02/07/2024 06:30
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José Sierra Pama

La reunión en Granada de líderes europeos nos lleva, en este análisis, a realizar unos breves comentarios sobre el bloque internacional al que España y la Unión Europea, están integrados: el bloque anglosajón. A última hora, por cuestiones de seguridad, claro, ha aparecido Zelenski. Ya no pone la cara sino, descaradamente, la mano extendida con un saco sin fondo para llenar.

¿Qué va a suceder en esa reunión del más alto nivel? Nada. Nada relevante.

Será, como mucho, un grandilocuente acto relapso de reafirmación en los errores cometidos y que son: 1) Europa carece de política internacional propia porque ha asumido la de la Administración Biden y se comporta como los conversos (unos creyentes extremistas en la causa anglosajona), seguramente, por no disponer ni de política de defensa ni de ejercito europeo propio y 2) que ha fracasado la política de asedio y derribo contra el actual régimen ruso y que han sido contraproducentes las ‘sanciones’ que, como un bumerán, han perjudicado más al sancionador que al sancionado. Era lo que EE.UU. pretendía colateralmente: el debilitamiento de Europa.

¿Es posible rectificar los gravísimos errores cometidos? No. Porque las consecuencias del triunfo in voce de Rusia, o lo que es lo mismo no haber sido derrotada después de activar ingentes cantidades de dinero y material (los muertos los pone Ucrania), solo permite reflexionar,; es lo que se hará en Granada, sobre dos cuestiones centrales: de dónde viene todo lo que ha sucedido y qué pasará a partir de la pérdida de la guerra con aquellas decisiones políticas erróneas que se han tomado.

Que la cumbre europea también pueda plantearse la ampliación de la Unión Europea a otros países del Este, pues, sí, vale, pura justificación para enmascarar el auténtico objetivo. Es la derrota de la guerra lo que estará al principio de las sesiones y lo que marcará el final.

Allí, en Granada, en todos los gobiernos europeos, identificaremos el mismo problema: que los políticos no hacen política sino defenestración en vivo de sus propias naciones. Han sacrificado su infraestructura energética y ahora toca, por exigencias del guion que escribe EE.UU., el sacrificio de sus relaciones comerciales con China … o algo peor.

En primer lugar, con el inicio de la guerra, se produjo un giro en la estrategia de suministro de la infraestructura energética de la Unión Europea, de la que viven sus industrias. Se ha bloqueado, prácticamente, el suministrador principal (Rusia) y se ha sustituido por otro (EE.UU.). La diferencia es el aumento de los precios. Y ha afectado al suministro de otras materias primas esenciales para la producción de alta tecnología.

En segundo lugar, algo mucho más temerario, la pretensión de acabar con todo comercio con China, el objetivo final a batir desde el primer momento. Lo que implicará no comerciar con el gran productor del mundo, pagando precios mucho más caros. El ejemplo del coche chino, eléctrico o no, es elocuente.

En tercer lugar, la tendencia del mundo son los productos de alta tecnología cuyo control en forma de ‘propiedad intelectual’ se reserva celosamente EE.UU. pese a ser China quien tiene la capacidad mundial de crear, producir y exportar esos productos. La protección de Taiwán por EE.UU. responde al único interés de preservar la producción de chips para los componentes del mundo anglosajón.

En cuarto lugar, la estrategia internacional, geopolítica, de los países del bloque anglosajón sigue siendo la máxima de la política de ‘seguridad’, es decir la forma ‘ideológica’ que justifica la agresividad europea con que se actúa frente a Rusia (que solo ha exigido que la OTAN no tenga fronteras con ella), lo que explica la incitación al incumplimiento de los acuerdos entre Rusia/Ucrania y el fatal desenlace de la guerra.

La cadena de esa estrategia de seguridad era la siguiente: provocar una guerra con Rusia, aprovechando la relación cainita con Ucrania, someter a un estricto régimen de sanciones económicas a Rusia que provocara inestabilidad interna que hiciera caer al régimen de Putin para, a continuación, someter a la misma fórmula de sanciones a China que, pese a todo lo que se diga, es el objetivo final.

La razón de toda esa estrategia es fácil de entender si no nos mezclamos con ideologías ‘occidentales’, prejuicios históricos y étnicos y preferencias absolutas del factor económico (como sostiene, por ejemplo, Pedro Baños). El motivo principal, si podemos sintetizar, sería que, Rusia, China, los países del Sur Global, pueden hacer cualquier cosa, tanto o mejor, sin la tutela de los occidentales, lo que va desde las formas de gestión de los servicios públicos para la población, la invención, la producción, la comercialización … y son 7.000 millones de habitantes.

El efecto de esa novedosa situación son varios y los Europeos no se han enterado o no se quiere enterar, lo que es peor, como consecuencia de su buenismo postcolonial o, mejor dicho, por sus complejos de antiguo imperio que sus élites políticas rechazan. Pues bien, es esta triste y decadente Europa, paradojalmente, la que se ha convertido en la nueva área de sometimiento, puro y duro, del imperio anglosajón frente al panorama de que el resto de países no anglosajones ya no se dejan someter tan fácilmente, puesto que han aprendido o están aprendiendo a caminar solos o acompañados con quienes pueden cooperar y obtener beneficios mutuos.

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Europa, desgraciadamente, es un apéndice del orden anglosajón y se mueve, al carecer de cualquier estímulo propio, al ritmo que marca las administraciones estadounidenses. Su seguridad depende de otros, a través de la OTAN; sus iniciativas tecnológicas están supeditadas a las norteamericanas; su suministro energético, con el autobloqueo energético, depende de más allá del atlántico. A nivel de producción carece de industrias relevantes, mediante un proceso de deslocalización salvaje que aún no ha concluido y su comercio depende de sus insuficiencias y de los mercados internos completamente desarbolados por un mercado de trabajo escaso y precario que no permiten altas rentas de consumo y gasto.

El impacto de la política fracasada de seguridad que hemos referido, de romper el espinazo a Rusia y después a China, traerá como consecuencia el aislamiento del mundo que no sea el suyo propio y un recrudecimiento de la política de autarquía (ahora EE.UU., curiosamente, pretende que la U.E. reduzca cuando no aborte su relaciones comerciales con China y, en general, con el resto global que no esté sometido). La retirada francesa de Níger, es un ejemplo antológico de ese aislamiento mundo.

Pero hay otro efecto del fracaso de la guerra de Ucrania contra Rusia: el pánico a que esa guerra que ha suscitado se vuelva contra Europa. Ucrania no fue más que un instrumento geopolítico para la estrategia de seguridad anglosajona al tener frontera y causas no resueltas con Rusia y, sobre todo, porque fue fácil cambiar del régimen implantando uno de los regímenes más corruptos que la imaginación pueda y excitarlo a la confrontación mediante una serie encadenada de provocaciones tales que, de no haber actuado Rusia antes, hubiera intervenido Ucrania en el Dombás.

La guerra, en sus justas dimensiones locales, acredita, con horror, que Rusia es la potencia militar mundial por excelencia pero, sobre todo, que se le ha provocado innecesariamente. ¿Qué hará Rusia cuando Ucrania, léase todo el orden anglosajón, admita la derrota militar?

Si Rusia optara por seguir la guerra, rechazando cualquier ‘acuerdo o negociación de paz’ que no sea conforme a sus intereses actuales, es la U.E. y no EE.UU. -que está a miles de kilómetros de distancia- la que sufrirá directamente los embates militares de una Rusia agredida. Y lo peor de todo es que se ha comprobado que las tropas rusas superan en capacidad, adiestramiento y preparación a las de cualquier ejercito del mundo. La diferencia entre las tropas OTAN y las rusas es que éstas últimas ya están tamizadas, forjadas al fuego por su intervención en Ucrania y el mando militar ruso ya está curtido en el diseño ‘real’ de estrategias militares (no hablo de otras intervenciones militares del ejercito ruso desde la caída de la URSS).

Ustedes se imaginan, después del impacto de las ideologías de la subjetividad radical en la población europea durante varios decenios (feminismo, trans, pacifismo, veganos, enfermos, psíquicos y físicos, individualismo, etcétera), ¿ qué tipo de tropa defendería con tenacidad y convicción las fronteras de Europa?

No, creo que no habrá una población transmutada, desactivada, en condiciones mínimas para frenar la avalancha. Me permito unos ambages: lo que me viene a la cabeza es la idea de que nos defenderán los inmigrantes vicarios (jóvenes, fuertes, sin los complejos occidentales y en edad militar) que han entrado en masa a Europa.

¿Es esa la razón última que justifica esas gigantescas olas de inmigración? El tributo de la nacionalidad europea lo pagarán esas generaciones de inmigrantes con sangre profusa. Siguiendo con la licencia: el riesgo de que los inmigrantes vicarios quieran el poder político, al disponer entonces del militar, no sería muy descabellado.

Por tanto, después del fracaso anunciado de la guerra las opciones de Europa quedan reducida a una y única sin la perspectiva de un punto de inflexión: persistir en el error. Es decir, mantener la agresión en todos los ámbitos contra Rusia hasta donde el límite económico o la población aguante y, además, someterse con más ahínco si cabe, a las políticas internacionales de la administración de Biden que, a través de la OTAN, puedan garantizar la seguridad europea … pero al precio del desmantelamiento de su infraestructura de producción y del predominio de los intereses financieros anglosajones.

Tal vez, es un futurible plausible, una nueva administración Trump (o quien lo sustituya entre los republicanos) podría representar una salida airosa a la situación pero nos pone ante nuevos retos y perspectivas que no podemos analizar en un artículo.

El panorama que se nos presenta en Europa irrelevante siguiendo la estrategia anglosajona, todo ello cociéndose en medio de una nueva ola de crisis financiera en ciernes, será desolador: más penuria para la población, una drástica reducción del gasto social (educación, sanidad, pensiones, etcétera) para satisfacer los gastos de defensa y seguridad que exige la nueva situación, un desplazamiento de la producción humana por su automatización técnica para reducir costes (incidirá negativamente en la población activa y en la percepción de rentas), pérdida de la suficiencia energética, desabastecimiento de materias primas, cortocircuito de la actividad comercial internacional, etcétera.

Pero también se desarrollará una estrategia de contención de la población: un profundizar en la debacle del subjetivismo radical, atormentar a la población crédula con nuevas ‘hipotéticas’ hecatombes climáticas, enfermedades infecciosas varias, con sus mágicas y rápidas soluciones … interesa, sin duda, desde un punto de vista estricto de las élites financieras y políticas, que son lo mismo en su nueva simbiosis existencial, que aquella parte de la población enferma y adocenada del bloque occidental sea exterminada o, siendo más suaves, que no se reproduzca.

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Esas élites tienen plena confianza en la tecnología (que controlan y a la que supeditan el resto de las instancia, en primer lugar, la política de los Estados) y en las nuevas poblaciones inmigrantes vicarias.

Esas serían las consecuencias negativas de las naciones que desaparecerán por haber perdido su autonomía e independencia, por fomentar alianzas internacionales contra natura y por promocionar desde decenios a una clase política integrada con las oligarquías anglosajonas que ha asumido, acríticamente, ideologías suicidas contra su propia población.

Es la progresía de Occidente, ese hato de nuevos fanáticos de las causas últimas (comunismo -lo poco que queda-, feminismo, exaltación del subjetivismo, igualitarismo, multiculturalismo, salvación del planeta, etcétera) el instrumento político que está permitiendo llevar a cabo la estrategia última de una élite endiosada que carece de perjuicios y que se cree el centro del mundo.

La reunión de Granada es, por tanto, una llamada arrogante a mantenerse en el error de una estrategia internacional fracasada y que ha despreciado un orden mundial multipolar. En eso debe traducirse la expresión estúpida del anfitrión: que la reunión de Granada debe “mantener la unidad europea” ante el fracaso o, militarmente, ante la derrota en la guerra. Una guerra europea, no lo olvidemos, donde Europa entera, por su tradicional cobardía, ha preferido no acometer directamente sino por interposita persona mediante un gobierno corrupto no integrado en la Unión Europea.

¿Cómo ha sido posible concebir que esa guerra pudiera ganarse? Si no podía ganarse, ¿por qué nuestros políticos se metieron hasta el fondo? Y si se podía ganar ¿por qué no han ido a por todas, con todos los medios, incluso las armas nucleares estratégicas? Porque los políticos europeos se han limitado al seguidismo geopolítico de la extravagante estrategia estadounidense que a ellos únicamente beneficiaba, todo ello para obtener a cambio seguridad futura en materia de defensa que, tal y como están los tiempos, dudo que reciban de EE.UU. sino como contraprestación a ser absolutamente sometidos.

La situación, al margen de apreciaciones y matices, puede reducirse en síntesis a que el mundo se ha reorganizado en dos bloques: EE.UU./OTAN/UE y resto de países subordinados (Japón, Corea del Sur, Australia, Ucrania, etcétera) que no llegan a 1.000 millones de habitante en el planeta; y el resto, de unos 7.000 millones formado por la Mayoría Global (Rusia, China, el resto de BRICS y el Sur Global). No lo dude: ambos bloques tiene sus propias oligarquías ancestrales que no comparten necesariamente todos los principios y valores, puesto que se fundan en tradiciones milenarias diferentes y singulares. No lo dude tampoco: el conflicto se produce únicamente entre las oligarquías nacionales de los países, nunca entre las poblaciones de esos mismos países.

El bloque anglosajón está supeditado a la estrategia de los oligarcas financieros de EE.UU. que no es otra que perpetuar su dominio mundial centrado en el control de las energías fósiles, el dólar como medio de pago para la economía mundial, la estrategia de las ‘sanciones económicas’ a los desafectos y el dominio de las altas tecnologías.

El bloque Eurasia, BRICS y Sur Global carece de líderes, aunque se reconozca el poder económico de China y el militar de Rusia, y su fundamento radica en que sus oligarquías comparten la idea de que deben beneficiarse del comercio exterior entre los partícipes, en beneficio mutuo. Por lo demás, ese bloque no tiene una ‘ideología’ única ni que materializar ni que exportar. Cada nación tiene la suya y no pretende exportar su hegemonía de eso que se llama lo cultural o de las pautas de la existencia a los demás. La diferencia no es únicamente económica y política, también de valores y de principios, de religión, de comportamientos y hábitos, de diversidad culinaria, etcétera.

El debate sobre autoritarismo y democracia, ambas formas políticas basadas en el sometimiento de la mayoría a la minoría, y que podría definir a cada bloque, es inútil en este ámbito donde no se trata de valores sino de fuerza.

Me podrán reprender que no he hablado de España. ¿Qué hay de España en todo este teatro? Pues en manos del taumatúrgico Sánchez, Presidente actual de la Unión Europea, un excelente mayordomo de Biden y de sus intereses.

Así están las cosas. Y como dicen algunos chinos al terminar el masaje: “Y ahora -cuando estás relajado- ‘un final feliz’ …

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Geppetto

Esta reunion semituristica semi belica semi economica solo servira para acallar conciencias, conciencias que ya piden sin ambages que se acabe la guerra USA-Rusia en Ukraina y que ya ha cumplido su cometido, Europa se ha desfondado, los grandes poderes economicos han comprado Ukraina y USA a renovado armamento, dejando muy contento al sector.
Dentro de poco, antes de que llegue Trump a la Casa Blanca Biden se desembarazara del problema y la nato ira detras, eso es lo que se debate en la reunion de Granada, aunque no se hace de cara a los medios de comunicacion, que han quedado al marjen de la cuestion.

Lord Enzo

Lúcido análisis de lo que de verdad está pasando. Entristece comprobar cómo la vieja Europa ya no es casi nada

Última edición: 8 meses hace por Lord Enzo
Alberto Flotats

La narración expresada es el contexto exacto de la situación de Europa y de la guerra absurda creada para satisfacer los intereses de USA, y encaminar la agenda 2030
Europa es el títere de Estados Unidos eso es claro. Y esta reunión en Granada no sirve para nada, únicamente para hacer creer que tenemos un imperio europeo y resaltar a su Emperador, actual presidente de la Unión Europea. Y al final quien pierde y quien paga los platos rotos son siempre los mismos.
No hubiera sido más fácil y económico aunar todos los esfuerzos en la finalización de la guerra, con todos esos criterios de diálogo progresista que mantienen los integrantes de la Unión Europea.

JM Navarro

En la historia de la humanidad, siempre han habido perdedores y ganadores. EEUU y sus primos hermanos, han sido y han querido ser los dueños del mundo con el principal objetivo de gobernar su economía. El problema viene cuando el resto de países, importantes o no, comulgan con la misma idea de arrebatarles una parte importante de esa economía mundial. El dilema, claro está, hasta que punto «todo vale» para conseguir esos propósitos de dominar el mundo «a toda costa»

Tanita

Está muy bien descrito, aunque tengo la sensación que las diferentes oligarquías siempre tienen un objetivo común, saquear al rebaño y mantenerlo controlado. Y ese objetivo les mantiene naturalmente unidos, a pesar de sus diferencias ideológicas, si es que tienen.
Es lo que me parece natural por lo que observo. Un ejemplo, en la era del bicho volador el imperio era global, casi todos aprovecharon para quitar aún más a sus ciudadanos la poca libertad que tenían, sin distinción de ideologías.
Así que montar un teatro global de guerras me parece parte de lo mismo.

José Luis Fernández

La Unión Europea (UE) es un cero a la izquierda en el escenario internacional porque no es un estado soberano sino una organización de 27 estados (algunos tan ridículamente pequeños como Luxemburgo o Malta) cuyo objetivo principal es permitir la libre circulación de bienes, de servicios y de capitales entre los estados miembros; pero al no ser un estado soberano y, por tanto, no poseer unas fuerzas armadas propias la influencia militar de la UE en el mundo es prácticamente nula. Europa está subordinada a los intereses geoestratégicos de Estados Unidos (EEUU), que es el único país occidental que tiene una gran fuerza militar, y por eso los paises europeos han tenido que hacer de tripas corazón y unirse «voluntariamente» a la estrategia norteamericana de agresión a Rusia utilizando al ejército ucraniano como carne de cañón.
En cuanto a la alianza que están forjando los paises del Sur Globlal el único punto en el que coinciden es que están en contra de la hegemonía mundial que han tenido los paises occidentales durante la últimas décadas, especialmente EEUU, pero esos paises de Africa, de Asia, y algunos de América del Sur, no tienen nada en común (en lengua, en cultura o en religión) y están muy atrasados tecnológicamente con respecto a los paises occidentales, su único punto fuerte es que poseen grandes reservas de materias primas; además, la alianza entre Rusia y China es más aparente que real porque son dos naciones vecinas que se miran con desconfianza porque tienen contenciosos fronterizos sin resolver desde el Siglo XIX.
El interés de Europa debería ser restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Rusia en cuanto termine el conflicto en Ucrania y hacer todo lo posible para atraer a Rusia al campo de las naciones occidentales (que es lo que desea la mayoría del pueblo ruso) aunque eso incomode a EEUU.

Aliena

Siempre con la misma cantinela de la 2lengua», la «cultura» y la «religión». Criterios repetidos hasta la náusea, únicos, excluyentes e imprescindibles, por lo visto. La corrección política de toda la vida, pero disimulada. Me pregunto quién se lo inventaría. Igualmente se podrían clasificar naciones como apetecibles o no, compatibles o no, objetos de deseo o de rechazo, según utilizasen el sistema Métrico Decimal, porcentajes de licenciados de Ciencias o de Letras, número de muelas del juicio o lo que a la población le sugiere una tabla de logaritmos.

JMB

Gracias por compartir la reflexión. Estoy absolutamente de acuerdo en que Rusia esperaba una guerra más rápida y también en qué Europa no consigue unificarse de verdad en aspectos defensivos o incluso políticos, bajo la sombra de EEUU. Veremos lo que pasa finalmente.

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