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La tradición de poner bajo la protección sagrada a un Cuerpo, especialmente aquellos que por su función están obligados a portar armas, es de origen muy antiguo en España; pese a todo, no son sólo los estamentos armados aquellos a los que se les asigna una Santa patrona o un Santo patrón; ciudades, villas, profesiones liberales, oficios, etc., se han puesto, tradicionalmente, bajo la advocación de una imagen divina en la que buscan no sólo que vele por sus intereses corporativos, sino también una seña de identidad que, a modo de paradigma, les sirva como referente en el ejercicio de sus profesiones.

Las Armas y Cuerpos de los Ejércitos, la Guardia Civil, la Universidad española, la banca, los juristas, los carpinteros, los pescadores, los agricultores por citar algunos casos nada más, disponen de un patrón o patrona que celebran cada año de forma más o menos solemne; todas las ciudades, villas o pueblos vuelven también su vista a una imagen del santoral, celebrando en su honor, con toda pompa, sus fiestas mayores e incluso las llamadas «Funciones del Voto» en las que se renueva el viejo voto hecho por la ciudad, años atrás, ante tal o cual advocación de la Virgen o ante tal o cual santo o santa.

Resulta especialmente interesante estudiar el origen de estos patronazgos ya que algunos, como en el caso de la Infantería española con la Inmaculada Concepción como Patrona, surge de un hecho de armas en el que la milagrosa intervención divina, obró, siglos atrás, en nuestro favor -el milagro de Empel acaecido entre los días 7 y 8 de diciembre de 1585 en la isla de Bommel (Holanda). 

Lo cierto es que en cada caso hay siempre un motivo para establecer estas relaciones humano-divinas; motivos que van desde un hecho de armas, como se ha señalado, hasta la cura de una grave epidemia, pasando por otros hitos particulares de la historia de aquella ciudad, Institución o Entidad que se pone bajo la advocación de una imagen divina. 

Llegados a este punto, ¿por qué se eligió al Santo Angel como Patrón de la Policía Española? La respuesta, a simple vista, parece fácil toda vez que la imagen del Angel de la Guarda evoca, de inmediato, la función protectora de la Policía como garante de la seguridad pública y veladora del orden establecido; sin embargo, aun cuando las connotaciones son muchas, el origen de esta decisión hay que buscarla en otro punto. 

Durante los años anteriores a 1926, fecha de la que data este patronazgo, era costumbre celebrar, en las distintas plantillas, entre finales de febrero y principios de marzo, la fiesta del aniversario de la promulgación de la Ley Orgánica de Policía Gubernativa de 1908, fechada el 27 de febrero de ese año, que se considera el origen a la moderna Policía Española. 

Esta jornada se instituyó como Fiesta de la Policía Gubernativa en el año 1920, concretamente el 28 de febrero, gracias a la iniciativa de una comisión integrada por personal de los dos Cuerpos -Vigilancia y Seguridad- que formaban la Policía; pese a la solemnidad que rodeó a la celebración de aquel 12º aniversario, la fiesta dejó de celebrarse al menos con la misma brillantez, perdiendo parte de la significación que había alcanzado entre los miembros de ambos Cuerpos, no siendo hasta finales de 1925 en que se retoma con seriedad esta iniciativa y comienza a plantearse la conveniencia de tener un Patrón bajo cuya advocación colocar a la Policía.

En este sentido cabe resaltar que el proyecto pasaba por la posibilidad de no disociar las dos fechas, esto es la del aniversario de la promulgación de la Ley de 27 de febrero y la de celebración del Santo Patrón, por ello se comenzó a buscar como mejor opción una celebración religiosa que girase alrededor de la fecha fundacional.  

Hay constancia que con anterioridad a la emisión de la Bula papal por la que se declara Patrón de la Policía Española al Santo Ángel de la Guarda, se barajaron otras posibilidades como la de proponer a San José para Santo Patrón de la Institución policial; sin duda, en la imagen del Patriarca se buscó esa relación de guarda y custodia que dicho Santo ejerció sobre la Virgen María y sobre Nuestro Señor Jesucristo en sus primeros años de vida, así como el hecho de que su fecha conmemorativa fuese el 19 de marzo, tan solo veinte días después del citado 27 de febrero. 

Llegados a este punto, haciendo un paréntesis, cabe señalar que este tipo de celebraciones religiosas no constituyen una novedad en la Policía Española y que incluso, si nos remontamos más allá en el tiempo, concretamente al año 1911 y siguientes, nos encontramos que en determinadas plantillas del Cuerpo de Seguridad, como la de Barcelona, los Oficiales y Guardias pertenecientes a las unidades de infantería, celebraban una comida de confraternidad con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción, excelsa patrona del Arma de Infantería. Es lógico suponer que esta iniciativa partiría de alguno de los Oficiales del Arma destinados en el Cuerpo y que esta práctica no se limitaría exclusivamente a la plantilla barcelonesa. En este mismo sentido, cabe pensar que los Escuadrones de Caballería, al menos el de la ciudad Condal, celebrase su almuerzo de hermandad con motivo del día de Santiago Apóstol, patrón de la Caballería española.

Volviendo al nudo gordiano del presente trabajo, digamos que no es hasta enero de 1926, cuando la Comisión encargada de la celebración de la fiesta de la Policía, integrada por representantes de los dos Cuerpos -Vigilancia y Seguridad-, dirige una circular a todas las plantillas instándoles a celebrar con la mayor solemnidad posible la fiesta de ese año fijada para el 27 de febrero, conmemorativa del 18º aniversario de la promulgación de la Ley Orgánica de la Policía. Fue en ese instante cuando cobró más fuerza la idea de que la Institución policial contase con un Santo Patrón. Este proyecto fue expuesto al Director General quien propuso al Santo Ángel de la Guarda, cuya celebración tenía lugar el 1º de marzo y cuya fiesta religiosa había sido instituida en 1608 por el Papa Clemente X.

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De esta forma se lograban los dos objetivos, de un lado, no distanciarse en el tiempo de la fecha del 27 de febrero -curiosamente años después, concretamente por un Decreto de 10 de julio de 1978, esta fecha, aunque en referencia al año 1537, se fija como la de antigüedad del glorioso Cuerpo de Infantería Marina que celebra cada 27 de febrero el aniversario de su creación-, por ser esta la de promulgación de la Ley a la que nos hemos referido y de otro, buscar un referente divino capaz de encarnar los estereotipos funcionales de la Institución policial.

Así las cosas, fue el Ministro de la Gobernación, Severiano Martínez Anido, quien, con el apoyo del Vicario General Castrense, Patriarca de las Indias, elevó la solicitud al Papa Pío XI, contando con el apoyo del Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Federico Tedeschini.

La respuesta no se hizo esperar y el 24 de febrero siguiente el Cardenal Antonio Vico, Obispo de Porto y prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, en Decreto pontificio de esa fecha indicaba que el Santo Pontífice había accedido a lo solicitado:

“Nuestro Santísimo Señor PIO XI, PAPA, tan bondadosamente se ha dignado acceder a las humildes y fervientes súplicas del Iltmo. Cuerpo titulado “La Policía Gubernativa de España” recomendada muy eficazmente por el R.P. Don Federico Tedeschini, Arzobispo de Lepanto y Nuncio Apostólico en España, y presentadas por el infrascrito Cardenal Antonio Vico, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, que, en virtud del presente Decreto y con autoridad apostólica, no solo declara patrón del Reino de España al SANTO ANGEL DE LA GUARDA sino que también lo nombra especial custodio y Patrono del precitado Cuerpo “La Policía Gubernativa de España”, debiendo ser venerado con los mismo honores y privilegios litúrgicos, y muy amado con ferviente afecto de piedad y confianza, principalmente por la Dirección y funcionarios del mencionado Cuerpo. No obstando nada en contrario. Día 24 de febrero de 1926. Antonio, Cardenal Vico, Obispo de Porto”. 

El Rey D. Alfonso XIII, a propuesta de la Dirección General de Seguridad dispuso, mediante Real Orden de 31 de marzo de 1926 (Gaceta 7 de abril), que fuera declarado Patrón de los Cuerpos de Seguridad y Vigilancia el Santo Ángel de la Guarda, conmemorándose anualmente el 1º de marzo.

La Real Orden se manifestaba en los siguientes términos:

“Excmo. Sr.

Vista la comunicación de V.E. participando a este Ministerio que, por Decreto de S.S. Pío XI, fecha 24 de febrero próximo pasado, y previo informe del Nuncio Apostólico de S.S. en España, ha sido, a instancia de la Policía Gubernativa, nombrado Patrono de los Cuerpos que la integran el SANTO ANGEL DE LA GUARDA, por si se estima oportuno hacer la correspondiente declaración oficial de Patrono.

S.M. el Rey (q.D.g), a propuesta de esa Dirección General, se ha servido disponer se declare Patrono de los Cuerpos de VIGILANCIA Y SEGURIDAD al Santo Angel de la Guarda.

De R.O. lo digo a V.E. para su conocimiento y efectos subsiguientes.

Madrid, 31 de marzo de 1926. Martínez Anido”.

Pese a no estar todavía sancionado por el Rey, en el año 1926 se celebró ya con toda brillantez esta fiesta patronal. La prensa de Madrid se hizo eco del nuevo patronazgo anunciando que la festividad se celebraría con toda solemnidad el día 1º de marzo y que, tras la función religiosa, S.M. el Rey presidiría un almuerzo de confraternidad contando con la presencia de todos los mandos de la Dirección General y personal de ambos Cuerpos. Llegado el momento el Monarca excusó su presencia, asistiendo el Vicepresidente del Consejo de Ministros, General Martínez Anido, quien presidió el acto que resultó brillante y emotivo y que tuvo continuidad, en todas las plantillas, hasta el advenimiento de la II República que, de forma inexplicable, trató de suprimir todo tipo de actos con vinculación religiosa, dando de esta forma la espalda a una de las tradiciones más fuertemente arraigadas en España.

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Nuevamente, a la conclusión de la guerra civil, se autorizan las celebraciones de actos religiosos oficiales siendo entonces los Cuerpos General de Policía y de Policía Armada y Tráfico, herederos de los anteriores, los que se ponen bajo la advocación del Santo Angel continuando así con la tradición iniciada en 1926. 

Posteriormente, en 1973, la Iglesia Católica traslada la celebración al 2 de octubre, fecha en la que se celebra actualmente.

Hoy en día, cada 2 de octubre, fecha en la que se celebra la festividad de los Santos Angeles Custodios, la Policía Nacional festeja a su Santo Patrón.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".