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Son unos cobardes y criminales. Están al lado del mal cubriéndolo con desfachatez y ansias de permanencia en un gobierno que si hubiera justicia y los jueces tuvieran un mínimo de vergüenza acabarían primero sentados en un banquillo para después pasar a purgar todas sus tropelías en una cárcel hasta el final de sus asquerosas vidas. Que a esta tropa que nos parasita les importa el pueblo una mierda es un hecho, pero lo peor que pasa es que a nuestro pueblo parece no importarle mucho que estos canallas hagan y deshagan lo que les venga en gana. Es todo gratis y saben que no hay ni habrá ninguna reacción para hacer justicia y que paguen por ello sus terribles desafueros.
El tratamiento de la pandemia, los 11.000 muertos de su gestión, la subida de la luz, la mesa de la infamia con unos golpistas, sin recordar sus aliados que sostienen un gobierno de analfabetos. Sobre mucho de esto ya hemos dado voz aquí en El Correo y además seguiremos dándola de forma clara y continuada, pero hoy quiero hablar del homenaje, que una sociedad vasca enferma que parece no recordar el sufrimiento que este su país España y sus regiones padecimos ante esa canalla, esa jauría sanguinaria que fue y sigue siendo ETA, da a los criminales que día a día y de semana en semana son puestos en libertad tras unas maniobras pactadas con Bildu de disimulado acercamiento a cárceles de las vascongadas como primer paso a su puesta en libertad y posterior recibimiento con grandes demostraciones de júbilo en sus respectivos pueblos, y toda esta vergüenza que parece que importa poco o nada se la debemos al criminal de Sánchez y su ministro el maricón, según la fiscal general del estado, de Marlasca, con C.
El último de estos perros homenajeados hace unos días ha sido sino el más sanguinario, sí , uno de ellos, el tal Parot. Henry Parot estaba ejercitando el tiro en la nuca desde el año 1978 debutando con el asesinato del empresario, José Luis Legasa y desde entonces se convirtió en pieza clave y referente en la organización terrorista. Con apenas 20 años se integró en la banda de la mano de un peso pesado del crimen, Txomin Iturbe Abasolo, que era en ese momento el máximo dirigente de ETA desde la muerte de Argala a manos del Batallón Vasco Español, ese mismo año 1978. La carrera criminal de Parot terminó cuando el 2 de abril de 1992 fue interceptado por la Guardia Civil en un control rutinario cerca de Sevilla cuando circulaba en un coche cargado con 300 kilos de explosivos para un inminente atentado. Fue condenado a 4.800 años de cárcel… Luego vino la pantomima de la doctrina Parot y su derogación en el 2013.
Este individuo que deberían haber colgado de una cuerda hace mucho tiempo, continúa en la cárcel y así será, para vergüenza de todo ciudadano honrado, solo hasta julio del 2029, aunque viendo las maniobras de acercamiento de estos criminales, dentro de poco lo veremos tomando chiquitos en cualquier localidad vasca. El que escribía cartas desde la prisión pidiendo la voladura de edificios oficiales. El que pedía mano dura y acciones armadas indiscriminadas ha tenido un homenaje y ninguna autoridad nacional lo ha evitado. Este hijo de puta se está riendo de las víctimas del terrorismo y de todos nosotros y además arropado por un gobierno de indeseables. Este asesino tiene en su haber 39 víctimas asesinadas de las cuales 11 de ellas eran niños… SÍ, NIÑOS.
Autor
- Nace en Madrid en 1958. Estudia en Los Escolapios de San Antón. Falangista. Ha publicado 4 libros de relatos. Apasionado del cine y la lectura. Colaborar en este medio lo considera un honor.