20/05/2024 09:27
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Entrevista con DimitriySavvin, tradicionalista ortodoxo, refugiado político ruso y al frente de la organización rusa AREM en Letonia. Historiador por la universidad de Transbaikalia, está especializado en Historia de la Iglesia, y es autor de dos novelas, en ruso y letón. Savvin nació en 1984 en Chita, Siberia Oriental.   

¿Cuándo se fue de Rusia y por qué?

Me fui de Rusia a Letonia en 2015, así que llevo más de seis años fuera de mi país. En Rusia hay presos políticos y tenemos una gran comunidad de exiliados en Estonia, Letonia y Lituania. La represión de este sistema neosoviético no se organiza de un día para otro, es progresivo. Hace años la situación era soportable, pero tras la anexión de Crimea empezó a hacerse más severa. En 2015 tuve un problema con la FSB (servicio de seguridad, sucesor del KGB) y me vi obligado a irme a Letonia, donde en 2016 conseguí el estatus de refugiado político.

Esta represión de Putin ha sido dirigida contra nacionalistas y conservadores rusos, no deja de ser irónico que muchos consideren a Putin un nacionalista. Sobre todo cuando Rusia sufre la llegada de la inmigración masiva de países de Asia Central, como Tayikistán, o Uzbekistán.

¿Qué le habría sucedido si hubiese permanecido en Rusia?

La prisión era una perspectiva muy real y hay que entender que las cárceles en la Federación Rusa no son como las de Noruega, Finlandia o España. Nuestros presos políticos sufren torturas y muchos son asesinados en la cárcel. No es como el Gulag de Stalin, pero creo que ese es el objetivo para el régimen actual.

Habla de régimen, pero hay elecciones y distintos partidos políticos.

Que haya distintos partidos no es una garantía de democracia. La República Popular China tiene muchos partidos con representación en el Parlamento. En Europa del Este, en el período socialista, en la DDR, además del Partido Comunista había otros partidos con etiquetas como nacional democrático, demócrata cristiano o incluso liberal, pero todos votaban lo que les decían y por el socialismo. El sistema de Putin es una copia de este modelo. La Federación Rusa se parece en muchos sentidos a la DDR. Tratamos de legalizar nuestro partido político, pero era imposible sin el permiso del Kremlin. Para entender el sistema de Putin no puedes pensar en los mil años de historia rusa, no puedes pensar en los zares y en la iglesia, debes mirar a la Unión Soviética y a Stalin.

Muchos en Occidente afirman que Putin representa a la Rusia tradicional.

Rusia y el pueblo ruso después de la revolución bolchevique no tenían un verdadero estado nacional, y la Rusia actual de Putin o la Unión Soviética no tienen nada que ver con la Rusia histórica, por hacer un paralelismo es como la diferencia del Imperio Romano o el Bizantino con el Imperio Otomano.

Debemos entender que en Rusia en 1991 no hubo una revolución anticomunista, ¿por qué? Primero porque eso hubiera significado cambiar a la élite dirigente y en la Federación Rusa salida de la desaparición de la URSS podemos ver que todos los funcionarios y miembros del Partido Comunista permanecían en posiciones de poder.

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Esto sucedió en muchos países del Este, los comunistas cambiaron de chaqueta y en muchos permanecieron en el poder.

Si, este cáncer se puede ver en muchos Estados del Este. Pero en la Federación Rusa este problema fue aún mayor. Todos los comunistas y miembros del KGB estaban muy bien situados en la esfera del poder. Además todas las personas en el sistema soviético no podían entender el significado del mercado, la propiedad privada ni muchas otras cosas del mundo occidental. Debe entender que la gente que había mantenido el sistema soviético no comprendía la libertad de expresión o religiosa, por lo que para mantenerse en el poder necesitaban restaurar el sistema soviético. Por esa razón califico al régimen de Putin como un sistema neosoviético, no es una continuidad de la Rusia histórica, lo es de la Unión Soviética.

Esto es muy importante. En los viejos tiempos la propaganda soviética usaba muchos métodos diferentes. Por ejemplo, tras la revolución bolchevique hubo una durísima represión contra la Iglesia Ortodoxa, pero en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, Stalin “restauró” la institución eclesiástica y le permitió elegir un Patriarca y un nuevo consejo de obispos. Sin embargo, la propaganda utilizó este hecho para ensalzar la figura de Stalin.

Sin embargo, ahora la Iglesia Ortodoxa parece contar con el apoyo de Putin.

Ahora vemos que en Rusia hay muchas iglesias, ¿pero hay creyentes? En la Pascua, nuestra primera celebración en la tradición ortodoxa, sólo el 2-3% de la población acude a la iglesia. ¿Y cómo es posible que un país tan supuestamente conservador y cristiano ocupe el primer puesto porcentual en número de abortos. La sociedad rusa no es cristiana. La élite soviética está en las clases altas y en los servicios de inteligencia, y puedes ver propaganda neosoviética en la televisión, ¿es este un país cristiano? España ahora mismo no es un país muy cristiano, pero cada domingo puedes encontrar que un 16% de la población acude regularmente a misa. En Rusia un 2-3% en la Pascua, no el domingo.

¿Ese es el motivo por el que se está blanqueando a los líderes comunistas?

El blanqueamiento de los líderes comunistas es una forma de legitimar el pasado. No oirás hablar mucho de emperadores o generales rusos, pero si de soviéticos y comunistas. La legitimación de la Federación Rusa de encuentra en el culto a la Segunda Guerra Mundial, en la tradición soviética la Gran Guerra Patriótica. Esta es la base central de la nueva propaganda soviética y una herramienta muy eficaz porque en cada familia encuentras abuelos o bisabuelos que lucharon en el Ejército Rojo, y la televisión honra a esos hombres y le dice al pueblo que debe apoyar al Ejército Rojo. Por supuesto, si lo apoyas, entonces también debes apoyar al Estado, la Unión Soviética y sus líderes, lo que nos lleva al culto a Stalin que fue el que logró la victoria. El sistema de Putin utiliza esta herramienta de un modo muy eficaz y ahora vemos cómo se usa el mismo lenguaje. Por ejemplo, la primera razón de la guerra es la desnazificación.

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¿Dónde están los valores cristianos y conservadores? En ningún sitio, lo que importa es el 9 de mayo, el día de la victoria, los veteranos del Ejército Rojo y la lucha contra los nazis. Por eso el presidente de Ucrania, aunque es judío, es un neonazi.

Ha citado el aborto, sin embargo muchos creen que Putin es un conservador por su oposición al lobby LGBT.

Para un cristiano el primer derecho es el derecho a la vida, pero la Federación Rusa es el primer país del mundo en abortos y la tasa de natalidad no deja de disminuir (en 2019, nacieron 1.484.517 niños, 50.000 menos en 2020 y 1.404.834 en 2021). Y luego está el divorcio, que también presenta unas cifras enormes (en 2021 se registraron 923.553 matrimonios y los divorcios fueron 644.207). ¿Dónde está la familia tradicional? Conozco demasiadas familias formadas por abuela, madre e hijo, no es muy tradicional.

Putin no es religioso ni conservador, para él la religión y la familia no son más que otro instrumento de propaganda. Lo que realmente es sagrado para él es la herencia de la Unión Soviética.

Entonces, básicamente, esto es un medio para establecer un culto al Estado, como se hizo en la Unión Soviética.

Si, y permítame hacer una comparación con la España de Franco. Era un régimen autoritario pero más libre y más liberal que los antiguos Estados socialistas. Había mucha más libertad que en la Unión Soviética, que era absolutamente totalitaria. Y este culto al Estado es la base de ese autoritarismo, no se permite ser neutral y debes apoyar al Estado, no se te permite estar callado y debes afirmar que eres leal al gran líder.

¿Y donde queda la identidad rusa?

En la Rusia moderna podemos encontrar dos identidades: la identidad rusa original y la identidad soviética. La Unión Soviética trabajó para conseguir el objetivo de crear una identidad para el hombre nuevo: el homo sovieticus. Y muchas personas se sienten identificadas con esa identidad y no les interesa la tradición o la historia rusa, sólo la Unión Soviética y la Segunda Guerra Mundial, y siguen siendo, en cierto modo, ciudadanos soviéticos.