nada más en el trasfondo del asunto».
 

Curiosamente, la doble vara de medir de Harris siguió levantando los aplausos de los demócratas, porque en 2013 protegió a un grupo defensor de los derechos de los animales, Mercy for Animals [Piedad con los Animales], que utilizó cámaras ocultas para demostrar el supuesto abuso en una granja avícola. No sólo no formuló acusaciones contra Mercy for Animals, sino que les respaldó apelando la decisión anterior de un juez. Una vez más, la vida humana sobra; el resto interesa porque superpone a la figura humana, ya lo dijo Antoni Gramsci. Ya como político, multiplicó sus efectos y consignas liberales neomarxistas. Está decidida a apoyar el aborto libre hasta el momento del parto, así como ampliar hasta donde sea necesario los supuestos de la eutanasia. Así las cosas, en estos últimos años Kamala ya era una predilecta para la élite eugenésica. Y continuó sumando méritos con la tradicional política migratoria de puertas abiertas para ilegales, la legalización y la normalización de algunas drogas y la sexualización de la cultura. Esto último le encanta a los jefes de campaña demócratas, los hermanos Podesta, dos psicópatas pederastas.

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En suma, si «gana» esta patulea infecta, Estados Unidos se convertirá en la tumba de Occidente. Será el adiós del empleo tradicional, del orden moral; qué decir de la familia y el humanismo. Kamala aborrece la Cruz y la Hispanidad, sólo hay que ver la clara y rotunda opinión del voto hispano y sureño rechazándoles de pleno. En el sur de Florida les conocen bien, donde la Fundación Clinton hace estragos en el tráfico y abuso de menores. Para terminar la ecuación, diremos que su íntima amiga es Marina Abramovic, reconocida satánica de primera línea. Además, mantiene una buena relación con el comunismo chino y las grandes plataformas audiovisuales que ocupan la industria del entretenimiento confinado. Qué decir de Hollywood o de la industria musical billonaria, consabidos miembros de la trama aquí descrita. Kamala es fruto de los planes tejidos desde los lujosos despachos del Rockefeller Center, donde junto a la escuadra y el compás másonico de las alfombras, preside la entrada una enorme estatua dorada del diablo Prometeo. El becerro de oro vuelve otra vez. Esta vez lo hace de la mano de una filantrópica, femiloca y afroasiática. La imagen es perfecta para que luzca en el brillante escaparate de la decadente modernidad, por ello la han elegido sin dudarlo.
 
Todo lo aquí relatado, sin lugar a dudas, forma parte del plan trazado por el Nuevo (cabría decir ya actual) Orden Mundial durante los últimos cinco años. La farsa del virus ha sido la tormenta perfecta para incentivar el voto por correo, una mina fraudulenta para evitar la presencia física en las urnas. Y es que el «nuevo orden» no es más que los viejos anhelos del mal. Por ahora eso nos marcan y pastorean con un bozal, porque es el símbolo de la bestia. Como Dice el Cardenal Robert Sarah en su último libro titulado «Se hace tarde y anochece», hemos olvidado la existencia del infierno. Y conviene recordarlo, claro que sí. Porque el demonio está, el mal acecha, y ahora más que nunca se encuentra sentado en la mesa de Occidente. Por ello, Harris es un diablo perfecto para el nuevo «imperialismo yankee»: el imperio de la muerte. 

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REDACCIÓN
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