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En tanto Pedro Sánchez pacta su investidura con el independentismo crecido en exigencias, no deja de percibirse cierto pufo de artificio cuando los expertos buscan desesperadamente encajar la amnistía con los presupuestos de la Constitución. Un encaje que sin una modificación radical no permite ni la mínima posibilidad de que el presidente en funciones logre contentar los intereses radicales de sus potenciales socios. Y no solo eso puede parecer imposible desde lo Constitucional, sino que también se daría al traste con la intención de que se pida perdón en nombre del Estado español por defenderse de los ataques del 2017 cuando se intentó imponer una república catalana, y el propósito, a continuación, de negociar el «derecho a decidir de espaldas a la voluntad del 97% de los españoles.
Pedro Sánchez tiene muy difícil además que el Rey Felipe VI transija con una amnistía inconstitucional del catalanismo, siendo también poco factible que transija en las peticiones que el lendakari Urkullu ha hecho públicas en un artículo de El País, en lo que supone una auténtica rendición del Estado de derecho para romper la integridad de España con la propuesta de un «futuro plurinacional».
Aunque la ministra Margarita Robles sigue con la puerta abierta para garantizar a Puigdemont y demás reos de la Justicia un pacto de amnistía, expertos de la Constitución advierten de la ilegalidad del propósito que ni siquiera el presidente del Constitucional Conde-Pumpido podría colar sin un malabarismo harto sospechoso de sectarismo incondicional. Del distinto modo sería distinto para el Rey Felipe VI obligar a que no se cumplan los planes de Sánchez y , de no prosperar la investidura de Feijóo y sin tener avales el socialista, decidir nuevas elecciones generales.
No parece que la Corona vaya a transigir con las condiciones independentistas y siendo así el presidente en funciones perdería la oportunidad por expreso rechazo de la norma constitucional que rige todavía las garantías de integridad, como último bastión de la defensa de la territorialidad de España.
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El Rey firmara lo que los politicos le pongan encima de la mesa y se termino.
Es el representante maximo de la Constitucion y hara lo que le digan los politicos que haga
Que no puede, dice el optimista patológico de turno. bueno, esta película ya la hemos visto, es decir, las avalará sin la menor vacilación y después muchos de ustedes dirán que el pobre Rey no tenía otra opción, que su función es ésa, que no tiene libertad para negarse, pero que ¡él no quería, oiga!