21/11/2024 11:50

No sé a qué tanto escándalo. No sé de qué se sorprenden. El caso Koldo es el enésimo, por lo que ya deberían estar todos curados de espanto. Y no será el último, ya lo verán.

Y es que no otra cosa se puede esperar del PSOE, sin olvidar a su sindicato la UGT, ya que su historia de verdad -no la que nos cuentan ellos con el amparo entre otros del Partido Popular- es una historia criminal, pues no hay delito, por grave y abyecto que sea, que el PSOE y su UGT no hayan cometido y, además, reiteradamente y, por supuesto, sin haberse arrepentido nunca, ni reparado los daños, ni renegado de ellos.

Por lo dicho, el caso Koldo no es si no más de lo mismo, más de esa historia criminal del PSOE y de su UGT, que nos da la razón cuando decimos que ambos no son ni un partido político ni un sindicato, sino bandas de delincuentes y criminales, dos organizaciones históricamente criminales, además desde su fundación por aquel enfermo mental que fue Pablo Iglesias Posse quien imprimió en el ADN tanto del PSOE como de su UGT ese sello criminal que sigue siendo su auténtica seña de identidad.

El PSOE y su UGT funcionan sobre todo por la pasta; por la pasta para el poder y por el poder para la pasta. El latrocinio, el robo a mansalva, el trinque y la magancia son su afición obsesiva desde los primeros años cuando al PSOE y su UGT acudieron como moscas miles de delincuentes de toda mala condición ávidos de robar no sólo al Estado, pues para ellos el dinero público no es de nadie, ergo es lícito llevárselo, sino también por robar a los particulares, porque su dinero debe ser, también, para ellos, los socialistas, autodenominados “desheredados de la tierra”, que lo son no porque sean unos vagos, ineptos y maleantes, sino porque los que tienen dinero se lo han quitado a ellos, pobrecitos, ergo tienen todo el derecho a recuperarlo como sea.

Trincar, trincar y trincar es el lema del PSOE y de su UGT que han llevado a efecto durante toda su historia con casos, entre otros miles, del robo a mano armada con dinamita de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo y de la del Banco de España de esa misma ciudad durante la Revolución del 34, de todo lo que se llevaron nunca más se supo, también de las reservas de oro y plata del Banco de España a comienzos de la contienda 1936-39, así como de todo lo que poseían en bancos y domicilios los por ellos considerados adversarios políticos y de aquel famoso yate Vita cuyo cuantioso cargamento, nunca inventariado, se llevaron al final de la guerra para repartírselo entre unos pocos.

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 Y, claro, tras cuarenta años de sequía, cuando unos estúpidos y traidores decidieron legalizarlos tras el fallecimiento de Francisco Franco, el PSOE y su UGT volvieron por sus fueros, además con especial avidez, para resarcirse de las décadas de sequía pasadas teniendo que trabajar para vivir, de ahí aquella reclamación de un patrimonio sindical que fue expolio y latrocinio de lo que habían construido varias generaciones de buen gobierno y eficaz trabajo, y que si era propiedad de alguien, lo era de todos los españoles menos de ellos, y de ahí hasta el actual caso Koldo son innumerables los latrocinios protagonizados por el PSOE y su UGT que todos ustedes conocen y que por ello no voy a relacionar.

Pero la historia criminal del PSOE y de su UGT no se queda ahí, es decir, sólo en robar, robar y robar, sino que como ya sabemos que del robo al asesinato hay tan sólo un paso, ese paso lo han dado ambas bandas, ambas organizaciones históricamente criminales, tantas veces como han podido, muchas de ellas incluso sin necesidad para robar, sino por puro placer criminal y sádico, y para avalar lo dicho ahí están los crímenes no sólo del pistolerismo socialista de antes de la contienda 1936-39, sino más aún los terribles asesinatos, violaciones, torturas y demás cometidos durante dicha guerra que superaron con creces a los de cualquier otra revolución o genocidio por terribles que hayan sido, crímenes de los que las checas socialistas fueron la estrella de la vileza y maldad, y de los que cuando se conocen sólo cabe concluir que el PSOE y su UGT no estaban integrados por seres humanos, sino por bestias inmundas.

El caso Koldo, como otros tantos anteriores y los que vendrán, no lo duden, demuestra cuál es realmente el ADN del PSOE y de su UGT, no se engañen, así como que ambas bandas, tampoco se engañen, han estado, están y estarán formadas por lo peor de lo más bajo de nuestra sociedad en cada momento; o, si lo prefieren, por lo más bajo de lo peor.

Y no me vengan con que conocen a un sociata que es una buena persona, etcétera, etcétera, porque nadie que lo sea mínimamente puede militar o tan siquiera votar a unas organizaciones históricamente criminales como son el PSOE y su UGT.

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En España, tras el fallecimiento del Caudillo, jamás se debió legalizar al PSOE y su UGT por las razones históricas dichas, única forma de haber evitado lo que llevamos viendo durante los últimos cuarenta años. Máxime, cuando sus sucesores nunca estuvieron ni estarán dispuestos a reconocerlo, ni menos aún a pedir perdón, ni a resarcir los daños históricos causados tanto a España como a particulares, ni a renegar públicamente de aquel pasado, sino todo lo contrario, pues aquel “100 años de honradez” del hoy tan añorado por algunos, Felipe González, lo decía todo.

Tampoco debió legalizárseles porque el PSOE y su UGT son radical y visceralmente antinacionales, rara avis entre los socialistas de todo el mundo, hasta incluso de los países más tirados, que podrán ser socialistas, pero no por ello dejan de ser patriotas y defienden la historia y los intereses de sus países respectivos a capa y espada, al contrario que el PSOE y su UGT que odian nuestra historia y sólo persiguen sus intereses a costa de los de España a la que quieren ver descuartizada.

Claro que, en nuestro caso, tampoco se debió legalizar ni a los comunistas, ni a ERC, ni al PNV, los cuales cojean de la misma mala pata que PSOE y UGT, es decir, de sus respectivas historias criminales. Así nos va, y aún peor nos va a ir cuando llevamos también cuarenta años comprobando cómo la supuesta “derecha”, es decir, el Partido Popular, se han contaminado y, si no el asesinato, sí el robo es también su seña de identidad, y ahí están sus casos “Koldo”, dando con ello vigencia a lo que dejó dicho Vázquez de Mella: que la derecha en España proclama a un Dios en el que no cree y a una Patria a la que no ama y sólo busca conservar sus privilegios.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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