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Javier Urcelay Alonso (Madrid, 1954) es licenciado en Ciencias Biológicas y Master en Dirección Comercial por el IE. Su actividad profesional se desarrolló en la industria farmacéutica, donde ocupó la dirección general de varias empresas multinacionales y puestos de responsabilidad en distintas asociaciones patronales. Es autor de diversos libros de investigación histórica, fundamentalmente centrados en el Carlismo. Entre ellos cabe mencionar “El Maestrazgo Carlista” (2002), “Cabrera. El Tigre del Maestrazgo” (2006), “El combate de Poza” (2008), “Memorias Políticas de Manuel Polo y Peyrolón” (2013), y las obras colectivas “Carlismo. Ideas y práctica política” (2015) y “Reinas Carlistas” (2023). En 2020 publicó el libro “La Dinastía Carlista en la Pintura” y en 2021 “Veinte pintores filocarlistas y un Apéndice”, fruto de sus estudios sobre la relación del Carlismo con el mundo del arte, propiciados por su condición de fundador y director del Museo Carlista de Madrid.
Junto a los libros de investigación histórica, es autor de varios libros y numerosos artículos sobre cuestiones de doctrina social cristiana.
¿Por qué decidió escribir el libro sobre María Rosa Urraca Pastor?
María Rosa Urraca Pastor ha sido, probablemente, la figura femenina del Tradicionalismo más importante desde la reina carlista Doña Margarita. Su figura fue extraordinariamente popular durante la Segunda República y la Guerra Civil, y es una anomalía historiográfica que hoy haya pasado prácticamente al olvido.
Por otra parte, dos circunstancias de carácter personal me llevaron a acometer su biografía: la primera, la relación que tuvo con mi abuelo -el comandante médico Antonio Urcelay-, con el que coincidió en la Columna García Escámez, en el frente de Somosierra, en el verano de 1936; y la segunda, que el Museo Carlista de Madrid, del que soy responsable, recibiera la donación de sus pertenencias y archivo por parte de las personas que la cuidaron en los últimos días de su enfermedad.
Para el que no lo sepa, ¿qué es una margarita carlista?
Margarita de Borbón-Parma, esposa del Pretendiente Don Carlos VII, fue un verdadero ángel de caridad durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Creó la Asociación de la Caridad para atender a los heridos de la guerra, vendió sus joyas para abrir hospitales de sangre, y se desvivió por aliviar el sufrimiento de los combatientes. En recuerdo y honor de ella, su nombre se usa para designar a las mujeres carlistas, a las que conocemos genéricamente como “margaritas”. También en honor a ella, las mujeres tradicionalistas suelen lucir en sus boinas o en su pecho una insignia con una margarita como distintivo propio.
¿Qué importancia tuvo María Rosa como una de sus figuras más carismáticas?
En 1931 la mujer accedió por primera vez, con carácter universal, al derecho al voto. La Comunión Tradicionalista vio en ello una oportunidad, y se lanzó a conquistar el voto femenino incluyendo oradoras en todos sus mítines. La mejor, más activa y más popular de ellas fue María Rosa Urraca Pastor, que recorrió España de cabo a rabo movilizando a hombres y mujeres para oponerse a las leyes disolventes de la República.
Tras el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936 y después del llamado Decreto de Unificación, María Rosa Urraca fue nombrada delegada nacional de Asistencia a Frentes y Hospitales, una de las tres organizaciones femeninas creadas en FET de las JONS. Desde su puesto realizó una increíble labor de apoyo a los combatientes, creando hospitales, hogares del soldado y decenas de iniciativas para ayudar a los soldados que se batían en los frentes desde la retaguardia.
¿Cómo fue su labor propagandística para caracterizarla como “una mujer contra la República”?
María Rosa Urraca tuvo muy claro que las leyes sectarias de la República llevaban al derrumbamiento del orden social y a poner en peligro la subsistencia de la nación. El laicismo pretendía la descristianización de España, el separatismo rompía nuestra unidad y la lucha de clases amenazaba con romper la paz social. Por eso trató de remover las conciencias, pidiendo hombres “que dieran la talla” y movilizando a las mujeres, para que salieran del ámbito exclusivamente doméstico y defendieran sus hogares también en la esfera pública.
La dedicación de María Rosa Urraca a esta tarea no conoció límites, llegando a participar como oradora en tres mítines en un mismo día en tres localidades diferentes.
¿Qué podemos destacar de su labor como enfermera y organizadora de hospitales durante la Guerra Civil?
María Rosa urraca realizó un curso de enfermera, como muchas margaritas, en preparación del levantamiento contra la República que los carlistas habían decidido llevar a cabo, aunque fuera sólo con sus fuerzas, con anterioridad a los que luego sería el Alzamiento nacional de julio de 1936.
En su calidad de enfermera, se incorporó a las tropas salidas de Burgos que se unirían a la Columna García Escámez, que mantuvo la línea de frente en Somosierra en el verano de 1936. Allí se incorporó a la Jefatura de Sanidad de la Columna, mandada por mi abuelo el comandante médico Urcelay. En el frente asistieron a los heridos en los choques armados o causados por la aviación enemiga, pero también atendieron a la vacunación de los niños o asistieron a las parturientas, dado que aquellos pueblos habían quedado despoblados de varones y sin atención médica.
Pero su labor más importante fue como responsable de Frentes y Hospitales desde su creación en la primavera de 1937 y hasta la destitución de su cargo por Franco en julio de 1938.
La Delegación Nacional de Frentes y Hospitales, encomendada a María Rosa Urraca después del Decreto de Unificación que creó FET de las JONS, fue una especie de premio de consolación para los carlistas, que vieron como la mayor parte de los puestos y recursos del nuevo partido unificado eran asignados a los falangistas, y en concreto, en lo relativo a las mujeres, a la Sección Femenina y al Auxilio Social. Sin embargo, la extraordinaria visión de María Rosa Urraca y su capacidad de trabajo lograron convertir Frentes y Hospitales en una organización eficacísima de ayuda a los combatientes. Se crearon servicios de información en las delegaciones provinciales para notificar a las familias el destino de heridos o fallecidos; se hicieron cuestaciones para llevar el “aguinaldo del soldado” a los frentes; se crearon hospitales de sangre y un servicio de visita a los convalecientes; se repartieron folletos, rosarios y crucifijos; se atendió a los huérfanos de guerra…
Frentes y Hospitales desarrolló una labor ingente a la que se ha prestado poca atención hasta ahora, y que en el libro producirá asombro al lector.
¿Cuáles eran sus principales virtudes y qué ideales defendía?
María Rosa Urraca nació en una familia tradicional, de marcado carácter católico y patriótico. Su padre trabajaba en la Intervención militar, y su madre era una mujer piadosa, que se preocupó por dar a su única hija una educación cristiana. Ella permaneció fiel toda su vida a estos valores fundamentales de Dios y Patria. Su adscripción al carlismo no se produjo hasta después de proclamada la República, cuando tuvo oportunidad de entrar en contacto con aquellos admirables Círculos carlistas del País Vasco existentes entonces. Como ella misma explicaría después, en un primer momento los tradicionalistas la atrajeron por su valentía y decisión, por su carácter social. “Después vi que mis ideales estaban allí. Hay mucha solera en el carlismo”, confesará más tarde.
Hasta el final de sus años, ya octogenaria, María Rosa Urraca no dudó nunca de los ideales que había mantenido durante toda su vida.
¿Por qué la califica como pionera del feminismo católico?
María Rosa Urraca fue militante comprometida de la Acción Católica de la Mujer (ACM), directora de su revista en Vizcaya, pedagoga, inspectora de Trabajo, escritora, política, conferenciante, gestora cultural, fundadora de una editorial y una academia de oratoria…Llegó a poseer varios títulos académicos (Magisterio, Filosofía Y Letras, Enfermería…), tuvo carnet de conducir…cosas todas ellas infrecuentes en las mujeres de su tiempo.
Desde los catorce años sintió una fuerte inquietud social y por la promoción de la mujer -dentro de su función propia y diferenciada- bajo la influencia de las ideas desarrolladas por Concepción Arenal y divulgadas por los libros de los sacerdotes Julio Alarcón S.J y Graciano Martínez, y de las mujeres pioneras de la Acción Católica de la Mujer, como María de Echarri, María López de Sagredo o Carmen Cuesta de Muro, que habían accedido a la Asamblea Nacional creada por Primo de Rivera durante la Dictadura.
¿Cómo ha pervivido su legado hasta la actualidad?
Lo interesante de la biografía de María Rosa Urraca es que permite recordar la lucha llevada a cabo contra la deriva sectaria de la Segunda República, una época que en tantos aspectos empieza a parecerse a la que vivimos desde la llegada al poder de los gobiernos de coalición progresistas.
La agenda de la Revolución socialista, separatista y masónica no ha variado apenas de la que se intentó llevar a cabo en los años 30. Por eso es particularmente interesante repasar cuál fue su despliegue y cuáles fueron sus prioridades, y también cómo reaccionaron contra ella las fuerzas que se le opusieron, entre ellas, en lugar destacado, el tradicionalismo. Apuntar, para lo que valga, cuál fue la clave de su actuación, y también lo que no funcionó. La historia debe ser, también en esto, maestra de la vida.
¿Considera que es una figura un tanto olvidada en la historia española?
María Rosa Urraca Pastor es hoy una figura prácticamente desconocida, a pesar de ser uno de los nombres más populares en los convulsos años 30 del siglo XX. Su figura ha recibido hasta ahora escasa atención académica. Son muy abundantes los libros recientes sobre la Segunda República o la Guerra Civil que igualmente pasan por alto su nombre, pese a su protagonismo en aquel tiempo.
Aún más llamativo es que su nombre no aparezca en la obra colectiva Enciclopedia biográfica mujeres en la historia de España, a pesar de que no fueron tantas las mujeres activas en política durante la primera mitad del pasado siglo y de que María Rosa Urraca fuera pionera en distintos aspectos. Tampoco es mencionada en una reciente monografía sobre las activistas católicas en España (1900-1936), lo que nos resulta una omisión difícil de comprender.
Su figura merece ser recordada por una cuestión de justicia, y especialmente cuando se hace el catálogo de aquellas mujeres que fueron, en algún sentido, pioneras en la vida social o política española.
¿Hasta qué punto lo considera un trabajo importante, tanto por el contenido fotográfico como por la calidad de las fotos?
El archivo privado de María Rosa Urraca, conservado ahora en el Museo Carlista de Madrid, posee un importante legado fotográfico. Muchas de estas fotos se han incorporado al libro, junto con otras rescatadas de la prensa de la época, relativas a la acción política del carlismo durante los años de la República y posteriores. Todas ellas tienen un gran valor testimonial, aunque su calidad fotográfica sea en ocasiones precaria.
Las fotografías incorporadas al libro son uno de los encantos de esta edición, así como también el apéndice con las microbiografías e imágenes de las personalidades más destacadas del tradicionalismo de los años 30, con los que María Rosa Urraca coincidió en sus actividades como propagandista.
Referencia del libro: Javier Urcelay Alonso: “María Rosa Urraca Pastor. Una mujer contra la República”. Madrid: SND Editores, 2024.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Una mujer muy valiente en su tiempo, que aportó mucho en aquella época que le tocó vivir.Además muy guapa era María Rosa Urraca Pastor. Muchas mujeres de nuestro tiempo podrían parecerse a ella, no la podredumbre de las socialcomunistas que existen hoy.
El próximo día 13 de mayo se conmemora el 107 aniversario del mensaje que desde el Cielo nos transmitió la Bienaventurada, Inmaculada y Santísima Virgen María, Excelsa Madre de Dios y Madre Nuestra, Nuestra Señora, en la localidad portuguesa de Fátima por medio de tres pastorcillos (Lucía, Francisco y Jacinta), en proceso de canonización.
Corría el fatídico año 1917, tercer año de la millonariamente sangrienta Gran Guerra o la llamada (1ª Guerra Mundial, en realidad, tercera después de la de los 30 años y de las de Napoleón), el año en el que el infierno emergió y entró en la historia de la humanidad de la mano de los bolcheviques en Rusia, acaudillados por un ser verdaderamente diabólico, Vladimir Illich Ulianov, Lenin, un ser de odio irrefrenable que ahogó en sangre a su propia nación, señalada por Dios desde el Cielo.
Las apariciones en Cova de Iría, Fátima, dan cumplimiento, como muchas otras teofanías y revelaciones, que no acabaron con la subida al Cielo del Señor, sino que siguen por medio de sus santos y santas, a la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, según la cual el Padre revela la Verdad no a los sabios de este mundo, aún papas, cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes o teólogos, sino a los humildes y sencillos, a los que tienen un corazón limpio. Fátima está en concordancia con otras muchas apariciones de la Santísima Virgen María y del mismo Señor Jesucristo, siempre a personas humildes y despreciadas, como Bernardette, los niños de La Sallete, Santa Faustina Kowalska (apóstol como san Pablo), el indio Juan Diego, etc. Es también el caso de las beatas Lucía y Jacinta y del beato Francisco, que durante los acontecimientos de 1917 contaban con edades comprendidas entre los 7 y los 11 años y fueron sometidos a todo tipo de vejaciones, burlas, castigos, amenazas, incluso sobre sus pobres familias y a un trato impropio del peor terrorista, por todos los enemigos de Dios, incluidos los anticristos de la propia Santa Iglesia Católica Apostólica, los que despreciaron su mensaje.
Estos niños, como muchos por entonces en España en los entornos rurales, eran enviados por sus padres para ayudar al mantenimiento de sus familias mediante la labor de pastores. Por entonces, los tres pastorcillos eran analfabetos, no sabían ni siquiera el significado de las oraciones y creían que Rusia era una señora muy mala. Pero la Infinita Bondad de Dios no limita su acción reveladora a la jerarquía de la Iglesia, sino que más bien huye de la soberbia y la tiranía, de los falsos doctores y profetas, y busca la humildad y la limpieza en los corazones, pues el mismo Señor enseñó que para entrar en el Reino de Dios es necesario hacerse pequeño como un niño, hay que humillarse como hacen los más pequeños, aunque hoy la humildad sea odiada incluso entre muchos falsos fieles dentro de la Iglesia de Cristo, la Católica Apostólica. A Nuestro Adoradísimo Dios le agrada la humildad y la pureza de corazón, no la soberbia de los sabios de este mundo, necios para Dios, como todo verdadero fiel sabe.
Pues bien, los acontecimientos, narrados por la beata Lucía de Fátima, que acabó sus días siendo monja dorotea en un convento de Pontevedra (España), única que sobrevivió hasta llegar a edad adulta, son un testimonio de valor incalculable para la salvación eterna de las almas. Un testimonio que incluso habría que hacerlo llegar a todo hombre y mujer del mundo, sean creyentes o no, quién sabe si como último recurso para una conversión masiva que evite la condenación eterna a la que parecen decididos a dirigirse tan amplia muchedumbre de población, cegada por la soberbia, el materialismo, la política, las falsas doctrinas y tanta y tanta asechanza del demonio. Al menos, movería a reflexión, pues no se trata de una simple encíclica, muchas veces, aunque bien intencionada, errónea y engañosa, sino de unos acontecimientos que tuvieron como protagonista absoluta a la mismísima Santísima Virgen María y un mensaje que puede salvar incontables almas si se toma en serio y con humildad, alejado uno siempre de todo tipo de prejuicios y de complejos estúpidos. Un mensaje que ofrece al mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María, un mensaje para valientes, para los que no se resignan a perecer. Desde luego que muchísima gente que está alejada de Dios, que incluso lo rechaza por estar engañada, porque es tibia en su proceder frente a Dios, podría volverse devota fervorosa si oyese a Dios mismo, por medio de su Santísima Madre y escuchase y llevase a término su petición, que a buen seguro traerá bienes incontables a las almas, al mundo y a familias enteras.
(sigue)
Según el relato de la beata Lucía de Fátima, los acontecimientos comenzaron en la primavera de 1916, cuando los niños tuvieron tres apariciones de un ángel (mensajero) que respondió al nombre de Ángel de la Paz y Ángel de la Guarda de Portugal. Éste ángel, conmina a los pastorcillos a no temer y a rezar, imitando su gesto de adoración, arrodillado en tierra, inclinando la frente hasta el suelo, pronunciando esta oración:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.
Los tres pastorcillos aprendieron y recitaron con el ángel la oración. Gracias a Dios, cada vez se pronuncia más entre los fieles, especialmente en la adoración al Santísimo los jueves.
En su primera aparición, el ángel comunicó a los pastorcillos:
«Orad así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas».
Ni que decir tiene la enorme responsabilidad que padres y madres tienen de infundir el amor a Dios y a la Santísima Virgen María a sus hijos desde la más tierna infancia, para bien de toda la familia, de sus patrias y del mundo entero, especialmente tratándose de los niños, cuyo corazón desconoce y debe desconocer la malicia y maldad de los adultos.
En su segunda aparición, el ángel apremió a los niños a que no dejaran de rezar, instruyéndoles sobre el valor eterno del sacrificio por las almas:
«¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los Corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. ¡Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!
Los pastorcillos preguntan:
¿Cómo hemos de sacrificarnos?
Y el ángel les instruye y nos instruye a todos:
«De todo lo que pidierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados con los cuáles Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz. Yo soy el Ángel de su Guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe.»
La totalidad de santos y santas han revelado siempre la importancia de la reparación a Dios por los pecados, el sacrificio por la conversión de los pecadores, incluso por los más abyectos y la aceptación de la cruz, del dolor, el sufrimiento y todo tipo de desdichas, pues no hay otro camino para la salvación eterna. Es preciso llegar a comprender esto. No hay salvación sin cruz, como no hay amor sin asumir el dolor por quien se ama.
El ángel, además, en la tercera aparición, se presentó con un Cáliz sobre el cual estaba suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al Cáliz, y tras dejarlos suspensos en el aire, arrodillarse postrado en tierra y pronunciar esa oración, los ofreció a los niños con estas aterradoras palabras:
«Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios».
Y tras volver a postrarse en tierra y rezar tres veces la oración, desapareció. Lucía afirma en todo momento la atmósfera sobrenatural que les envolvía y lo marcados que quedaron de estas apariciones que fueron preludio de las de Nuestra Señora.
(sigue)
A partir de entonces, tienen lugar las apariciones de la Santísima Virgen María, Nuestra Señora, los días 13 de cada mes, excepto en agosto, que fue el día 19, del año 1917.
1ª aparición 13 de mayo de 1917
Los pastorcillos, en Cova de Iria con sus rebaños, ante los relámpagos buscan refugio y es entonces cuando tiene lugar el primer encuentro con Nuestra Señora a la que la beata Lucía describe «vestida de blanco, más brillante que el sol, esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos más ardientes del sol». La SEÑORA les tranquiliza diciéndoles que no tengan miedo, que no les hace daño. Entonces, tiene lugar una conversación sorprendentemente natural y llena de confianza, como si se dirigiesen a su misma madre. Y a todas las preguntas de los niños, la Santísima Virgen María responde con una naturalidad y sencillez inauditas. Les dice que ella es del Cielo, les responde a sus preguntas sobre si ellos tres irán al Cielo de forma afirmativa (a Francisco le encomienda rezar muchos Rosarios), le informa sobre dos niñas previamente fallecidas (una en el Cielo y otra en el purgatorio hasta el fin del mundo) y les hace sus peticiones:
«He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Vendré aquí un séptima vez.»
«¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?»
Ante la respuesta afirmativa de los niños:
«Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá»
Entonces, la Santísima Virgen María, les hace verse reflejados en Dios, les revela la intimidad más profunda de sus almas a los ojos de Dios, que aparece nítidamente ante ellos. Los niños caen de rodillas, repitiendo humildemente:
«Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento»
Y Nuestra Señora les enseñó y nos enseñó por medio de ellos:
«Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra»
(sigue)
2ª aparición, 13 de junio (unas cincuenta personas acompañan a los pastorcillos, comienza a correr la voz por todo Portugal de lo que ocurre en Fátima):
La Santísima Virgen María vuelve a reiterar la petición de que vuelvan los meses siguientes y que recen el Rosario todos los días. Les pide que aprendan a leer. En cuanto a las peticiones de curaciones que Lucía le traslada, la Santísima Virgen María exige conversión:
«Si se convierte se curará durante el año»
Desgraciadamente, la falta de fe y de conversión imposibilita que Dios cure a muchísimas personas de sus afecciones, enfermedades, etc. La conversión ha de ser sincera, de corazón. No puede ser interesada. Esto ya nos lo han transmitido innumerables santos y santas. No obstante, las peregrinaciones a Fátima, Lourdes, Guadalupe y tantos y tantos lugares santos, están muy justificadas por la gran cantidad de conversiones y de curaciones que allí tienen lugar, cuando incluso la medicina está totalmente incapacitada. Desgraciademente para ellos y sus familias, los que se sienten más sabios que Dios, desprecian insensatamente este consejo de la Santísima Virgen María transmitido para todos.
Los pastorcillos piden, con total confianza, que Nuestra Señora les lleve al Cielo. La confianza en Dios por medio de la Santísima Virgen María es algo que el mismo Señor Jesucristo nos pide y de cuyo incumplimiento se queja, pues ve mucha desconfianza incluso en las almas consagradas. Es algo inaudito no confiar en Dios y en su Santísima Madre, que tantísimo nos aman sin merecerlo en absoluto nosotros.
Y, como en todo su diálogo, la Santísima Virgen María les contesta con total naturalidad, verdad, confianza, claridad y sencillez, sin ningún tipo de enrevesado razonamiento teológico, sin ninguna encíclica que no hay por donde entenderla si es que es entendible y si es que algo tiene que ver con el Señor, sin ambigüedades, sin intentar quedar bien ante el mundo o ser «políticamente correcto» o «educado» o «cortés» o «respetuoso» según los cánones más fariseos de este mundo, sin mal enseñar, sin dejar de arrojar luz en vez de arrojar niebla y tinieblas y desorientación total sobre los fieles, les contesta:
«Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedas aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y a amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mí a adornar su Trono».
Mucho ojo a esto, que no lo dice ningún papa, ni ningún cardenal, ni ningún teólogo, obispo o sacerdote. Que lo dice la Santísima Virgen María, la Inmaculada Madre de Dios y Nuestra. Que no hay contradicción entre ella y su Santísimo Hijo que es Dios hecho Hombre. Y que la prioridad absoluta en la Santa Iglesia Católica Apostólica es la Palabra de Dios revelada, no el pensamiento de los políticos. Hay que obedecer antes a Dios que a los hombres, por muy papas, cardenales y jerarcas o teólogos sabios entre los sabios que sean. Decir lo contrario sí que sería soberbia, soberbia luciferina condenable al infierno. Ojo porque la Santa Iglesia Católica Apostólica, la de Jesucristo Nuestro Señor, la de san Pedro, la de san Juan Pablo II, la de los santos y santas, la de los mártires y la de todos los que en lo más íntimo de su corazón y de verdad, que no de apariencia o solo con los labios, aman a Dios sobre toda otra persona o cosa, la de los que le adoran en verdad, tiene el deber de difundir las revelaciones que nos llegan de Dios directamente o por medio de su Santísima Madre y sus santos y santas, como esos tres pastorcillos, sin desprecio alguno, pues el desprecio saca de la comunión de la Iglesia a quienes lo hacen. NO hay excusa. Por Cristo se llega incluso a hacer el ridículo y pasar por lo que haya que pasar, incluso por la muerte. Los tres pastorcillos, niños al fin y al cabo, lo hicieron. ¿Qué fiel no está obligado a hacerlo si es requerido para ello?
Es la Santísima Virgen María, aquella a la que rezamos cada Ave María, la que ha pronunciado esas palabras que deben ser meditadas y grabadas en el corazón de todos los fieles sin excepción, además de atendidas y llevadas a término, que no es suficiente con honrar a Dios solo con los labios.
Además, la Santísima Virgen María consoló a Lucía, que se apenaba por «quedarse solita aquí». Sirva esto de ejemplo para todos aquellos que se sienten solos. Nadie está solo si Dios está con él. Y se está solo si se expulsa a Dios de nuestras vidas:
«No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso?¡No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.
Entonces, Nuestra Señora, vuelve a sumergir en Dios a los pastorcillos y le muestra su Inmaculado Corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en él. Los niños entienden que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad que quería reparación. (Los pecados contra la castidad, los que más almas llevan al infierno, son pecados contra la Infinita pureza de la Madre de Dios y nuestra. Todo fiel a Cristo está obligado, que no simplemente informado, sino obligado a reparar esos ultrajes al Inmaculado Corazón de María).
(sigue)
3ª aparición, la más importante por el mensaje y la revelación que contiene para toda la humanidad. Unas 4000 personas acompañan a los tres pastorcillos. El acontecimiento ya ha traspasado las fronteras de Portugal. Los niños acuden puntualmente a la cita con la SEÑORA, es el 13 de julio del año de gracia de Nuestro Señor de 1917:
Tras reiterar la Santísima Virgen María el deseo de que vuelvan los niños el mismo día del mes siguiente, les enseña algo en lo que por desgracia muchos prelados de la jerarquía católica no parecen confiar:
«…con el fin de obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque solo Ella puede conseguirlo«
La Santísima Virgen María hace alusión en tercera persona a Nuestra Señora del Rosario, al rezo diario del Santo Rosario al que está obligado todo fiel no por mandato de papa, cardenal, obispo o teólogo cualquiera, sino por amor, por el amor y la devoción sin tasa que debemos a Nuestra Señora, que es quien lo manda. Y para un fiel la desobediencia a Dios no puede consentirse.
La Santísima Virgen María NO conmina a una acción diplomática, política, económica o social para la paz del mundo y el fin de la guerra, NO. La Santísima Virgen María no engaña a los fieles, no les miente, ni les dice algo que sea imposible, pues para Dios no hay nada imposible. Por mucho que se nos intente engañar con lo contrario, SOLO DIOS, POR INTERMEDIACIÓN DE SU SANTÍSIMA MADRE, puede lograr la paz del mundo y el fin de la guerra. Téngase esto en cuenta de cara a las decenas de guerras (no solo Rusia-Ucrania y Tierra Santa) que aún siguen teniendo lugar, si verdaderamente se es fiel a Cristo.
Seguidamente, los pequeños piden un milagro, y Nuestra Señora les promete uno para octubre «En octubre diré quién soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver para que crean«.
Ojo a esto también. En octubre de 1917, la Santísima Virgen María hizo un milagro en Fátima que hizo creer incluso a los que allí acudieron en masa a burlarse, tomando al solo como objeto. Si Benedicto XV no se enteró de esto, no pudo servir a satanás de mayor manera. Es radicalmente imposible que todo el Vaticano no supiese ya de sobra lo que estaba ocurriendo en Fátima por entonces. Que no se venga diciendo o encubriendo la verdad de la que hoy, 107 años después, aún esperamos aclaración. La luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas porque sus obras eran malas. El que es de Dios no oculta nada. Pues hágase la luz respecto a lo que ocurrió en Fátima y porqué se actuó como se actuó. Que no haya nada encubierto que no haya de descubrirse. Los fieles necesitan saber la Verdad plena, que para mentirosos ya tenemos a los políticos, mercaderes, falsos doctores y falsos profetas. Dios es Amor, y Verdad.
(sigue)
Continuación (3ª aparición)
Tras enseñar a los pastorcillos, que piden la curación de diversas personas allí presentes y que le transmite la muchedumbre, que es preciso rezar el Santo Rosario todos los días para alcanzar las gracias, la Santísima Virgen María les vuelve a conminar con urgencia:
«Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces y especialmente cuando hagáis un sacrificio: «¡Oh, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!«
Es decir, lo repetido por tantísimos santos y santas de todos los tiempos hasta la saciedad, ofrecer todos los sacrificios, cruces, dolores y desdichas por la conversión de los pecadores y en reparación por el Sacratísimo Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Esto es obligado para todo fiel verdadero.
Y seguidamente muestra a los pastorcillos el infierno, en el que ni siquiera creen la mayoría de fieles y prelados de la Santa Iglesia Católica Apostólica actual y encima lo enseñan con todo descaro y desparpajo, afirmando que Dios es tan bueno que no condenará a nadie al infierno (incluso un reputadísimo maestro teólogo del Vaticano II, Urs Von Balthasar, ha propagado falsas doctrinas sobre el infierno), a pesar de las continuas advertencias del mismo Señor en los Evangelios sobre la posibilidad de pérdida eterna de las almas y la urgencia de estar vigilantes porque no sabemos ni el día ni la hora, que podemos ser sorprendidos como el mayordomo infiel, las vírgenes negligentes o el siervo perezoso, porque Dios es Infinitamente Bueno y Misericordioso, pero la Bondad y la Misericordia de Dios no excluye su Justicia implacable para los malvados o para los soberbios.
Los pastorcillos ven, sostenidos por la gracia de Dios, el mar de fuego, la gehenna de fuego que nunca se apaga, donde sufren las almas de los pobres pecadores condenados. Los niños, como los santos y santas que han tenido la experiencia de ver el infierno, afirman que no podrían haber soportado ese horror de no haber sido protegidos por Dios. La apóstol del Señor, santa Faustina Kowalska ofrece un retrato detallado del infierno que el mismo Señor le ordenó reflejar en su Diario y que los católicos deben conocer (punto 741 de su Diario de la Divina Misericordia), eso sí, a los pastorcillos de Fátima no se les enseñó en detalle, pues los niños no podrían soportar contemplar las penas particulares a las que las almas son sometidas allí según el tipo de pecado cometido (el Kempis también habla de ellas en el cap. 24 del primer libro de su Imitación de Cristo).
Los pastorcillos se vuelven horrorizados a Nuestra Señora, que les trasmite el mensaje principal para toda la humanidad con tristeza y bondad, cargado de enseñanzas invalorables y que debían llevar a una meditación profunda a todo fiel, si verdaderamente ama al Dios Uno y Trino en el que los católicos depositamos toda la confianza:
«Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo, se salvarán muchas almas y tendrán paz (1). La guerra terminará, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor (2). Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre (3). PARA IMPEDIR (4) eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón (5) y la comunión reparadora de los primeros sábados (6). Si atendieren mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz (7); si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia (8); los buenos serán martirizados (9); el Santo Padre tendrá que sufrir mucho (10); varias naciones serán aniquiladas (11). Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará (12). El Santo Padre me consagrará Rusia (13), que se convertirá (14), y será concedido al mundo algún tiempo de paz (15). En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre, etc.
Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: «¡Oh, Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas».
Empezando por esto último, es de reseñar que, muchos grupos parroquiales rezan cada misterio sin recitar estas palabras que pide la Santísima Virgen María. Como si se pudiese omitir unas palabras que, precisamente, van dirigidas a Ella y que Ella pide que se rece tras el Gloria terminado cada misterio. Es inaudito. Así esta la «fe» de hoy.
Por otra parte, Portugal ha resultado ser una nación bienaventurada, pues las promesas de la Santísima Virgen María se cumplen al pie de la letra. Portugal será fiel hasta el final. ¿Ocurrirá lo mismo con España? Confiemos que las promesas al Beato Bernardo de Hoyos, a san Antonio María Claret y a santa Maravillas de Jesús se cumplan. España se salvará, pero rezando el Santo Rosario todos los días, el Trisagio y mediante la adoración al Santísimo. Así que todo fiel verdadero español ya sabe lo que tiene que hacer si ama también a su patria. La patria se salvará con la oración y los sacrificios ofrecidos a Dios, no con engaños, mentiras y manipulaciones de falsos profetas y mercaderes con metástasis de vanidad y alma muerta para la eternidad.
(1) ¿Se hizo lo que la Santísima Virgen María pidió para la salvación de muchas almas o se la desobedeció?
(2) Evidentemente se siguió ofendiendo a Dios una vez terminada aquella guerra mundial, por lo que llegó otra mucho peor y más destructiva. La perversión del mundo de entreguerras fue palpable en términos de ofensas a Dios, y sus consecuencias catastróficas.
(3) Como consecuencia de la generalización de la perversión de post guerra (con triunfo de las mismas potencias que en la 2ª guerra mundial y sus modos de vida) y las ofensas generalizadas al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, en efecto, Dios volvió a castigar al mundo con la Segunda Guerra Mundial, con el triunfo del comunismo, con la persecución de la Santa Iglesia Católica Apostólica y con la persecución al papa santo san Juan Pablo II, que fue tiroteado incluso.
(4) La Santísima Virgen María, en conformidad con la Santísima Voluntad de Dios, quiere impedir ese castigo. IMPEDIRLO, que no desatarlo. IMPEDIRLO. A ver si después de 107 años nos vamos enterando ya. Que no fue Voluntad de Dios, sino de los que OFENDEN a Dios el castigo y de los que desobedecieron su petición para evitarlo.
(5) Petición desobedecida por la jerarquía, por los ministros de Dios, por los sucesores de los apóstoles, por los prelados. Desobedecieron al mandato de consagrar Rusia al Inmaculado Corazón de María. No se ha dado ni la más mínima aclaración. Solo tinieblas y oscuridad, nada de luz, nada de verdad.
Desgraciadamente, las desobediencias de papas (véase carta de Santa Brígida de Suecia tomada de la palabra revelada de Jesucristo a papa de Aviñón, que no de Cristo. En esa carta el mismo Señor califica al papa de asesino de almas y de peor que Lucifer. Y santa Brígida de Suecia fue elevada a Patrona de Europa por el propio san Juan Pablo II, otro santo, que no político), cardenales, obispos y sacerdotes, acarrea la pérdida de innumerables almas. Los cismas y todo tipo de desgracias viene por la desobediencia a Dios de los prelados. Por eso, la Santa Iglesia Católica Apostólica no debe tener ni un otro miembro en su jerarquía que no sea santo probado, elegido de Dios como los pescadores de Galilea. Solo los santos pueden gobernar la Iglesia, para que luego gobiernen también el Reino de Dios en la tierra que con tanta insistencia pedimos en la oración que el mismo Señor nos enseñó, el Padrenuestro. Mientras dure la simonía política, durarán los cismas, se multiplicarán y se llevarán almas al infierno, en lugar de salvarlas. La contumacia en el error hace mucho daño a la fe de millones.
(6) Petición a los fieles: la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes, explicada posteriormente por el mismo Señor y la propia Virgen María Santísima. Todo fiel está obligado a ella. Desatenderla equivaldría a honrar a Dios solo con los labios. ¿Se reza un Ave María y se desprecia su mandato?
(7) Rusia no se ha convertido a día de hoy, 2024. Sigue siendo aplastantemente atea cerrada y blasfema de la secta ortodoxa, separada incluso de otros cultos ortodoxos orientales. No olvidemos que el Pope Alexei fue el pope de Stalin, no de Dios. Y muchos predecesores lo fueron de los zares. Es un culto político, que no de Dios. Pues bien, Rusia no se ha convertido. Y mucho menos, ha tenido y traído paz. Ha difundido, en efecto sus errores, por toda la tierra, que hoy padecemos con especial intensidad en todo continente, incluso con la ayuda de muchos prelados políticos progresistas de la blasfemamente llamada doctrina social «de la Iglesia» y de la teología de la «liberación», que no vienen, en modo alguno de Dios, ni de sus santos, ni de revelación alguna, sino de la política, que es satánica y de intereses de mercaderes. Y la arrogancia soberbia de no reconocerlo dura incluso hoy y amenazan con expulsar de la Iglesia de Cristo a todo el que no comulgue con sus errores.
(8) Las guerras allí donde el marxismo se ha difundido han sido la constante. El odio de clases, de razas, de sexos, de sensibilidades ecológicas, etc., no ha parado de crecer, extendiéndose por toda la tierra. Pero particular cariz perverso ha tomado la persecución a la Santa Iglesia Católica Apostólica, a sus miembros consagrados y no consagrados, especialmente a los santos (san Juan Pablo II es un claro exponente y excepción a los papas «no serviam»).
La Iglesia ha sido perseguida y exterminada o sometida a apostasía en los miembros menos devotos especialmente donde la ideología del judío anticristo Karl Marx y sus seguidores (Lenin, Stalin, Mao Tse Tung, Kim Jon Un, Xi Lin Pin actualmente, etc.) han triunfado. No se salva ni una sola democracia, cómplice del marxismo de modo cada vez más descarado que solo los que no quieren ver no ven.
(9) La impresión que muchos fieles tenemos es que en este mundo ser bueno es el camino seguro al exterminio social. No hay ni la más mínima posibilidad de vida decente conforme a lo que Nuestro Señor Jesucristo mandó en este mundo dominado por satanás y sus vástagos. Y donde no hay maldad hay tibieza y cobardía, que viene a ser lo mismo.
(sigue)
(10) El tiroteo y los intentos de asesinar al papa santo polaco, san Juan Pablo II, el papa fiel a Cristo y su Palabra. Un papa no político. Este Santo Padre consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María en 1984, evitando una guerra nuclear entre la URSS y USA en el peor momento de la guerra fría. Pero sufrió lo que no está escrito. Ni siquiera podía estar en el Vaticano, viajando siempre para evitar la cizaña en los jardines de la Iglesia de Cristo, de CRISTO, que no de tirano cualquiera.
(11) La aniquilación de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial fue total, en un proceso que la Rusia triunfante con sus cómplices anglonorteamericanos (cómplices de satanás en propagar los errores de Rusia por toda la tierra, lo reconozcan o se lo impida su soberbia luciferina) denominaron «desnazificación», con el exterminio de millones de alemanes sanos (física, mental y, sobre todo, espiritualmente, le pese a quien le pese) y normales (como Dios manda) combatientes prisioneros (más de los que murieron el la propia guerra. Benedicto XVI se libró de ello por ser seminarista) y no prisioneros (varios millones exterminados una vez firmada la rendición incondicional) y la salvaje violación de millones de niñas, mujeres, ancianas y monjas alemanas, es decir, una afrenta gigantesca a la santa pureza de las personas y de los pueblos o razas, exigencia de Dios, que no del «partido nazi», de DIOS MISMO (1 Co 6, 9, los impuros no heredarán el Reino de Dios), una afrenta descomunal al Inmaculado Corazón de María, un castigo apocalíptico que desde entonces dura hasta hoy en toda la tierra, pues el mal no ha parado de propagarse. Alemania, nación que se opuso como España al marxismo, con el odiadísimo Adolf Hitler, firmemente antimarxista hasta el extremo, hoy no es ni la caricatura de lo que fue en sus gentes antes de aquel infernal año de gracia de 1945, por supuesto, hoy una nación soberbia, engreída y enemiga de Dios hasta en su conferencia espiscopal católica, plagada de apóstatas, por muy «sabios» que sean sus cardenales, obispos y teólogos pro unión gay, pro sacerdotisas, pro comunión con divorciados y muchas más afrentas a Dios Nuestro Señor que pagarán muy caro si no se avienen a una durísima penitencia con humildad. Hoy, Alemania, como muchas otras naciones europeas, no parecen estar habitadas por hombres y mujeres, sino por una especie de simios con forma humana, sin alma, sin fe, sin Dios. Un desastre total, una generación de autodestrucción definitiva.
(12) LA GRAN ESPERANZA por la que tanto rezamos: «Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará…» Señor, que sea pronto. Que triunfe pronto el Inmaculado Corazón de María. Que el Inmaculado Corazón de María nos socorra frente al demonio, sus vástagos y sus asechanzas.
(13) La consagración se llevó a cabo con casi 60 años de atraso, en 1984, por el papa santo (no político) polaco. Cuando un prelado se llena la boca de hablar de «capacidad de discernimiento», ¿querría explicar qué «discernimiento» hubo con las peticiones de la Santísima Virgen María en Fátima?
(14) Rusia todavía no se ha convertido. Pero lo hará, que a nadie le quepa duda. Rusia tiene que ser ganada para la Santa Iglesia Católica Apostólica, por imposible que parezca.
(15) En 1990, tras la desintegración del bloque soviético en el este de Europa, vinieron unos meses de paz en toda la tierra, algo inédito en siglos. Cesaron todas las guerras. Esta promesa de la Santísima Virgen María fue cumplida entonces plenamente. Fueron los infieles siervos del falso profeta de satanás, Mahoma, los que rompieron la paz en Irak, como siempre. Todo el que odia a Dios, odia la paz. Por eso es imprescindible la conversión al Inmaculado Corazón de María y al Sacratísimo Corazón de Jesús de naciones enteras.
En resumen:
Dios Nuestro Señor, por medio de la Santísima Virgen María, vino a pedir el culto al Inmaculado Corazón de María, a pedir sacrificios para la conversión de los pecadores y su salvación, a pedir el rezo diario del Santo Rosario (todavía no es ni mandato de la Santa Iglesia Católica Apostólica, como los otros cinco, incomprensible totalmente), a pedir la comunión reparadora de los cinco primeros sábados a los fieles y la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María para evitar la Segunda Guerra Mundial, las guerras, las persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre, la supresión de los buenos y la propagación de todo tipo de males y errores.
La responsabilidad eterna que cae sobre los que no atendieron estas peticiones es aterradora. Lo que todo fiel espera del sucesor de san Pedro y de los sucesores de los Apóstoles es que sean fieles a su voto de obediencia. Es imposible que hubiesen tardado tanto en hacer el recto discernimiento para evitar llevar al rebaño de Dios al infierno por desatender lo que Dios nos pidió. ¿Quién va a pagar por la desobediencia de tantos papas, cardenales, arzobispos y obispos?
La misión de los ministros de Dios es salvar almas, no llevarlas a la perdición eterna.
4ª aparición, llevada a cabo el 19 de agosto debido a que los pastorcillos sufrieron las torturas, el encarcelamiento y la persecución (como todos los santos y santas de todos los tiempos, pues quien no es perseguido no es de Dios, incluso dentro de la Iglesia de Dios, la Católica Apostólica) de las autoridades políticas de su región, conservadores, progresistas y masones principalmente, los siervos de lucifer para ser claros, auténticos vástagos de satanás, como en toda nación, que sometieron a los pequeños a encierros en celdas con presos comunes, con los que los niños rezaron el Santo Rosario siendo obedientes al mandato de Nuestra Señora incluso en esa situación peligrosa, y se les sometió a torturas psicológicas con amenaza de muerte echándolos al fuego. Y los niños resistieron sin contemplaciones, algo que excede todo elogio de valentía dada su corta edad, a los que querían que revelasen el secreto de Fátima, que solo debían revelar a las autoridades religiosas cuando la Santísima Virgen María se lo dijese:
«No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero»
Pero decid al Administrador ese secreto. ¿Qué os importa que esa Señora no quiera?
«¡Eso no -respondió Jacinta con vivacidad- antes quiero morir!»
La fidelidad que estos niños mostraron a Dios es totalmente ejemplar para todos nosotros. Ni los soldados muestran una valentía similar.
Liberados los pastorcillos sin cargos, ante la imposibilidad de arrancarles secreto alguno, volvieron a su quehacer diario de pastores y la Santísima Virgen María les vuelve a visitar el 19 de agosto, pidiendo que se le construya una capilla (gracias a Dios, esto sí fue atendido después, para bien de tantísimas almas, de tantos conversos, de tantas curaciones, de tanto bien para Portugal y para el mundo entero que solo los soberbios ciegos de egolatría, endiosados, no alcanzan a entender):
«Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas«.
Ante estas palabras de la Santísima Virgen María, uno se cuestiona si hoy estaríamos dispuestos a renunciar tan siquiera al más mínimo placer superfluo por satisfacer tan siquiera mínimamente a Dios por la salvación de las almas. Si la gente realmente es consciente del valor del sacrificio en la vida ofrecido de corazón a Dios, más cuando cualquiera puede perderse para toda la eternidad. En un mundo tan hedonista, materialista, ateo, degenerado y camino de la autodestrucción, es urgentísimo hacer llegar a todo el mundo la Palabra de Dios, las revelaciones que nos ha transmitido.
5ª aparición, 13 de septiembre. Los pastorcillos son acompañados ya por 30.000 personas que suplican a los pequeños que transmitan a Nuestra Señora la curación por incontables enfermos, por la conversión de tantos ateos y descarriados y muchas peticiones. La Santísima Virgen María insiste en el mensaje de rezar todos los días el Santo Rosario:
«Continuad rezando el Rosario para alcanzar el fin de la guerra. En octubre vendrá también Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiero que durmáis con la cuerda puesta; llevadla sólo durante el día»
Porque los pastorcillos hacían muchos sacrificios por la salvación de los pobres pecadores: cuerda a la cintura (como los monjes y monjas), ayuno hasta de beber agua en pleno verano, etc. Pero Nuestra Señora les conforta con el agrado que esto produce en el Señor. Algo a tener en cuenta todos los fieles. Siempre hay cosas a las que renunciar por la salvación de las almas.
Me han pedido para suplicarle muchas cosas: la cura de algunos enfermos, de un sordomudo, etc.
«Sí, a algunos los curaré, pero a otros no. En octubre haré el milagro para que todos crean».
(sigue)
6ª aparición, 13 de octubre. La muchedumbre se agolpa en torno a los pastorcillos, 70.000 personas bajo una lluvia torrencial, muchos de ellos venidos a burlarse y reírse de los que acudían con enfermos, procedentes de todo el mundo. El revuelo que se organizó llegó a todo el mundo. Benedicto XV tuvo que haber estado al corriente, es imposible que no tuviese constancia del acontecimiento, ni del mensaje, como sus sucesores Pío XI y Pío XII. El Señor no pide cosas imposibles a sus ministros.
La Santísima Virgen María expresa en una nueva petición:
«Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra está acabándose y los soldados volverán pronto a sus casas.
Tenía muchas cosas que pedirle: si curaba a unos enfermos, si convertía a unos pecadores, etc.
«Unos sí; otros, no. Es preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados».
«Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido»
Y es entonces cuando la Santísima Virgen María muestra el milagro del sol, recogido al día siguiente en la prensa. Muchos que acudieron a burlarse o por curiosidad, salieron plenamente convertidos, hubo bastantes milagros de curación y de conversión. El milagro del sol es contemplado por todos, pero los pastorcillos, además, ven a san José con el Niño Jesús en brazos y Nuestra Señora bendiciendo al mundo con la señal de la cruz. Después el Señor y la Virgen Santísima de los Dolores, Nuestra Señora del Carmen, que también bendecían al mundo.
A partir de aquí, la historia de los tres pastorcillos viene a ser diferente.
Francisco, como había enseñado Nuestra Señora, es llamado al Cielo el 4 de abril de 1919. El pequeño, que no oía, pero sí veía a la Santísima Virgen María, vivía consternado porque vio triste al Señor y quería consolarlo a toda costa:
Dijo antes de morir santamente: «¿Nuestro Señor aún está triste? Tengo tanta pena de que Él esté así. Le ofrezco cuantos sacrificios puedo».
Jacinta siguio al Cielo a su hermano Francisco el 20 de febrero de 1920 tras caer enferma de pleuritis purulenta. Afirmaba: «Sufro mucho; pero ofrezco todo por la conversión de los pecadores y para desagraviar al Corazón Inmaculado de María». Quedó tan impresionada por la visión del infierno y tan deseosa de convertir pecadores a fin de arrebatarlos del suplicio del infierno, que llegó a pedir con inocencia infantil: «¿Por qué es que Nuestra Señora no muestra el infierno a los pecadores? Si lo viesen, ya no pecarían, para no ir allá. Has de decir a aquella Señora (le decía a Lucía) que muestre el infierno a toda aquella gente. Verás cómo se convierten. ¡Qué pena tengo de los pecadores! ¡Si yo pudiera mostrarles el infierno!»
Jacinta recibió varias revelaciones de la misma Santísima Virgen María antes de morir, que nos transmitió por medio de su madrina:
Sobre los pecados.
Los pecados que llevan más almas al infierno son los de la carne.
Han de venir unas modas que han de ofender mucho a Nuestro Señor.
Las personas que sirven a Dios no deben andar con la moda.
Los pecados del mundo son muy grandes.
Si los hombres supiesen lo que es la eternidad harían todo para cambiar de vida. Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor, ni hacen penitencia.
Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor, ni son de Dios.
Sobre las guerras
Nuestro Señor dijo que en el mundo habrá muchas guerras y discordias.
Las guerras no son si no castigos por los pecados del mundo.
Nuestra Señora ya no puede retener el brazo castigador de su Hijo sobre el mundo.
Es preciso hacer penitencia. Si la gente se enmienda, Nuestro Señor todavía salvará al mundo; más si no se enmienda, vendrá el castigo.
Sobre los sacerdotes
Pida mucho por los Padres, pida mucho por los Religiosos.
Los Padres sólo deben ocuparse de las cosas de la Iglesia.
Los Padres deben ser puros, muy puros.
La desobediencia de los Padres y de los Religiosos a sus Superiores y al Santo Padre, ofende mucho a Nuestro Señor.
Pida mucho por los Gobiernos.
¡Ay de los que persiguen la religión de Nuestro Señor!
Si el Gobierno deja en paz a la Iglesia y da libertad a la religión, será bendecido por Dios.
Sobre las virtudes cristianas
No ande rodeada de lujo, huya de las riquezas.
Sea amiga de la santa pobreza y del silencio.
No hable mal de nadie y huya de quien hable mal.
Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo.
La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
Antes de morir, pedía a Lucía, en referencia al deseo de Dios de establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María: «Cuando vayas a decirlo no te escondas. Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Inmaculado Corazón de María. Que las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Corazón Inmaculado de María, que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios la confió a Ella…»
Si esto no es Magisterio de la Santa Iglesia Católica Apostólica, que Dios nos ampare.
(sigue)
La Santísima Virgen María vino a pedir, por mediación de la beata Lucía de Fátima, la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón en diciembre de 1925 y en junio de 1929. También, en febrero de 1926, fue el Niño Jesús el que preguntó a Lucía si había difundido la devoción a su Santísima Madre. Lucía le habló de las dificultades (algo inasumible en la Santa Iglesia Católica Apostólica). El Señor le respondió:
«Es verdad que tu Superiora sola no puede hacer nada; pero con mi gracia lo puede todo».
Es decir, no hay excusa ni engaño a los fieles (tratados como borregos y conducidos a la jauría de lobos por asalariados, que no pastores) que valga, salvo una flagrante desobediencia a Dios mismo, un «no serviam» similar a los que ocupaban en tiempos del Señor la cátedra de Moisés, los judíos fariseos y escribas, la que impidió la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María a tiempo de impedir la condena al infierno de incontables almas y la difusión de sus errores por toda la tierra, y el culto y devoción al mismo Inmaculado Corazón de María. Además se produjo un desprecio hacia la Santísima Madre de Dios que debe ser reparado por los propios prelados. El daño de la desobediencia ha sido irreparable para millones y millones de almas. Y sigue siéndolo.
Sí cabe mencionar que Jesucristo Nuestro Señor mismo pidió a la beata Lucía, en marzo de 1939, fecha de la elección del nuevo papa Pío XII, que insistiese en su Santísima Voluntad expresada por su Santísima Madre, todavía con tiempo para evitar la guerra mundial y sus horrorosísimas consecuencias para la salvación de centenares de millones de almas de las siguientes generaciones:
«Pide, pide otra vez, con insistencia, la promulgación de la Comunión Reparadora en honor al Corazón Inmaculado de María los primeros sábados. El tiempo llega en que el vigor de mi justicia castigará los crímenes de las diversas naciones».
También Pío XII hizo caso omiso de estas advertencias, por desgracia para toda la humanidad, independientemente de sus aparentemente buenas intenciones. Eso sí, este papa, en unión a algunos obispos (no todos, obviamente) y en plena guerra, llevó a cabo una consagración con especial mención a Rusia en vísperas de la derrota alemana de Stalingrado, el 31 de octubre de 1942. No pudo ser más desafortunado y más ofensivo a Dios mismo. Esta consagración, que no fue conforme a la petición de la Santísima Virgen María y del Señor, bien pudo haber provocado el castigo del triunfo de la satánica Rusia comunista y sus no menos satánicos cómplices anglonorteamericanos, propagando sus errores por toda la tierra hasta hoy, algo que la misma Virgen María y el Señor querían haber evitado. No pudo ser más desafortunada esa falsa consagración, atrayendo el castigo del comunismo sobre toda la tierra en quien precisamente debería haberlo evitado antes del estallido del conflicto en Europa (en Asia había estallado ya en tiempos de Pío XI, como aseveró Nuestra Señora). Curioso que se acuse a Pío XII, Pacelli, de ser el papa de «Hitler», cuando no pudo haber servido al demonio y sus vástagos, Stalin, Churchill y Roosevelt, de más eficiente y desgraciada manera, aunque hoy la inmensa mayoría de católicos se jacten en público, convencidos hasta el fondo de tener razón, muy presuntuosos de su «fe», del triunfo del mal en aquella guerra mundial, propagando que se trató del triunfo de la democracia y de la libertad y haciendo constar con su conducta y falsas doctrinas lo alejados que están de Dios, lo desconocido que les resulta y la nula fe y confianza que le tienen y lo mucho que lo ultrajan y desprecian, pues no hay libertad que no venga del conocimiento del Señor, que es Camino, Verdad y Vida.
Hoy, en el año de gracia de N. S. de 2024, hablar de Fátima es como algo prohibido en templos, confesionarios, seminarios y de pedir explicaciones a teólogos, sacerdotes, no digamos ya a obispos y papa (nos podemos morir sentados que no darán ni una sola explicación. Antes callar que mentir, eso sí). Ningún ministro de Dios, ningún monje o monja quiere ni oír hablar de Rusia y de las peticiones desoídas y desobedecidas de la Santísima Virgen María al respecto. Se habla mucho de sinodalidad (reunión exclusivista del religiosamente «correcto» conforme a la herejía social reinante) y de diálogo, claro está para oír solo lo que se quiere oír y hablar de lo que se quiere hablar, no de la Verdad necesariamente. Se habló y se practicó mucho de «diálogo con el marxismo», eso sí, nada de Fátima y de lo que acaeció por no atender la petición de Nuestra Señora respecto a Rusia. Es como si quisieran quitarle la razón a la Santísima Virgen María y al Señor, como si fueran ellos los equivocados y no los prelados desobedientes. Se exhibe un aparente rechazo al marxismo, cuando no se ha hecho otra cosa que propagarlo, incluso también en la Iglesia con teología de la «liberación» y doctrina social (de los mercaderes y políticos anticristos) de la Iglesia. Y por personas conservadoras y demócratas nada marxistas, las mismas que tienen la misma ideología que Churchill, Eisenhower o Roosevelt entonces, o los demócratas de hoy respecto a Xi Lin Ping, China y el PCCh. Algo totalmente inaudito. Nada que ver con la Verdad, que es Cristo. Oscuridad, tinieblas sobre Fátima y sobre las peticiones de la Santísima Virgen María, nada que decir. Ni una sola explicación, ni una sola aclaración. De pedir perdón, absolutamente nada de nada. Ni un solo acto de reparación por la ofensa cometida contra el Inmaculado Corazón de María y contra las incontables víctimas de la desobediencia, que confían aún hoy en los que nos tienen que administrar los sacramentos. Solo silencio y no querer ni oír hablar de ello y abuso de poder sin límite por parte de los que deberían ser santos, elegidos de Dios como los pastores de Galilea, para tener el gobierno de la Iglesia de Cristo. Comportamiento de una jerarquía, metida hasta el tuétano en mundanas y diabólicas trifulcas políticas entre conservadores y progresistas, a cual más siervo del demonio, y orillando a Dios y los suyos, como si la Iglesia fuera rehén del humo de satanás. En estas estamos mientras Dios no mande a sus ángeles a arrancar toda cizaña de su Santa Iglesia Católica Apostólica, a aplicar el hacha a todo árbol que no da fruto. Y, claro está, las flores a la Virgen, no al oído de confesor alguno que elude una y otra vez el terrible error que no para de cometerse de desobedecer a Dios mismo en su misma Iglesia. Para oír dulzuras el CD de turno.
Eso sí, se abusa del término «discernimiento». Se acusa de soberbio al que no quiere reconocer la soberbia de no haber obedecido a la Santísima Virgen María en bien de los buenos, suprimidos de todo ámbito, y de la salvación de las almas, del bien de la humanidad. Se rezan Ave Marías, honrando a la Santísima Virgen María solo con los labios, pero de complacerla, nada de nada. ¿Cómo puede ser esto?¿En qué han convertido la Iglesia de Dios, la Católica Apostólica?¿En una reunión de amiguetes sinodal?¿En una paella de los domingos o una parrillada tras la misa?¿En una ong de «caritas» para ser vistos por todo el mundo lo buenos que son a son de trompeta?¿En una iglesia de curas obreros, curas de CCOO, curas antifranquistas, curas y obispos demócratas (voluntad del pueblo, que no de Dios como rezamos en el Padrenuestro), curas psicólogos para ser muy amable y sonriente y empático y demás mamarrachadas psicológicas, curas disc-jockey (o como se llame), curas rockeros, curas masterchef, curas pro ETA o pro Sabino Arana en Vascongadas, curas de derechas, curas de izquierdas, curas que en España ya no dan misa en español, curas tipo Padre Ángel socialista hasta en la bufanda, monjas tipo sor Lucía Caram que ultraja a la Santísima Virgen María hasta lo inimaginable, obispos tipo alemanes de unir homosexuales a modo de boda, sacerdocio femenino y comunión con divorciados, obispos conservadores como Viganó, obispo de Trump, que no de Cristo, a conveniencia de los conservadores, que no de los que darían hasta la vida por Cristo, fieles que en un porcentaje creciente ya no creen en la presencia real del Cuerpo Santísimo sacramentado en la Eucaristía ni en el Sagrario, que ya no se arrodillan ni al entrar en la iglesia, fieles que ya no se arrodillan al comulgar porque eso de que toda rodilla se doble ya no va con ellos porque implica humillación como un niño, fieles que ya no creen que exista el infierno y que encima lo van diciendo por ahí con altavoz y todo cual falsos profetas y falsos doctores, misioneros onegeros sin enseñar a rezar en sus misiones, solo para escuelas y huertas, misioneros subvencionados por el gobierno para no enseñar nada de Cristo ni de sus Evangelios, ecumenistas del protestantismo relativista de la subjetiva interpretación de la Revelación y del todo vale para salvarse, como los de Lutero, Calvino, etc., curas pro lgtbi+ como el jesuita ese yankee, curas guerrilleros y revolucionarios, fieles «todo a cien» y que Dios es muy bueno y que no condenará a nadie haga lo que haga,…?¿Ha dado el Señor estas licencias y estas «libertades» en su Iglesia?¿Es que se nos ha olvidado que la Misericordia no excluye la Justicia?¿Es que se nos ha olvidado que el Señor perdona al pecador si está arrepentido, pero que no autoriza el pecado?¿Es que se nos ha olvidado que Jesús de Nazaret, Jesucristo Nuestro Señor, no fue un político y no quiso ni pretendió caer bien a todo el mundo, sino ser fiel a la Verdad, a la santísima Verdad?¿Es que todavía no sabemos que Dios es Amor y Verdad y no política y mentira?