08/05/2024 19:57
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Lo que estamos viendo en Paris tan solo es el aperitivo. El pan con tomate y las olivas con las que te agasajan cuando te sientas en la mesa del asador chez Claude (de Klaus).
¿Desean algo para picar?
Nahel Merzouk, de Na-«hell», en inglés, «en el infierno».
Nanterre, de Non Terre, o «no tierra».
Elisabeth Borne, (mascaron de proa del partido liberal de Maricron), que suena muy parecido a «burn», que en inglés significa «quemar».
Y el «adviser» de Marine Le Pen, Jean Messiha, que descaradamente suena a «Mesías».
¿Queda claro o aún no?
Infierno, no tierra, quemar, y luego llega el mesías.
¿Se necesita hacer un croquis o no es necesario?
¿Todo esto es mi imaginación? ¿O alguien juega a algún tétrico jueguito colándonos mensajes no tan sutiles?
¿Obama y Osama, también fue una coincidencia?
Los entremeses…
La película Dune segunda parte (2023).
Ocurre en el desierto, por ello lo de las «dunas» (Dune en inglés, dunas).
¿Dónde están las dunas? ¿Quién vive en las dunas?
No son los suecos ni los daneses.
Los malos, como no podía ser de otra manera, son unos tipos muy blancos. Para que quede muy muy muy clarito, ultra blancos. ¿Alguna pista?
Los oscuritos árabes, los mestizos y los hibridados, son los buenos, claro.
Los héroes, unos jovenzuelos idealistas y ñoños que se miran con ternura mientras pelean contra los maléficos malvados blancurrios.
¿Y dónde? En un lugar llamado «Irakis». Mira qué originales…
¿El mensaje? La furia surgirá.
Y seguimos viendo a los malos que además son grandes, gordos y viejos. Visten de negro y no con los colores del arcoíris. Son serios y parecen muy aburridos. Aburrido es lo contrario de alegre, que por cierto, en inglés se dice «gay».
Y entonces un árabe con acento de árabe y pinta de árabe, le aconseja al chavalín despeinado que se presupone es el héroe, lo siguiente:
— No trates de impresionar a nadie. Sé simple y directo.
Luego se ve una pelea entre dos blancurrios calvos cuáles «skinheads nazis», en una especie de coliseo romano que aparece en blanco y negro para que quede más claro que no hay color.
No como en el trapo analcoiris que están todos los colorines habidos y por haber.
¿Qué hay en roma? El vaticano. ¿Qué representa? El imperio romano y occidente.
La sutilidad desde luego no es su fuerte.
Recordemos que estas películas van dirigidas a jóvenes que tienen la sesera blanda – que no blanca – cuál blandiblubblubblub.
Y es que los códigos entran directos al subconsciente.
¿Una sopita de cerebro?
La morena mulata es la heroína y la novia del histérico que grita que no hay esperanza. Luego todos los energúmenos del ejército de los «güenos», levantan los puñales y empieza el griterío. Todos con el atuendo reglamentario de los antifa y los BLM, por supuesto.
El desierto tampoco es casual. La nada, porque no hay nada ni tienen nada, tan solo ira contra un enemigo ya definido por películas como esta.
¿Un steak tartar? Sí, pero que sea halal y kosher.
La media luna de manera muy obvia y cuando la pelea final, entre el bueno woke y el blanco «facha franco pantano», el chavalín -que parece de 15 años-, suelta algo muy parecido a «Insha Allah».
Para que no queden dudas, en la tipografía de esta obra maestra de la programación predictiva, aparecen todas las letras como medias lunas, y en la del final, la «e», como la € de euro o Europa.
¿El director? Denis Villeneuve. De Ville neuve, villa (urbe) nueva en francés.
Y producida por los «hermanos advertidores», en inglés, Warner Bros. Famosa compañía norteamericana fundada por el judeo-polaco, Jacob Wonsal.
Aquí el tráiler de la advertencia de lo que llega:
Delicias de Chez Claude de la cadena JOM.
El menú (directamente diseñado por los jefes de cocina):
De aperitivo, un aromático coctel molotov gentileza de la casa.
De primero, revuelto de células activas del ejército irregular a la exótica salsa del caos «flambé».
De segundo, medallones de ejército «planifié» a las especias del control de la sociedad con un toque riguroso al  aroma Schwab.
De postre, crème brûlée y aplausos por parte de los que ya están acostumbrados a la servilleta tapándoles la boca, y muy pronto al «take away» de sus libertades.
Para terminar, un café muy negro, corto y aromático importado de Nigeria, con una nube blanca* de leches.
*La nubecita es de la variedad «chemtrail» que lleva más sustancia y donde viven los infelices europeos progres.

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REDACCIÓN
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