20/05/2024 20:31
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La vida se ve desde lejos como una línea más quebrada que recta, en cuyo discurrir puede acontecer casi de todo, en una sucesión de despedidas que es en sí misma la existencia humana. Creo que más que rosario es un viacrucis; sobre todo una cruz que se arrastra por un valle de lágrimas con mayor o menor éxito. Lo dice la Biblia y nada mejor para ir a misa que creer en esa evidencia. Esto se percibe si se llega a viejo. Si se cae en el camino antes no se puede tener esa experiencia. «Nadie espere ver a Dios y seguir vivo», afirma la escritura sagrada, así que ya sabemos dónde están los «caídos» especialmente si lo fueron por la Patria. Están con Dios, ese ser que nunca, nadie ha visto jamás, según San Juan. Pero lo que con más nitidez se percibe en la existencia alargada es ese rosario de despedidas que con algunos advenimientos, conforma la vida común. Una ruptura del amor accidental, o para siempre, que cotidianamente sucede en cada despedida, de los lugares, las situaciones, los años y los seres de la creación. Una parada repentina en el camino. Tempus fugit, según los latinos. Cada momento es irrepetible, cada lugar en un momento dado, cada persona, cada ser y cada cosa. El bien existe y el mal también aunque con unos grandes medios de propaganda, manipulación de masas y engaño que no tiene el bien. El bien es limpio, claro y convincente. Es la verdad que por resultar cruel a tantos, casi nadie la quiere y prefiere ir tirando con la mentira que anega su alma. La verdad es el dios del amor. Pero eso no vende hoy. Es mejor hacerse eco del protocolo de Irene Montero contra el acoso sexual que pide a las empresas controlar las «miradas impúdicas». Mejor un burka para hombres y solucionado el problema. Puestos a mezclar la estupidez con la locura, sobra con el quehacer de los revolucionarios comunistas.

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El rosario (del latín medieval rosarium) es un rezo tradicional católico que conmemora veinte misterios (quince en la forma tradicional) de la vida de Jesucristo y de la Virgen María, recitando después de anunciar cada uno de ellos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre. Es frecuentemente designado como Santo Rosario por los católicos. «La Iglesia ha reconocido siempre una eficacia particular al Rosario, confiándole, mediante su recitación comunitaria y su práctica constante, las causas más difíciles»; San Juan Pablo II dijo: «Por medio del rosario los fieles reciben abundantes gracias, desde las mismas manos de la Madre del Redentor». Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

La fractura que produce en el alma cada despedida, sobre todo si es la de un ser querido, sólo se puede paliar mediante la misericordia de Dios. Los que no creen dicen una sarta de estupideces en estos casos como su propio hedonismo, hipocresía y equivocación. Es su carpe diem del que hay que huir como alma que lleva el diablo. Mejor que estos «progresistas» en el mal no pisen en sagrado porque no harán otra cosa que destruirlo, ya que no saben hacer otra cosa. Cada vez que un rojo fue a un entierro o pisó una iglesia no hizo otra cosa más que dar escándalo y molestar. Como son tan indecentes no respetan a nada ni a nadie y son terriblemente peligrosos. Y no los arregla ni la mayor cura de humildad que rechazarían de plano.

No hay otra razón en la vida más que existimos por algo y ese algo es innegable, cierto y verdadero. Y a eso nos debemos. Porque de ahí nadie podrá pasar. Es el fin del camino y el principio del misterio que es la Eternidad.

 

A la vista de los que se han ido de mi familia, y algunos amigos este otoño diría que la vida más que cruz camino del calvario es un castigo divino. Aún me resisto a creerlo, pues nunca borro de la lista el nombre y teléfono de los que se van, como esperando a que un día me llamen desde el otro mundo. Mi álbum de fotos igual que mi lista telefónica está llena de muertos. Es realmente duro e inefable. La muerte lo primero que te corta es la palabra. Y la respiración. Si el Señor no nos ayudara, con su misericordia, moriríamos uno después de otro a toda máquina, tras el primero, hasta vaciar el planeta. Así la vida se compone de tragos, malos tragos y atragantos, algunos de los cuales ya no se superan, porque, efectivamente cortan la respiración. Se muere principalmente de soledad, incomprensión, disgustos y puñaladas traperas. «A los buenos y a los justos, los matamos a disgustos y los lloramos después». Se vive de ilusiones o al menos de alimentar una esperanza que es levantar un altar para la Fe. Y cuando te la cortan con el hachazo mortal, no queda otro horizonte que la muerte.

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Cuando se elimina todo lo trascendente de la existencia humana, pues el hueco dejado por Dios es ocupado por la primera estupidez que pasaba por allí. Como las de las «miembras» comunistas. Eso sí, le ponen el nombre de «progresista», para engañar a los jóvenes y subrayar el atraso cavernícola de los disidentes. ¡Eso sí que vende! Los dioses humanos, o piojos resucitados, materialistas y pecadores, son tóxicos y criminales cual encarnación de Satanás. Huelen a azufre y otros gases y vapores dañinos de los volcanes procedentes del infierno. Son la negación de la verdad, la razón y la vida; la supresión de la divina Libertad, sin la cual no existiríamos.

 

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